martes, 22 de marzo de 2011

TRÓADE. AMORTECIMIENTO Y REANIMACIÓN DE LA COMUNIDAD. Hch 20,7-13.

                   7 El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan, Pablo, que iba a salir al día siguiente, se puso a argumentar ante ellos y alargó el discurso hasta la media noche. 
8 (Había buen número de lámparas en la sala de arriba donde estábamos reunidos.)
9 Cierto joven, de nombre Buenaventura, estaba sentado a la ventana. Mientras Pablo argumentaba y argumentaba, le iba entrando cada vez más sueño; vencido por el sueño, se cayó abajo desde el tercer piso, y lo levantaron muerto.
10 Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo:
                 - No os alarméis, que tiene vida.
                 11 Subió de nuevo, partió el pan y comió. Estuvo conversando largo hasta el alba y se marchó sin más.
12 Trajeron vivo al muchacho con gran alivio de todos.
13 Nosotros fuimos con antelación a la nave y nos embarcamos rumo a Aso, donde íbamos a recoger a Pablo, pues así lo había dispuesto él, que haría el viaje por tierra.

EXPLICACIÓN.

7 - 13.          El domingo, mientras la comunidad cristiana ("nosotros") se había reunido para celebrar la Eucaristía (7a), Pablo retrasa la celebración dedicándose a exponer a sus siete acompañantes (cf. 7,4s) la argumentación que solía emplear con los judíos sobre la calidad mesiánica de Jesús (gr. dielegeto, cf. 17,2s.17; 18,4; 19,8.9); ésta se alarga indefinidamente (7b).

                   "La sala de arriba" (cf. 1,13; 9,37.39) está iluminada festivamente (8). Un personaje representativo ("cierto joven"), de nombre Eutiquio ("Buenaventura), en representación de las jóvenes comunidades cuyos delegados acompañan a Pablo (la rec. occ. es más explícita al leer Eutiquio en vez de Fortunato en el v.4), está sentado junto a la ventana; su sueño, provocado por la interminable argumentación de Pablo, indica el cansancio que ésta causa en los oyentes y que puede poner en peligro la vida de las comunidades (9).

                  Al interrumpir Pablo su discusión y expresar su vivo interés por el muerto/las comunidades, éstas reviven (10). Pablo celebra la Eucaristía y cambia de estilo: en vez de argumentar, entabla una conversación que se prolonga también (11). Sólo una vez que se ha marchado traen al joven a la sala, es decir, entonces el joven/las comunidades recuperan toda su vitalidad (12). Vuelve a la escena el grupo de los "nosotros", que precede a Pablo por mar hasta Aso (13).

                 Muchos comentaristas hacen notar las semejanzas entre la forma como Elías y Eliseo resucitaron al hijo de la viuda y de la sunamita respectivamente (3 Re 17,17ss y 4 Re 4,34ss LXX) y la forma como Pablo se puso encima del muchacho y lo abrazó, diciéndoles que se dejasen de llantos pues la vida del muchacho estaba en él (v.10); una construcción parecida se ha presentado en la resurrección de Tabita por parte de Pedro (9,40s), llena de reminiscencias de la resurrección de la hija de Jairo por parte de Jesús (Lc 8,52b.54; Mc 5,39.41s).

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