martes, 22 de marzo de 2011

TIRO. SEGUNDA ADVERTENCIA DEL ESPÍRITU. Hch 21, 1-6.

21               1 Cuando llegó el momento de embarcarnos, nos separamos de ellos y navegando derechos llegamos a Cos; al día siguiente, a Rodas y de allí a Pátara.
2 Encontrando una nave que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y zarpamos.
3 Después de avistar Chipre y dejarla a babor, seguimos rumbo a Siria y llegamos a Tiro, donde la nave tenía que alijar la carga.
                      4 Dimos con los discípulos y pasamos allí siete días. Ellos, movidos por el Espíritu, instaron a Pablo a que no pusiera pie en la ciudad de Jerusalén.
5 Al cabo de aquellos días, salimos para continuar el viaje; todos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Luego nos pusimos a orar de rodillas en la playa, 
6 nos despedimos unos de otros y nos embarcamos. Ellos se volvieron a sus casas.

EXPLICACIÓN.

1 - 6.          En el preciso momento de embarcarse reaparece el grupo ideal ("nosotros") distanciado de los responsables (1a). Su ausencia durante el discurso de adiós parece indicar que el Espíritu Santo no apoya la estrategia de Pablo. Como la primera vez que aparecieron (cf. 16,11), van derechos hacia el objetivo, Tiro (1b-3a). Allí se interrumpe la travesía, pero no por voluntad de Pablo, como en Mileto (20,16), sino por exigencias del cargamento de la nave (3b). (El Espíritu se vale de todos los medios.)

                 La comunidad transmite reiteradamente a Pablo un mensaje del Espíritu: que no vaya a Jerusalén (lit. "que no ponga pie en la ciudad de Jerusalén", en sentido profano), es decir, que desista sin más de su propósito (4). Es la segunda advertencia del Espíritu (cf. Lc 9,44). Pablo hace caso omiso (cf. Lc 9,45). El grupo de los "nosotros" no permanece ajeno a lo que está ocurriendo (5s).

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