martes, 8 de marzo de 2011

ANTIOQUÍA DE PISIDIA. DISCURSO PROGRAMÁTICO DE PABLO. COLOFÓN. Hch 13,13-52.

    13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó de ellos y regresó a la ciudad de Jerusalén;
14 ellos atravesaron desde Perge hasta Antioquía de Pisidia. El día de sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
15 Acabada la lectura de la Ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir:
                  - Hermanos, si tenéis alguna exhortación que dirigir al pueblo, hablad.

        DISCURSO PROGRAMÁTICO DE PABLO.

                  16 Pablo se puso en pie y, reclamando atención con la mano, dijo:
                 - Israelitas y adeptos, escuchad:
17 El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y exaltó al pueblo cuando vivía como forastero en Egipto; con brazo potente lo sacó de allí
18 y los soportó durante cuarenta años en el desierto.
19 Exterminó siete naciones en el país de Canaán y les dio en posesión su territorio.
20 Así pasaron unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el tiempo del profeta Samuel.
21 Entonces pidieron un rey, y Dios les dio a Saul, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años.
22 Lo depuso y les suscitó como rey a David, hijo de Jesé, un hombre a mi gusto (1 Sm 13,14) que cumplirá todos mis designios".
23 De su descendencia, según lo prometido, Dios sacó para Israel un salvador, Jesús.
24 Antes de su llegada, Juan predicó a todo el pueblo de Israel un bautismo en señal de enmienda.
25 Cuando Juan estaba para acabar el curso de su vida, decía: "¿Qué pensáis que yo sea? Yo no soy ése; no, mirad que detrás de mí llega uno a quien no merezco desatar las sandalias de los pies".
                  26 Hermanos, descendientes de Abrahán y vosotros los adeptos, a nosotros se nos ha enviado ese mensaje de salvación.
27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús y, al condenarlo, cumplieron las profecías que se leen cada sábado;
28 aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, pidieron que lo mandara ejecutar.
29 Cuando realizaron todo lo que estaba escrito de él, lo descolgaron del madero y lo pusieron en un sepulcro.
30 Pero Dios lo resucitó de la muerte;
31 durante muchos días se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.
32 Y nosotros os damos la buena noticia, que la promesa hecha a los padres,
33 Dios nos la ha cumplido a nosotros los hijos resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo:
                     Hijo mío eres tú,
                     yo te he engendrado hoy (Sal 2,7).
                    34 Que lo resucitó de la muerte, para nunca volver a la corrupción, lo dejó expresado así:
                    Os cumpliré los pactos que aseguré a David (Is 53,3 LXX).
35 por eso dice también en otro lugar:
                   No dejarás a tu fiel conocer la corrupción (Sal 15,10 LXX)
                   36 Ahora bien, David, habiendo secundado el designio de Dios para su época, murió, fue a reunirse con sus padres y conoció la corrupción.
37 En cambio, aquel a quien Dios resucitó, no conoció la corrupción.
                   38 Por tanto, enteraos bien, hermanos: se os anuncia el perdón de los pecados por medio de él, es decir, que de todo aquello de que no pudisteis rehabilitaros con la Ley de Moisés,
39 se rehabilita gracias a él todo el que cree.
40 Cuidado, pues, con que no os suceda lo que dicen los Profetas:
                  41 Mirad, escépticos,
                  pasmaos y anonadaos:
                  porque en vuestros días estoy yo realizando una obra,
                  una obra tal que si os la cuentan,
                  no os la creeréis (Hab 1,5).
                  42 Al salir les rogaron que el sábado siguiente les hablaran de lo mismo.
43 Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos practicantes siguieron a Saulo y Bernabé, quienes continuaron hablando con ellos, persuadiéndolos de ser fieles al favor de Dios.
                 El fracaso con los judíos abre
                 la puerta de la fe a los paganos.
                 44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para escuchar el mensaje del Señor.
45 Pero los judíos, al ver las multitudes, se llenaron de envidia y se oponían con insultos a las palabras de Pablo.
46 Con valentía, tanto Pablo como Bernabé dijeron:
                - Era menester anunciaros primero a vosotros el mensaje de Dios; pero como lo rechazáis y no os consideráis dignos de la vida definitiva, mirad, vamos a dirigirnos a los paganos,
47 porque así nos lo ha mandado el Señor:
                Te he destinado para que seas luz de los paganos,
                para que lleves la salvación
                hasta los confines de la tierra (Is 49,6).
48 Al oír esto los paganos se alegraron y ponderaban este mensaje del Señor; y cuantos estaban dispuestos para obtener vida definitiva creyeron.

                              COLOFÓN.

                49 El mensaje del Señor se iba difundiendo por toda la región,
50 pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y adictas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
51 Ellos se sacudieron el polvo de los pies para echárselo en cara y se fueron a Iconio,
52 mientras los discípulos se llenaban de alegría y de Espíritu Santo.

EXPLICACIÓN.

                   13 - 52. Superada la prueba, pero sólo temporalmente, Juan se separa del grupo, cuyo liderazgo ha asumido Pablo (lit. "los que rodean a Pablo"), y regresa a su comunidad de origen (13, cf. 12,12), a la espera de que se clarifique la misión.

                   Reincidencia del grupo misionero en sus preferencias por los judíos (14). El discurso que sigue es programático: contiene las líneas maestras de la predicación de Pablo en las sinagogas (cf. Lc 4,16-30). Los responsables de la sinagoga, una vez finalizadas las lecturas de costumbre, invitan a los misioneros a dirigir a Israel una exhortación homilética (15). En lugar de tomar la palabra Bernabé, el Exhortador por excelencia (cf. 4,36; 11,23), es Pablo quien pronuncia la alocución a Israel y a los simpatizantes (16).

                  La primera parte del discurso de Pablo (17-25) discurre por la historia de Israel y desemboca en la figura del rey David (17-22, comp. con 7,2-46). En conformidad con la tradición judía (cf. 2 Sm 7,12), presenta a Jesús como el Mesías liberador, sucesor de David (23, en contraste con el dicho de Jesús en Lc 20,41-44). Para darlo a conocer a sus oyentes, apela a la figura del Bautista y a su mero papel de precursor del Mesías (24s).

                  En la segunda parte (26-37) subraya que los destinatarios de la liberación obrada por Jesús son el pueblo de Israel y los que se le asimilan (26, cf. vv. 16.24). Excusa, en parte, al pueblo y a las autoridades (cf. 3,17) y salva el escollo de la muerte de Jesús (Mesías fracasado) presentándola como cumplimiento de profecías que habían sido mal interpretadas (cf. 3,18) (27); la sentencia que pronunciaron contra él fue una aberración legal (28). Insiste en el cumplimiento de las profecías (29).

                 Según esta presentación, la muerte no es un descrédito para Jesús, pues entraba en los planes de Dios, ni tampoco excluye al pueblo judío de las promesas de Dios. La promesa hecha a los padres se ha cumplido plenamente en Jesús, pues al resucitarlo Dios de entre los muertos lo ha constituido Mesías/Hijo, como lo confirma la cita del Sal 2,7; la rec. occ.  transcribe también la continuación: "Pídemelo: te daré en herencia las naciones; en posesión, hasta los confines de la tierra" (Sal 2,8) (30-33).

                Es la misma doctrina, de marcado tinte nacionalista, que propuso Pedro en Jerusalén (3,25s). Al igual que Pedro (2,24-31), Pablo demuestra que no ha sido David, sino Jesús, el personaje en quien se han cumplido las grandes predicciones de inmortalidad (24-37).

               En el parénesis (38-41), Pablo, como en sus cartas (cf. Gál 2,16; Rom 1,17; 3,20-28; 4,25; 6,6; 10,4), contrapone la Ley, incapaz de restaurar una perfecta relación con Dios mediante el perdón de los pecados -máxima aspiración de la religión judía-, a la fe/adhesión a Jesús, que rehabilita al hombre (38s). Aduce Hab 1,5, para advertir a sus oyentes de que podrían ser desheredados de la promesa si siguen mostrándose incrédulos (40s).

              La primera reacción del auditorio no es negativa; desean más información (42). Numerosas adhesiones de judíos y prosélitos; exhortación a la perseverancia, obra de Bernabé (43; cf. 11,23). La rec. occ. añade: "Pero sucedió que el mensaje de Dios se difundió por la entera ciudad".

             Enorme afluencia de público el sábado siguiente, ahora mayoritariamente paganos; la rec. occ. precisa que se consagraron para escuchar "a Pablo, quien había hablado largamente sobre el Señor", como Pedro en 11,2, según la misma rec. (44). Sale a relucir el exclusivismo de los judíos (cf. 10,45): su calidad de pueblo privilegiado y la misión a los paganos, despreciados por ellos (cf. 10,28), son incompatibles (45).

             Reacción valiente de Pablo y Bernabé (la presencia de Bernabé es siempre determinante en la misión): al igual que en Pafos (cf. vv. 9ss), se deciden por la causa de los paganos, no sin justificar antes su táctica (que a la larga se revelará equivocada) de dirigirse en primer lugar a los judíos: Pablo sigue convencido de que la conversión masiva de una comunidad judía (no de unos cuantos, como en el v.43) facilitaría considerablemente la misión (46).

             Por primera vez los misioneros revelan, citando las palabras del Siervo de Yahvé (Is 49,6), que el campo de misión que el Señor les tenía encomendado eran los paganos, y no los judíos, repitiendo la universalidad de su ámbito, en consonancia  con el encargo dado a los apóstoles (47; cf. 1,8). Prosigue el proceso de clarificación interior de Pablo acerca de su verdadero campo de misión. Fundación de una nueva comunidad de base pagana (48). Tampoco aquí se dice que se bautice a los paganos.

             El mensaje se sigue difundiendo por la entera región (49, cf. v. 44, según la rec. occ.). Nueva reacción de los judíos en contra de los misioneros (cf. v. 45), apoyándose esta vez en los poderes fácticos (50). Gesto de ruptura (51, cf. Lc 9,5). Gran alegría y vitalidad de la comunidad de origen pagano (52).

            La escena de Antioquía de Pisidia ha sido redactada por Lc en paralelo -muchas veces de contraste- con la de la sinagoga de Nazaret: 1) discurso programático: Jesús toma la iniciativa de leer (Lc 4,16ss) / Pablo toma la palabra suplantando a Bernabé (Hch 13,14ss);  2) Jesús es rechazado por no responder su mesianismo a la expectación judía centrada en el "día de la gran venganza" (Lc 4,20ss, vse. la interpretación de este pasaje) / Pablo, en cambio, responde plenamente, en su discurso, a la expectación de los judíos (Hch 13,16ss); 3) la reacción contra Jesús fue de incredulidad, plagada de ironía malévola, en un primer momento (Lc 4,22s), y de furia y odio mortales, a la postre (4,28s) / la reacción, en cambio, que suscita el discurso de Pablo es, en un primer momento, bastante favorable (Hch 13,42s); sólo ante la masiva concurrencia de paganos se trueca en insultos (13,44s); 4) Jesús fue expulsado fuera de la ciudad con intención de matarlo (Lc 4,29) / Pablo y Bernabé fueron expulsados del territorio (Hch 13,50); 5) Jesús se abrió paso entre ellos (Lc 4,30) / Pablo y Bernabé se sacuden el polvo de los pies (Hch 13,51).               

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