viernes, 15 de abril de 2011

EPÍLOGO. Hch 28,30-30S.

                   30 Permaneció allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían a él, 
31 predicando el reinado de Dios y enseñando lo concerniente al Señor Jesús con toda valentía, sin impedimentos.

EXPLICACIÓN.

28,30S.       La tercera vez que Pablo afirma solemnemente que desde ahora se dirige a los paganos 8cf. 13,46; 18,6; 28,28) lo cumple a la letra (30). La frase decisiva es la que cierra el libro: "con toda libertad/valentía", efecto del Espíritu (cf. 4,29), "sin impedimento" (31), por haber renunciado a su nacionalismo judío, el máximo obstáculo que se había interpuesto constantemente en su labor misionera. Ahora alcanza toda su talla de apóstol.

                   Una vez que los personajes más representativos de las principales tendencias han alcanzado el ápice de su liberación personal, poniendo todas sus facultades y actividad al servicio del mensaje universalista de Jesús, Lc deja de hablar de ellos. (Así, Felipe, portavoz del grupo helenista, desaparece de escena en 8,40, reapareciendo en 21,8s a la cabeza de la comunidad paganocristiana de Cesarea; Pedro, portavoz del grupo hebreo/apostólico, sale de escena en 12,17, reapareciendo en 15,7-11 para defender la causa de los paganos.) Por eso, una vez que Pablo ha alcanzado su plena madurez de apóstol, Lc puede concluir el segundo libro. Ya no hace falta hablar más de él, pues está perfectamente en línea con el mensaje de Jesús (primer libro).

PABLO RECONOCE QUE EL ESPÍRITU LO HABÍA ENVIADO A LOS PAGANOS. Hch 28,23-28.

  23 Fijaron con él un día y fueron a verlo a su alojamiento bastante más. En su exposición Pablo les dio testimonio del reino de Dios y trataba de convencerlos de quién era Jesús alegando lo mismo la Ley de Moisés que los Profetas, y esto desde la mañana hasta el anochecer.
                   24 Mientras unos se dejaban convencer por lo que decía, otros se mostraban incrédulos.
25 Mientras se despedían sin estar de acuerdo entre ellos, Pablo añadió una sola cosa:
                  - Con razón dijo el Espíritu Santo a vuestros padres por medio del profeta Isaías:
                   26 Ve a ese pueblo y dile:
                   Por mucho que oigáis no entenderéis,
                   por mucho que miréis no veréis,
                   27 porque está embotada la mente de este pueblo,
                   son duros de oído,
                   han cerrado los ojos:
                   para no ver con los ojos,
                   ni oír con los oídos,
                   ni entender con la mente,
                   ni convertirse para que yo les cure (Is 6,9s).
                   28 Por tanto, enteraos bien de que esta salvación de Dios se ha destinado a los paganos; ellos si escucharán.

EXPLICACIÓN.

23 - 28. Las condiciones parecen óptimas para que Pablo pueda exponerles el mensaje de Jesús (23). Con todo, sus esfuerzos por ponerlos de acuerdo se revelan una vez más estériles (24). Para Pablo, que pretendía una conversión masiva y espectacular del judaísmo en algún lugar determinado para que esto incitara a los demás judíos a reconocer a Jesús como Mesías, la despedida sin ponerse de acuerdo equivale a un rechazo del evangelio (25a).

             Ante esta actitud obstinada, Pablo reconoce finalmente la obcecación del judaísmo, que se cierra en banda al plan salvífico de Dios  (cf.13,46; 18,6). Por eso, a su instrucción anterior añade unas palabras: da finalmente la razón al Espíritu Santo y echa en cara a los judíos el pasaje de Is 6,9s (25b); Pablo se distancia definitivamente del pueblo infiel (cf. 7,51s, en boca de esteban; vse. también 11,12, en boca de Pedro ).

              Recuérdese que no se ha mencionado el Espíritu Santo de3sde que Pablo puso pie en Jerusalén (última mención en 21,11). Lc ha reservado la cita extensa del oráculo de Isaías para el final de su doble obra (26s: comp. lc 8,10 con Mc 4,12).

               Después de constatar el endurecimiento y consiguiente reprobación de Israel, Pablo afirma que la salvación se destina a los paganos, convencido de que ellos harán caso del evangelio (28). Ha dado remate al largo proceso de su conversión al reconocer que su espíritu nacionalista, que había polarizado sus esfuerzos en la conversión de Israel, era un impedimento que lo desviaba de la misión que tan claramente le había confiado Jesús en el momento inicial de su conversión. (Palo lo ha ido explicitando a medida que tomaba conciencia de su verdadera misión: comp. 22,21; 26,17s con 9,5s). La rec. occ. añade el v.29: "Cuando hubo dicho esto, los judíos se marcharon, discutiendo vivamente entre sí".                 

ÚLTIMO INTENTO DE PABLO DE GANARSE A LOS JUDÍOS. Hch 28,17-22.

17 Tres días después invitó él a los judíos principales a un encuentro; cuando se reunieron les dijo:
                   - Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo o las tradiciones de nuestros padres, estoy preso desde que en la ciudad de Jerusalén me entregaron a los romanos.
18 Éstos me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque respecto a mí no existía ningún cargo que mereciera la muerte;
19 pero como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César, aunque sin intención alguna de acusar a mi nación.
20 Éste es el motivo por el que os rogué poder veros y hablar con vosotros, pues precisamente por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.
                   21 Ellos le contestaron:
                   - Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea acerca de ti ni ha llegado ningún hermano con manos informes o hablando mal de ti.
22 Sin embargo, nos gustaría saber lo que piensas, pues estamos enterados de que esta secta encuentra oposición en todas partes.

EXPLICACIÓN.

17 -22.          Sin embargo, ni siquiera llegado a Roma renuncia Pablo a su proyecto de convertir a una comunidad judía representativa. Invita a los judíos principales de la capital y les expone su caso. Justifica el hecho de haber sido entregado a los paganos -el máximo oprobio para un judío (cf. 21,11)- por la oposición sistemática de los judíos a que lo pusieran en libertad siendo inocente. Subraya, sin embargo, que con su apelación al Emperador no ha querido desacreditar a su pueblo. La única causa de su condena es la esperanza de Israel.

                    Ante los judíos de Roma Pablo hace la mejor presentación de sí mismo (17-20). Ellos, por su parte, no tienen prejuicio alguno contra Pablo; no han recibido malos informes sobre él (21). Conocen sólo vagamente la existencia de los cristianos, a quienes consideran como una secta judía más, y están enterados de la oposición que éstos encuentran por doquier (22).                   

ROMA. LA ACOGIDA DE LOS HERMANOS. Hch 28,11-16.

                   11 Al cabo de tres meses zarpamos en una nave de Alejandría que había invernado en la isla y llevaba por mascarón a los Dióscoros.
12 Tocamos en Siracusa y nos detuvimos tres días;
13 desde allí, costeando, arribamos a Regio. Al día siguiente se levantó viento sur, y llegamos a Pozuelos en dos días.
14 Encontramos allí hermanos y fuimos invitados a pasar siete días con ellos, y finalmente llegamos a Roma.
15 También allí los hermanos, que tenían noticia de nuestras peripecias salieron a recibirnos al Foro Apio y las Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró bríos.
16 Una vez entrados en Roma, le permitieron a Pablo tener su propio domicilio con un soldado que lo vigilase.

EXPLICACIÓN.

11 - 16.      Salida para Italia. Llegada a Pozuelos (Pozzuoli), estancia con la comunidad cristiana allí existente y arribo a Roma (11-14), donde son bien acogidos por la comunidad local (15). Prisión atenuada de Pablo y desaparición definitiva del "nosotros" (16).

                  Éstos aparecieron por primera vez cuando se anunció la travesía hacia Europa (16,10). (En la rec. occ. se anticipa su presentación en 11,28.). A partir del momento en que Pablo se ha visto privado de la presencia profética de Bernabé y no obstante el gran rodeo que ha hecho dar a la misión, por haber resuelto enfrentarse con la institución judía de Jerusalén 8cf. 19,21b) contra el parecer del Espíritu Santo  (cf. 19,21c; 20,3 var.; 20,23; 21,4.10-12), el grupo del "nosotros" se ha mantenido a su lado o al margen marcando con su presencia o ausencia si el camino elegido por él era recto o equivocado.

                 Ahora, una vez que Pablo ha alcanzado Roma, objetivo que le había fijado el designio divino (cf. 19,21c; 23,11), el grupo del Espíritu se separa de él definitivamente, a la manera como el ángel liberador se aparta de los personajes a quienes ayuda a liberarse (cf. 12,7-19). Dicho objetivo, Roma, viene expresado también mediante circunlocuciones tales como el "César" (27,24), "el tribunal del César" (25,10), "la apelación al César" (25,11.12.21.25; 26,32; 28,19) o la declaración por parte de Pablo de su verdadera identidad "romana" (16,37.38; 22,25.26.27.29; 23,27); todos estos términos designan al mundo pagano, campo de misión que había sido asignado a Pablo (cf. 13,47; 22,21; 26,17s) y que debía haber sido el suyo desde un principio.

MALTA. LA "SALVACIÓN" DE PABLO Y DE SUS COMPAÑEROS DE VIAJE. Hch 27,39-28,10.

  39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero divisaron una ensenada con su playa, y se propusieron varar la nave allí, si les resultaba posible.
40 Soltaron las anclas de ambos lados dejándolas caer al mar, al tiempo que soltaban las correas de los timones, izaron la vela de popa y a favor de la brisa se fueron acercando a la playa.
41 Pero toparon con un bajío y encallaron; la proa se hincó y quedó inmóvil, mientras la popa se deshacía por la violencia de las olas.
42 Los soldados resolvieron matar a los presos, para que ninguno se escapase nadando;
43 pero el centurión, decidió a salvar a Pablo, les impidió realizar su propósito; a los que sabían nadar les mando echarse al agua los primeros y salir a tierra,
44 a los demás les dijo que se valiesen de tablas o de restos de la nave. Así todos alcanzaron la tierra sanos y salvos.
28          1 Una vez a salvo, supimos entonces que la isla se llamaba Malta;
2 los indígenas nos trataron con una humanidad poco común: como estaba lloviendo y hacía frío encendieron una hoguera y nos acogieron a todos.
3 Pablo recogió una brazada de ramas secas y la echó en la hoguera, y una víbora, huyendo del fuego, se le enganchó en la mano.
4 Los indígenas, al ver al animal colgándole de la mano, comentaban:
                  - Seguro que este hombre es un asesino; se ha salvado del mar, pero la diosa Justicia no le consiente vivir.
                  5 Pablo, por su parte, sacudió al animal en el fuego y no sufrió ningún daño.
6 Los otros esperaban que de un momento a otro se hincharía o caería muerto de repente; aguardaron un buen rato y, viendo que no le pasaba nada anormal, cambiaron de parecer y empezaron a decir que era un dios.
                 7 En los alrededores de aquel lugar tenía unos campos el principal de la isla, de nombre Publio; nos recibió y nos hospedó tres días amigablemente.
8 Coincidió que el padre de Publio guardaba cama aquejado de fiebre y disentería; Pablo entró a verlo, oró, le aplicó las manos y lo curó.
9 Como consecuencia de esto los demás enfermos de la isla fueron acudiendo y se curaban.
10 Ellos a su vez nos colmaron de atenciones, y al hacernos a la mar nos proveyeron de todo lo necesario.

EXPLICACIÓN.

27,39-28,10.   Naufragio. El centurión (cf. Lc 23,47) salva a Pablo de una muerte segura (42s) Llegada "a la tierra", salvación para todos (44). Reconocimiento de la isla (28,1): "la tierra" (con art.) es figura de la nueva tierra prometida, tierra de bárbaros (2,4), representada aquí por la isla de Malta 81). También Pablo, como en otro tiempo el pueblo de Israel, "ha escapado del mar" (4b).

                       Juicio contra Pablo, al verlo mordido por una víbora (3s). Prodigiosamente no sufre daño alguno (5). El Dios de Pablo está por encima de todo lo que los paganos conocen. Entonces lo consideran un dios (5s, cf. 14,11). No se comprueba resistencia alguna de Pablo ni se habla de que les expusiera el mensaje (cf., en cambio, 14,11-18).

                      Pablo cura al padre de Publio, jefe de la isla, aquejado de fiebre (7s, cf. Lc 4,38s). Acuden los demás enfermos, y Pablo los cura (9, cf. Lc 4,40s). Pablo realiza curaciones sólo cuando ejerce la misión entre los paganos (cf. 14,3-10; 15,12; 19,11s). Los paganos los colman de bienes (10).                

LA NOCHE DE "PASCUA". Hch 27,27-38.

  27 A las catorce noches íbamos todavía a la deriva por el Adriático; hacia medianoche barruntaron los marineros que se acercaban a tierra.
28 Echaron la sonda y marcaba veinte brazas; poco más adelante volvieron a echarla, y marcaba quince.
29 Temiendo que fuéramos a dar contra unos escollos, echaron cuatro anclas a popa, implorando que se hiciera de día.
30 Como los marineros trataban de escapar de la nave y se habían puesto a arriar el bote al agua con pretexto de echar unas anclar a proa,
31 dijo Pablo al centurión y a los soldados:
                 - Si ésos no se quedan en la nave, vosotros no podréis salvaros.
                 32 Entonces cortaron los soldados las amarras del bote y lo dejaron caer.
                 33 Pablo les insistía a todos ellos en que, mientras no despuntaba el día, tomaran alimento, diciéndoles:
                 - Con hoy lleváis catorce días en vilo y en ayunas, sin probar bocado.
34 Por eso insisto en que toméis alimento, pues de ello depende vuestra salvación: y ninguno de vosotros perderá ni un pelo de la cabeza.
                 35 Dicho esto, cogió un pan, dio gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer.
36 Todos cobraron ánimos y comieron también.
37 Éramos en total a bordo doscientas setenta y seis personas.
38 Una vez satisfechos, aligeraron la nave, arrojando el trigo al mar.

EXPLICACIÓN.

27 - 38.        La noche décimo-cuarta es una alusión probable al 14 de Nissan, la noche de pascua (27, cf. Lc 23,54; Jn 19,31); lo confirmará más adelante la referencia al día décimo-cuarto (33). Cercanía de tierra (27-29). Intento de fuga de los marineros; Pablo les avisa que no se pueden salvar aisladamente; los soldados cortan toda posibilidad de huida (30-32, cf. Jn 19,32).

                   Pablo exhorta a todos a tomar alimento para recobrar las fuerzas, asegurándoles de nuevo que saldrán de esta situación (33s). Los términos en que se describe la comida recuerdan los de la Eucaristía (Lc 22,19), celebrada por Jesús "el día de los ázimos" (Lc 22,7) y por Pablo "a los catorce días" (33). Todos siguen su ejemplo (36).                

CUARTA FASE DE LA MISIÓN: ROMA. EL "CALVARIO" DE PABLO. Hch 27,1-26.

27            1 Cuando se decidió que zarpásemos para Italia, entregaron a Pablo y a varios otros presos a cierto centurión de la cohorte Augusta, de nombre Julio.
2 Embarcamos en una nave con matrícula de Adrumeto que salía para los puertos de Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica.
3 Al día siguiente tocamos en Sidón, y Julio, portándose humanamente con Pablo, le permitió visitar a los amigos para que lo atendiesen.
4 De allí nos hicimos a la mar y navegamos al abrigo de Chipre, porque los vientos eran contrarios;
5 luego atravesamos por alta mar frente a Cilicia y Panfilia y llegamos a Mira de Licia.
6 El centurión encontró allí una nave de Alejandría que se dirigía a Italia, y nos hizo embarcar.
7 Durante bastantes días la navegación fue lenta y a duras penas llegamos a la altura de Cnido; como el viento no nos era favorable, navegamos al abrigo de Creta, por bajo del cabo Salmón;
8 después de costear a duras penas la isla, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.
                     9 Se había perdido un tiempo considerable; la navegación era ya peligrosa, porque ya había pasado el ayuno de septiembre. Pablo se lo avisó
10 diciéndoles:
                    - Amigos, preveo que la travesía va a ser desastrosa con gran perjuicio no sólo para la carga y la nave, sino también para nuestras vidas.
                    11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave que a las palabras de Pablo.
12 Como además el puerto no era adecuado para invernar, los más se pronunciaron para zarpar de allí, a ver si podían alcanzar Fénix, puerto de Creta orientado al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.
                    13 Al levantarse brisa del sur, se figuraron poder realizar su proyecto; levaron anclas y fueron costeando Creta.
14 Pero de allí a poco se desató un viento huracanado, el llamado Euraquilón, procedente de la isla;
15 como la nave, arrastrada por el viento, no podía hacerle frente, nos dejamos llevar a la deriva.
16 Al pasar al abrigo de un islote llamado Cauda, a duras penas pudimos recobrar el control del bote.
17 Lo izaron a borde y reforzaron el casco de la nave ciñéndolo con cables. Temiendo ir a dar contra los bajíos de la Sirte, soltaron el flotador y siguieron así a la deriva.
18 Al día siguiente, como el temporal seguía zarandeándonos con violencia, aligeraron la carga.
19 Al tercer día arrojaron al mar con sus propias manos el aparejo de la nave.
20 Como por muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas y persistía tamaño temporal, se iba disipando toda esperanza de salvarnos.
                  21 Como llevaban mucho tiempo sin comer, Pablo se puso en pie en medio de ellos y les dijo:
                  - Amigos, debíais haberme hecho caso y no zarpar de Creta; os habríais ahorrado este desastre y este perjuicio.
22 De todos modos, ahora os recomiendo que cobréis ánimos, pues ninguna de vuestras vidas se perderá, sólo se perderá la nave;
23 porque esta noche se me ha presentado un mensajero del Dios a quien pertenezco y doy culto,
24 y me ha dicho: "No temas, Pablo, tienes que comparecer ante el César; mira, Dios te ha concedido la vida de todos tus compañeros de navegación".
25 Por eso, ánimos, amigos; yo me fio de Dios y sé que sucederá exactamente como se me ha dicho;
26 tenemos que ir a dar en una isla.

EXPLICACIÓN.

Cuarta fase de la misión: Roma (27,1-28,31): La última y definitiva fase de la misión comprende el "calvario" de Pablo (27,1-26), la noche de "pascua" (27,27-38), la "salvación" de Pablo y compañeros de misión en Malta (27,39-28,10), la travesía de Malta a Roma con la acogida de los hermanos (28,17-22), el momento en que Pablo reconoce que el Espíritu lo ha enviado a los paganos (28,23-28) y un epílogo (28,30s).

1 - 26.          Ejecución de la sentencia, en paralelo con el veredicto de Pilato (1: "Cuando se decidió... entregaron a Pablo...", cf. Lc 23,24s: "Pilato decidió... y a Jesús se lo entregó a su arbitrio"). Reaparecen los "nosotros" en el preciso momento de zarpar hacia Italia ("que zarpásemos"), itinerario señalado por Jesús 8cf. 23,11); habían desaparecido desde la entrevista de Pablo con Santiago (21,18).

                    Lc no se preocupa de indicar el modo como ese grupo ha llegado a Cesarea, pero obliga al lector a preguntarse por los motivos de su reaparición. Desde ahora su presencia será constante en toda la travesía marítima y en el viaje por tierra hasta su llegada a Roma. Todo indica que Pablo vuelve a estar en el buen camino. Durante la prolongada estancia de Pablo en Jerusalén y Cesarea sólo se mencionaron sus allegados (21,29; 23,16; 24,23).

                   Pablo va acompañado de otros presos (cf. Lc 23,32). Salida de Cesarea. La mención de Aristarco, macedonio (cf. 19,29; 20,4), recuerda la entrada de Pablo en Europa por Macedonia (16,9), que habría debido ser el primer paso hacia Roma 8cf. 20,3 y la var. occ.) (2). Deferencia hacia Pablo del centurión romano: en Sidón hay también una comunidad cristiana (3; se inspira en Lc 23,26).

                   Viaje hasta Mira: "los vientos contrarios", primera mención de las fuerzas enemigas del plan de Dios (4s). Cambio de nave; dificultad y lentitud de la travesía: el viento sigue sin serles "favorable" (6s). Escala en Buenos Puertos, en paralelo antitético con el Calvario (8: "llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos", comp. con Lc 23,33: "cuando llegaron al lugar llamado La Calavera").

                   "El ayuno de septiembre" (lit. "El ayuno") hace referencia al Yôm Qippûr (el día de la expiación), equinocio de otoño (9). Aviso de Pablo sobre el peligro de proseguir la navegación 810); a pesar de eso, el centurión decide zarpar de nuevo hacia otro puerto más seguro de Creta, al cual no llegaran (11s).

                   Salida de Buenos Puertos. "Un viento huracanado, el llamado Euraquilón",  se desencadena contra la nave (14), al igual que se desencadenaron contra Jesús las fuerzas adversarias (cf. Lc 23,35-39). La situación se va agravando hasta hacerse desesperada (15-20). El Euraquilón, viento del nordeste, procedente de Europa, podría muy bien representar las fuerzas contrarias del paganismo que se siente amenazado por el rumbo que toma la nave.


                   Pablo asegura a todos la incolumidad personal (21s). Nueva visión de Pablo, también "de noche" (cf. 23,11): el Señor le recuerda que es designio de Dios (gr. dei) que comparezca ante el César 8cf. 19,21; 23,11; 25,10) y le asegura que la vida de sus compañeros de navegación no corre peligro (23s, cf. Lc 23,43), contradiciendo sus propias previsiones (cf. 27,10). Dios lo va llevando a su destino, a pesar de la oposición de los elementos. Confianza de Pablo (25). Nueva alusión al designio divino (gr. dei): la "isla" (lit. "cierta isla") será la nueva tierra prometida.

jueves, 14 de abril de 2011

DESENLACE DEL PROCESO. Hch 26,24-32.

24 En este punto de su defensa exclamó Festo a voz en cuello:
                    - ¡Estás loco, Pablo! Tanto saber te trastorna el juicio.
                    25 Pablo contestó:
                    - No estoy loco, excelentísimo Festo, mis palabras son verdaderas y sensatas.
26 El rey entiende de estas cuestiones, por eso ante él hablo con franqueza; no puede creer que al rey se le oculte nada de esto, pues no ha sucedido en un rincón.
27 ¿Das fe a los Profetas, rey Agripa? Estoy seguro de que sí.
                    28 Agripa le dijo a Pablo:
                    - Por poco me convences de hacerme cristiano.
                    29 Pablo le contestó:
                    - Por poco o por mucho, quisiera Dios que no sólo tú, sino también todos los que hoy me escucháis, fueran lo mismo que yo soy..., cadenas aparte.
                    30 Se levantaron entonces el rey el gobernador, Berenice y los demás participantes en la sesión.
31 Al retirarse comentaban entre ellos:
                   - Este hombre no está haciendo nada que merezca muerte o prisión.
                   32 Agripa le dijo a Festo:
                   - Si no fuera porque ha apelado al César, se podría dejar en libertad a este hombre.

EXPLICACIÓN.

24 - 32.    Festo interrumpe bruscamente a Pablo, tachándolo de loco (24, cf. Lc 23,11). No puede aceptar la resurrección de Jesús (cf. 25,19). Las tres apologías acaban por igual en un fracaso (cf. 22,22 y 24,22).

                Réplica de Pablo, quien a continuación apela a los conocimientos de Agripa (25s). La pregunta que formula a éste sobre la fe en los Profetas y la afirmación que sigue (27: "Estoy seguro de que sí") son una invitación a hacerse cristiano aceptando a Jesús como Mesías muerto (fracasado a los ojos del mundo) y resucitado (exaltado por Dios).

                La respuesta de Agripa muestra que éste, aunque de religión judía, comprende y acepta la existencia del grupo cristiano como diferente de Israel (28, cf. 11,26). Pablo replica declarándose ya solamente cristiano (29: "lo mismo que yo soy"): una vez que ha apelado al paganismo, Pablo recupera su plena identidad, que había negado en tres ocasiones (cf. 21,39; 22,3; 23,6).

                Tanto el gobernador romano como el rey judío reconocen la inocencia de Pablo (30s, cf. Lc 23,14s). Pero Pablo lleva aún las cadenas con las que él mismo se había atado (20,22) con su decisión de ir a Jerusalén, en lugar de dirigirse directamente a Roma (19,21); el Espíritu Santo se las había predicho repetidamente (20,23) y Ágabo lo había confirmado con su gesto profético (21,11); él mismo se había declarado dispuesto a llevarlas y a morir en Jerusalén (21,12).

                Pablo había hecho fracasar la conjura de los judíos que lo querían matar en Jerusalén (23,17); la conjura motivó su marcha a Cesarea, ciudad del César, y, con ello, el inicio de su éxodo fuera de la institución judía (23,23.31-33). La apelación al César, Emperador de Roma (25,10s), para evitar el traslado del juicio a Jerusalén (25,9), en cuyo camino lo acechaban de nuevo los conjurados para darle muerte (25,3), revoca su primitiva decisión de ir a Jerusalén, antes de dirigirse a Roma, para enfrentarse con la institución judía (19,21).

               La estancia en Jerusalén ha constituido un fracaso rotundo (cf. 21,36; 22,22; 23,10.12). Con su apelación a los paganos, representados por el César/Emperador, Pablo se ha situado de nuevo en la ruta del designio divino. Sólo falta que sea liberado de sus cadenas, materialización de su decisión equivocada. A Pablo no se le puede dejar en libertad mientras no se desvincule él mismo de la decisión que lo mantiene ligado al judaísmo y le impide dirigirse con plena libertad hacia el paganismo (32).

              La citación ante Agripa, rey de los judíos, ha sido redactada en paralelo con la comparecencia de Jesús ante Herodes (Lc 23,6-12). El contraste más acusado se manifiesta en el hecho de que Pablo se extienda en palabras de autodefensa (26,1b-23), mientras que Jesús ante Herodes "no contestó palabra" (Lc 23,9b).                   

miércoles, 13 de abril de 2011

TERCERA APOLOGÍA DE PABLO, ANTE EL REY JUDÍO AGRIPA. 2 PARTE. Hch 26,1-23

26            1 Agripa, dirigiéndose a Pablo, le dijo:
                    - Se te permite hablar en tu descargo.
                    Entonces Pablo, extendiendo la mano, empezó su defensa:
                    2 - Me considero dichoso de poder defenderme hoy ante ti, rey Agripa, de todos los cargos que me imputan los judíos,
3 mayormente siendo tú experto en todo lo que a los judíos se refiere, lo mismo en sus costumbres que en sus controversias. Por eso te ruego que me escuches con paciencia.
                    4 Mi vida de joven, que pasé desde un principio entre mi gente y precisamente en la ciudad de Jerusalén, es cosa sabida de todos los judíos.
5 Ellos me conocen desde hace mucho y, si quisieran, podrían atestiguar que viví como fariseo, la secta más estricta de nuestra religión.
6 Ahora estoy aquí procesado por la esperanza en la promesa que Dios hizo a nuestros padres -
7 esa que nuestras doce tribus esperan alcanzar dando culto a Dios asiduamente, día y noche-, de esa esperanza, Majestad, hay judíos que me acusan.
8 ¿Por qué os parece increíble que Dios resucite a los muertos?
                     9 Pues bien, yo pensaba que era mi deber combatir con todos los medios el nombre de Jesús el Nazoreo,
10 y así lo hice en la ciudad de Jerusalén: autorizado por los sumos sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los consagrados y daba mi voto favorable, cuando iban a ajusticiarlos.
11 Repetidas veces, recorriendo todas y cada una de las sinagogas, me ensañaba con ellos intentando forzarlos  a renegar; pero mi furor no conocía fronteras, y me puse a perseguirlos incluso en las ciudades del extranjero.
                      12 En esto, yendo una vez camino de Damasco, con plenos poderes de los sumos sacerdotes,
13 a mediodía, Majestad, vi por el camino una luz venida del cielo, que me envolvía a mí y a mis compañeros de viaje con una claridad más brillante que la del sol.
14 Caímos todos por tierra y oí una voz que me decía en lengua aramea: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Pero para ti si das coces contra la aguijada".
15 Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" El Señor respondió: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
16 Anda, levántate y ponte en pie: me he aparecido a ti precisamente para elegirte como garante y testigo de lo que has visto y de lo que te haré ver en adelante;
17 te sacaré de manos del pueblo y de los paganos, a quienes yo te envío
18 para que les abras los ojos, a fin de que se vuelvan de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás a Dios; para que, por su adhesión a mí, obtengan el perdón de los pecados y parte en la herencia de los consagrados".
                  19 Así que, rey Agripa, no he sido desobediente a la visión celeste.
20 Al contrario, primero a los de Damasco y a los paganos, les he ido predicando que se arrepientan y se conviertan a Dios, comportándose como corresponde al arrepentimiento.
21 Por este motivo me prendieron los judíos, estando yo en el templo, y trataron de asesinarme;
22 pero, favorecido con la protección de Dios, me he mantenido hasta el día de hoy dando testimonio a pequeños y a grandes, sin añadir nada a lo que dijeron tanto los Profetas como Moisés que se había de realizar:
23 que el Mesías tenía que padecer y que, siendo el primero en resucitar de la muerte, anunciaría un amanecer lo mismo para el pueblo que para los paganos.

EXPLICACIÓN.

1 - 23.        Tras el permiso de Agripa, defensa de Pablo (1). Es su tercera apología (2; gr. apologeisthai, cf. 22,1; 24,10). Considera a Agripa como un experto en las cuestiones que atañen al judaísmo, por su vinculación al mundo judío (3); con todo, su educación romana y sus conexiones con la alta sociedad de Roma lo distancian de los acusadores de Pablo. Éste resume su juventud, pero ya no afirma ser fariseo (cf. 23,6), sino haberlo sido (4s). Todavía, sin embargo, se dice judío (5: "nuestra religión"; 6: "nuestros padres"; 7: "nuestras doce tribus"). Sigue identificando la esperanza con la resurrección de los muertos y presentando el cristianismo como la legítima evolución y culminación de la religión judía (6-8).

                  Por tercera vez (cf. 9,3ss; 22,6ss) aparece el relato de la conversión de Pablo (9-11). Se centra en su diálogo con Jesús y revela haber sido elegido para dar testimonio de su encuentro con él y estar disponible para todo lo que éste le manifieste (12-16). Esto significa que Pablo iba a tener un conocimiento progresivo de Jesús, como se está verificando; los acontecimientos han contribuido a que tome conciencia de su verdadera misión.

                   De hecho, a través de los obstáculos que desde un principio (cf. 22,18) han puesto los judíos a su labor (13,46; 18,6) ha ido comprendiendo que la misión que Jesús le confió era la de los paganos y no la de los judíos (17-18a, cf. 13,47; 22,21). Los paganos, por la sola adhesión a Jesús, tienen paridad de derechos con los judíos (18b: "tener parte en la herencia de los consagrados").


                   A pesar del mensaje de la visión, Pablo justifica aún su actuación anterior, dirigida a judíos y paganos (19s). De hecho, sólo ha ido a estos últimos ante la resistencia de los primeros. Su actividad con los paganos es la que le ha acarreado la hostilidad de los judíos (21, cf. 22,21s). La protección de Dios que lo ha asistido se ha concretado en la de los romanos (22a). Como Jesús había dicho (Lc 24,44.46s), la muerte y la resurrección del Mesías cumplían lo anunciado por los Profetas (Is 42,6; 49,6); la resurrección de Jesús abre un nuevo horizonte para la humanidad entera, sin distinguir entre judíos y paganos (22b-23).

TERCERA APOLOGÍA DE PABLO, ANTE EL REY JUDÍO AGRIPA. Hch 25,13-27.

 13 Transcurridos unos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo;
14 como se entretuvieron allí varios días, Festo puso al rey en antecedentes del caso de Pablo, diciéndole:
                   - Tengo aquí cierto individuo que Félix ha dejado preso;
15 cuando estuve en la ciudad de Jerusalén, los sumos sacerdotes y los senadores judíos presentaron querella contra él, exigiendo su condena.
16 Les respondí que no es costumbre romana ceder a un individuo sin más ni más; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para tener ocasión de defenderse de lo que se le inculpa.
17 Cuando se reunieron aquí, yo, sin dilación alguna, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a ese hombre.
18 Pero, cuando los acusadores lo rodearon, no aducían ningún cargo grave de los que yo suponía:
19 se trataba de ciertas controversias con él acerca de su propia religión y, en particular, acerca de un tal Jesús, que había muerto, pero que Pablo sostenía que estaba vivo.
20 Yo, no sabiendo a qué atenerme en los asuntos que se discutían, le propuse si quería ir a la ciudad de Jerusalén y ser juzgado allí sobre aquello.
21 Pero como Pablo ha apelado, pidiendo seguir en la cárcel hasta que decida el Augusto, he dado orden de dejarlo preso hasta que pueda remitirlo al César.
                   22 Agripa le dijo a Festo:
                   - Me gustaría a mí también oír a ese individuo.
                   Festo contestó:
                   - Mañana lo oirás.
                   23 Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron con gran pompa y entraron en la sala de audiencias acompañados de jefes militares y de las personalidades de más relieve de la ciudad. A una orden de Festo llevaron a Pablo.
24 Festo declaró:
                   - Rey Agripa y señores todos aquí presentes: ¿veis a este hombre? Pues la población judía toda entera ha acudido a mí, tanto en la ciudad de Jerusalén como en ésta, clamando que no debe vivir un día más.
25 Yo, por mi parte, he comprendido que no ha cometido nada que merezca la muerte, pero, como él personalmente ha apelado al Augusto, he resuelto enviárselo.
26 Sin embargo, no tengo nada preciso que escribir al soberano acerca de él: por eso lo he hecho comparecer ante vosotros y especialmente ante ti, rey Agripa, para, una vez celebrada esta audiencia, tener materia para mi informe;
27 pues me parece absurdo enviar un preso sin especificar al mismo tiempo los cargos que se le hacen.

EXPLICACIÓN.

13 - 27.         Visita a Cesarea de Agripa II, biznieto de Herodes el Grande (Lc 1,5), acompañado de su hermana Berenice (13). Agripa tiene por "mujer" a su hermana, mientras que Herodes Antipas había tomado la mujer de Filipo (Lc 3,1-19).

                     Al igual que había hecho el comandante romano en su informe a Félix (23,26-30), también Festo deforma los hechos para quedar bien (comp. v. 16 con v.11). Repite, prácticamente en los mismos términos lo ocurrido en la sesión anterior. Lc pretende subrayar el alcance de la apelación de Pablo al César, que motiva su viaje a Roma, meta señalada por el Señor (23,11; cf. 19,21) (14-21). Curiosidad de Agripa (22, cf. Lc 23,8).

                  Sesión solemnísima (23). Festo notifica a su ilustre auditorio que el pueblo judío en su totalidad considera a Pablo como su máximo enemigo y exige su muerte inmediata (24). Lc ha ido construyendo una gradación creciente de odio judío hacia Pablo para llegar a esta afirmación hiperbólica. que  muestra el fracaso total de Pablo ante sus connacionales, tal como el Señor le había anunciado poco después de su conversión (cf. 22,18). También Festo afirma la inocencia de Pablo (cf. 23,29: comp. con Lc 23,4); por eso recurre a Agripa, para recabar los informes imprescindibles que deben acompañar al acusado (25-27, cf. Lc 23,7-15).                  

APELACIÓN AL CÉSAR ANTE EL GOBERNADOR FESTO. Hch 25,1-12.

25               1 A los tres días de hacerse cargo del gobierno de la provincia, subió Festo de Cesarea a la ciudad de Jerusalén.
2 Los sumos sacerdotes y los judíos principales le presentaron querella contra Pablo y le insistían,
3 pidiéndole insidiosamente, como un favor, que lo trasladase a Jerusalén; pensaban tenderle una emboscada para eliminarlo en el camino.
                       4 Festo contestó que Pablo estaba preso en Cesarea y que él mismo iba a salir para allá muy pronto.
5 Y añadió:
                      - Por tanto, que bajen conmigo los que tengan autoridad entre vosotros y, si hay algo irregular en ese hombre, que presenten la acusación.
                       6 Festo pasó con ellos no más de ocho o diez días, bajó a Cesarea y al día siguiente tomó asiento en el tribunal, dando orden de que llevaran a Pablo.
7 Cuando compareció, lo rodearon los judíos que habían bajado de la ciudad de Jerusalén, aduciendo muchos y graves cargos que no podían probar,
8 mientras Pablo se defendía diciendo:
                       - No he faltado en nada contra la Ley judía ni contra el templo ni contra el César.
                       9 Pero Festo, deseoso de congraciarse con los judíos, intervino preguntando a Pablo:
                       - ¿Quieres subir a la ciudad de Jerusalén y que se juzgue allí tu asunto ante mí?
                       10 Pablo contestó:
                        - Me encuentro ante el tribunal del César, que es donde tengo que ser juzgado. No he hecho ningún daño a los judíos, como tú mismo sabes perfectamente.
11 Por tanto, si soy reo de algún delito que merezca la muerte, no rehúyo morir; pero si las acusaciones de éstos no tienen fundamento, nadie tiene derecho a cederme a ellos sin más. Apelo al César.
                        12 Festo entonces, después de consultar con sus consejeros, contestó:
                         - Has apelado al César, pues al César irás.

EXPLICACIÓN.

1 - 12.        Visita del nuevo gobernador a la capital (gr. Hierosólyma, por tratarse de un pagano) (1). Las autoridades judías, religiosas y civiles, mantienen vivo su odio a Pablo y planean de nuevo asesinarlo (2s). Festo no accede a su petición de juzgar a Pablo en Jerusalén y los invita a bajar a Cesarea (4s).

                  Nueva comparecencia de Pablo ante el tribunal de Cesarea (6). Se repiten los graves cargos contra él (cf. 21,28), pero no pueden probarlos (7). Al negarlos Pablo introduce por primera vez la mención del César (8, cf. 17,7).

                  Festo cambia de plan: está dispuesto a sacrificar a Pablo con tal de ganarse a los judíos (9). Pablo intuye la jugada y apela entonces al Emperador: su única salida es ponerse en manos de los paganos, personificados por éste; reconoce que es designio divino (gr. dei, cf. 19,21 y 27,24) que su conducta sea juzgada por los paganos y no por los judíos; de alguna manera rompe con su pueblo (10s).

                  Festo se ve obligado a acceder a la apelación formulada por Pablo (12). La apelación al César, que tantos problemas de índole histórica ha planteado, contiene por encima de todo un dato teológico: marca a progresiva toma de conciencia de Pablo de que su salvación de la hostilidad judía y la suerte de su misión, están en manos de los paganos, personificados por el César. Si Lc se hubiese propuesto simplemente narrar el proceso judicial de Pablo, no habría dejado de mencionar la sentencia del César.


                  La segunda comparecencia de Pablo ante el tribunal de Cesarea, presidido ahora por el gobernador romano Festo, corresponde a la segunda comparecencia de Jesús ante Pilato (Lc 23,13-25).

martes, 12 de abril de 2011

SEGUNDA APOLOGÍA DE PABLO, ANTE EL GOBERNADOR FÉLIX. Hch 24,10-27.

10 Cuando el gobernador le hizo señal de que tomara la palabra, Pablo respondió:
                   - El saber que desde hace muchos años administras justicia en esta nación me anima a hablar en mi defensa;
11 tú puedes comprobar que no he pasado más que doce días en Jerusalén desde que subí para participar en el culto;
12 y no me han encontrado discutiendo con nadie en el templo ni causando disturbios con la gente en las sinagogas ni por la ciudad;
13 tampoco pueden aducir pruebas de lo que ahora me acusan.
14 Esto sí te lo reconozco: que sirvo al Dios de nuestros padres siguiendo este Camino -secta lo llaman ellos-, creyendo todo lo que está escrito en la Ley y en los Profetas,
15 con la esperanza puesta en Dios, que también éstos comparten, de que habrá una resurrección de justos e injustos.
16 Por eso también yo me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprochable ante Dios y los hombres.
                    17 Después de muchos años había vuelto para hacer limosnas a mi nación ofrecer sacrificios.
18 De eso me ocupaba yo en el templo cuando me encontraron después de mi purificación, sin turba ni tumulto.
19 Pero ciertos judíos de Asia..., son ellos los que habrían debido comparecer ante ti y acusarme si tenían algo en contra mía.
20 Y si no que digan estos mismos qué crimen encontraron cuando comparecí ante el Consejo,
21 fuera de estas palabras que grité en presencia de ellos: "Hoy me juzgan ante vosotros por la resurrección de los muertos".
                   22 Félix, que estaba bastante bien informado a propósito del Camino, les dio largas diciendo:
                   - Cuando baje el comandante Lisias, examinaré y decidiré vuestro caso.
                   23 Dio orden al centurión de que Pablo siguiera preso, pero dejándole cierto margen y sin impedir que lo asistiera ninguno de los suyos.
                   24 De allí a unos días se presentó Félix con su mujer Drusila, que era judía, mandó llamar a Pablo y lo escuchó mientras le hablaba de la fe en el Mesías Jesús;
25 pero cuando empezó a razonar sobre la honradez de conducta, el dominio de sí y el juicio futuro, se asustó Félix y lo interrumpió:
                   - Por el momento puedes retirarte. Cuando tenga tiempo te mandaré llamar.
                  26 No perdía tampoco la esperanza de que Pablo le diera dinero; por eso también lo mandaba llamar con relativa frecuencia para conversar con él.
                  27 Al cabo de dos años Poncio Festo sucedió a Félix, y Félix, deseoso de congraciarse a los judíos, dejó a Pablo en la cárcel.

EXPLICACIÓN.

10- 27.        Segunda defensa de Pablo (10, gr. ta peri emautou apologoumai, cf. 22,1). "Doce días" (11) es simbólico (Israel), además de ser verdad (cf. 21,17.18.26s: "siete días"; 22,30; 23,11s.31). La "noche" del día duodécimo Pablo se vio forzado a iniciar su éxodo fuera de Jerusalén (cf. 23,23).

                   Pablo rebate los cargos (12s, cf. 24,5s). Presenta una visión sincretista de judaísmo y cristianismo, asimilando su esperanza en la resurrección a la del pueblo judío; por táctica, deja en la penumbra la novedad del mensaje cristiano (14-16). Justifica su presencia en el templo y define los objetivos de la colecta, que hasta ahora permanecían en la oscuridad: no sólo ayudar a su pueblo, sino sostener el culto del templo (17s, cf. v.11).

                  Primera vez que Lc alude a la gran colecta; se comprueba una vez más (cf. 21,24.26) que ésta no ha sido destinada, al menos no en su totalidad, a socorrer las necesidades de los pobres de Jerusalén (cf. Gál 2,10; 2 Cor 8,13s).

                 Para sustanciar el cargo que le hacen de perturbar el orden público, Pablo dice que deberían comparecer los primeros acusadores (19, cf. 21,27s). Se refiere finalmente al juicio ante el Consejo de Jerusalén y cita sus propias palabras (cf. 23,6) que de por sí no dan pie a acusación alguna (20s).

                  Félix aplaza la sentencia (22). Prisión mitigada de Pablo (23). Tampoco la segunda apología ha obtenido resultados positivos.

                  El gobernador pagano y su mujer judía desean informarse sobre la fe en el Mesías Jesús (24). Drusila había estado casada con el rey de Emesa, y Félix se la había quitado usando escandalosas intrigas. Pablo, en lugar de hablarles de Jesús, les propone la doctrina moral común en la época, reforzada por la amenaza del juicio (cf. 17,31); el tema asusta  a Félix (25). Venalidad del gobernador, quien sabe que Pablo ha traído dinero y que, por lo que se ve, no ha podido entregarlo (26). Prolongada prisión e inactividad de Pablo. Festo sucede a Félix hacia el año 55/56 d.C (27).

                 La segunda parte del proceso de Pablo, en Cesarea, corresponde a la comparecencia de Jesús ante Pilato y Herodes.                  

CESAREA. ACUSACIÓN CONTRA PABLO. Hch 24,1-9.

24           1 Al cabo de cinco días el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos senadores y un abogado, un tal Tértulo, quienes presentaron al gobernador querella contra Pablo.
2 Citado Pablo, Tértulo empezó la acusación:
                   - La mucha paz que por ti gozamos y las mejoras hechas en pro de esta nación gracias a tu providencia,
3 excelentísimo Félix, las reconocemos en todo tiempo y lugar con la más profunda gratitud.
4 Pero no quiero importunarte demasiado, te ruego sólo que nos escuches un momento con tu acostumbrada indulgencia.
5 Pues bien, hemos comprobado que este pernicioso individuo promueve motines contra los judíos del mundo entero y que es cabecilla de la secta de los nazoreos; 
6 incluso ha intentado profanar el templo, y por eso lo hemos detenido.
8 Interrógalo tú mismo y podrás verificar todos esos cargos de que lo acusamos.
                   9 Los judíos corroboraron la acusación afirmando que así estaban las cosas.

EXPLICACIÓN.

1 - 9.        Gracias a la intervención del ejército de ocupación, el proceso de Pablo se desplaza de Jerusalén, baluarte de la institución judía, a Cesarea, la ciudad del César. Acusación contra Pablo ante el gobernador romano (1). Tértulo, tras la adulación de rigor (2s), repite someramente (4) los cargos de que acusaron a Pablo los judíos de Asia (cf. 21,28): ser perturbador del orden público por su hostilidad contra los judíos del mundo entero (cf. 17,6; 21,21); ser cabecilla de una nueva secta; haber profanado el templo (cf. 21,29) (5s).

                 Según la adición del texto occ., Tértulo tergiversa los hechos (vse. lo dicho en 23,25-30= diciendo que "mientras nosotros lo queríamos juzgar según nuestra propia Ley (7), se presentó el comandante Lisias, quien nos lo quitó de las manos con gran violencia, (8a) ordenando que sus acusadores se presentaran ante ti" (cf., en cambio, 21,30ss y 23,25ss).

                  Félix deberá formarse su propio juicio (8b). "Los judíos", hipérbole lucana (cf. 21,30.31), dan su asentimiento (9).

viernes, 8 de abril de 2011

CONJURA CONTRA PABLO Y SALIDA PARA CESAREA. Hch 23,12-35.

 12 Al hacerse de día, los judíos tuvieron un conciliábulo y se juramentaron a no comer ni beber hasta que mataran a Pablo.
13 (Los conjurados eran más de cuarenta).
14 Éstos se presentaron a los sumos sacerdotes y a los senadores diciendo:
                  - Nos hemos juramentado solemnemente a no probar bocado hasta que matemos a Pablo.
15 Ahora vosotros, de acuerdo con el Consejo, exponed vuestro deseo al comandante de que mande bajarlo con pretexto de examinar su caso con más detalle. Nosotros estamos dispuestos a eliminarlo antes de que llegue.
                  16 Pero el sobrino de Pablo, hijo de su hermana, se enteró de la emboscada; se presentó  en el cuartel, entró y se lo avisó a Pablo.
                  17 Pablo llamó entonces a uno de los centuriones y le dijo:
                  - Conduce a este joven al comandante, pues tiene algo que comunicarle.
                  18 El centurión se lo llevó, lo condujo al comandante y le dijo:
                  - El preso Pablo me ha llamado y me ha rogado que te traiga a este muchacho, que tiene algo que decirte.
                  19 El comandante lo cogió de la mano y, retirándose, le preguntó aparte:
                   - ¿Qué es lo que tienes que comunicarme?
                  20 Le contestó:
                  - Los judíos se han puesto de acuerdo para rogarte que mañana hagas bajar a Pablo al Consejo con pretexto de investigar su asunto con más detalle.
21 Tú no les hagas caso, pues van a tenderle una emboscada más de cuarenta de sus hombres, quienes se han juramentado a no comer ni beber hasta que lo eliminen. Ya están dispuestos, sólo aguardan a que tú cumplas tu promesa.
                 22 El comandante despidió al muchacho encareciéndole:
                 - No digas a nadie que me has denunciado esto.
                 23 Llamó entonces a dos centuriones y les dijo:
                - Para las nueve de la noche tened preparados doscientos soldados de infantería, que tienen que ir a Cesarea, y además setenta de caballería y doscientos lanceros.
24 Proveed también cabalgaduras para que las monte Pablo y así lo lleven a salvo al gobernador Félix.
                 25 Escribió además una carta en estos términos:
                  26 Claudio Lisias saluda a su excelencia el gobernador Félix.
27 A este hombre lo habían prendido los judíos y lo iban a matar; al enterarme yo de que era ciudadano romano, acudí con la tropa y se lo quité de las manos.
28 Queriendo averiguar el delito de que lo acusaban, lo mandé bajar al Consejo judío;
29 me resultó que las acusaciones versaban sobre cuestiones de su Ley, pero no sobre delitos que mereciesen muerte o prisión.
30 Al ser informado de que se preparaba un atentado contra este hombre, te lo he remitido sin dilación, notificando a los acusadores que formulen sus querellas ante ti".
                 31 Entonces los soldados, siguiendo las órdenes recibidas, cogieron a Pablo y lo condujeron de noche hasta Antípatris;
32 al día siguiente dejaron que los de caballería se marcharan con él y ellos regresaron al cuartel.
33 Éstos llegaron a Cesarea, entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo.
34 La leyó y preguntó de qué provincia era; averiguando que era de Cilicia, le dijo:
                  35 - Te daré audiencia cuando se presenten también tus acusadores.
                  Y mandó que quedase detenido en la residencia de Herodes.

EXPLICACIÓN.

12 - 35.       Los judíos no perdonan a Pablo y planean su muerte (12s). Las autoridades saduceas se hacen cómplices del intento de asesinato (14s). La salvación le viene a Pablo a través de sus familiares y del comandante romano (16-22).

                   El comandante decide que Pablo abandone Jerusalén. Inusitada protección. La escolta se compone de la mitad de la guarnición de la ciudad (23). Envía a Pablo al gobernador, máxima autoridad romana en Judea, que reside en Cesarea (24). Carta de presentación. El comandante deforma los hechos. Para mostrar su celo, afirma que salvó a Pablo de la muerte porque sabía que era ciudadano romano, cuando en realidad se enteró de ello solamente al intentar forzarlo a declarar (cf. 22,24-29) (25-30).

                  El nombre de la ciudad, Antípatris ("contra/en lugar de la patria"), alude probablemente a la "nueva patria", el paganismo, adonde Pablo es conducido "en la noche" de su éxodo (31), una vez que había sido rechazado "en su propia patria" (cf. Lc 4,24). Se aplaza el juicio (33-35).

                   La primera parte del proceso de Pablo, iniciado en Jerusalén por el comandante romano (22,30) convocando el Consejo judío (23,1-10) y suspendido por el descubrimiento de la conjura (23,1-10), equivale al interrogatorio de Jesús ante el Consejo judío )Lc 22,66-71).                

ANTE EL CONSEJO: PABLO SE ALINEA CON LOS FARISEOS. Hch 22,30-23,11.

30 Al día siguiente, queriendo sacar en limpio de qué lo acusaban los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Consejo en pleno, hizo bajar a Pablo y lo presentó ante ellos.
23          1 Pablo, mirando fijamente al Consejo, dijo:
                   - Hermanos, yo hasta el día presente he procedido con Dios con la mejor conciencia.
                   2 A esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a sus ayudantes que le dieran un golpe en la boca.
3 Pablo replicó:
                   - Dios golpeará a ti, muro encalado; estás ahí sentado para juzgarme conforme a la Ley y ¿violas la Ley mandando que me peguen?
                   4 Los presentes dijeron:
                   - ¿Insultas al sumo sacerdote de Dios?
                   5 Respondió Pablo:
                   - No sabía, hermanos, que fuese sumo sacerdote. Si, la Escritura dice: "No maldecirás al jefe de tu pueblo" (Ex 22,27).
                   6 Sabiendo Pablo que una parte de ellos eran saduceos y otra fariseos, gritó en medio del Consejo:
                   - Hermanos, yo soy fariseo, discípulo de fariseos. Me juzgan por la esperanza en la resurrección de los muertos.
                   7 Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida.
8 ( Es que los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras los fariseos admiten todo eso.)
                   9 Se armó un griterío enorme, y algunos letrados del partido fariseo se pusieron en pie protestando enérgicamente:
                   - No encontramos nada de malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?
                   10 Como el altercado arreciaba, el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó que bajara la tropa para arrebatárselo y llevárselo al cuartel.
                   11 La noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo:
                   - ¡Ánimo!, porque lo mismo que has declarado públicamente en Jerusalén el mandato que te di, tienes que dar testimonio también en Roma.

EXPLICACIÓN.

22,30-23,11.    El comandante  sigue sin conocer los motivos de la hostilidad contra Pablo; para averiguarlos lo hace comparecer ante el Consejo judío (22,30). Pablo, sin haber sido interpelado, toma la palabra y afirma su sinceridad (23,1, cf. Jn 18,20).

                       El sumo sacerdote lo hace enmudecer (21; cf. Jn 18,22): Pablo había apelado a él y al Consejo como testigos de su conducta de perseguidor (22,5); su actual proceder debía parecerles una traición imperdonable, y su pretensión de sinceridad les resulta intolerable.

                      Pablo, en estilo profético, acusa al sumo sacerdote de haber violado la Ley (cf. Lv 19,15), haciéndolo golpear antes de haber pronunciado veredicto alguno (3, cf. Jn 18,23). En su disculpa reconoce que el sumo sacerdote es el "jefe del pueblo" (Éx 22,27), pueblo al cual él se siente muy vinculado (cf. 21,39; 22,3) (4s).

                      Mediante una sutil maniobra, Pablo no sólo se zafa del interrogatorio, sino que obliga a los fariseos a ponerse de su parte: conocedor de la secular enemistad entre los saduceos y los fariseos (6a), proclama a voz en grito su filiación farisea (6b: "Yo soy fariseo, hijo/discípulo de fariseos"). Es la tercera vez que confiesa su identidad, "judío y fariseo" (cf. Lc 22,60), mostrando que no ha roto con su pasado.

                    Para ahondar aún más las divisiones, afirma que la causa de su proceso es la esperanza mesiánica cifrada en la resurrección de los muertos (6c). De este modo se enemista a los saduceos y se alía con los fariseos (7-9; cf. 5,34-39).

                   Ante el tribunal, Pablo no ha dado testimonio de Jesús; pretende sólo salir de la situación en que se ha metido; no está dispuesto a morir por Jesús en Jerusalén, en contra de lo que había proclamado (cf. 21,13).

                    En la cuestión sobre la resurrección, la escena tiene un claro paralelo en el Ev.: compárese la glosa lucana sobre las creencias de los saduceos y de los fariseos (8) con una glosa similar relativa a los saduceos (Lc 20,27). Asimismo, mientras los letrados del partido fariseo (cf. Lc 5,30) afirman que Jesús ha respondido correctamente a los saduceos (Lc 20,39), también ahora "algunos letrados del partido fariseo" se ponen abiertamente del lado de Pablo protestando enérgicamente (9). Pero, al contrario que Pablo, Jesús los desenmascaró inmediatamente (cf. Lc 20,46).

                   La escena de la triple negación de Pedro finalizaba con signo optimista y reconfortante (cf. Lc 22,61s), también la escena en que Pablo ha confesado por tercera vez su identidad judía/farisea concluye de forma optimista: el Señor se le presenta durante "la noche" (11a); lo anima (11b) a proseguir el testimonio que ha dado en Jerusalén de palabra (significado del gr. diamarturomai) sobre el encargo que le había confiado de dirigirse a los paganos (11c, cf. 22,18.21) confirmándolo en Roma con su vida y actividad misionera (gr. martureô): tal es el designio divino (gr. dei, impersonal divino, cf. 19,21c), que se dedique en Roma a la misión entre los paganos (11d).