miércoles, 30 de marzo de 2011

PROCESO DE PABLO: DE JERUSALÉN A CESAREA. ARRESTO DE PABLO EN EL TEMPLO. Hch 21,27-36.

 27 Cuando estaban para cumplirse los siete días, los judíos de la provincia de Asia, que lo vieron en el templo, alborotaron al gentío y echaron mano a Pablo,
28 gritando:
                 - ¡Auxilio, israelitas! Éste es el individuo que ataca a nuestro pueblo, a la Ley y a este lugar, enseñando a todo el mundo por todas partes. Es más, ha introducido a unos griegos en el templo, profanando este lugar sagrado.
                 29 Era que antes habían visto por la ciudad a Trófimo, el de Éfeso, con Pablo y pensaban que éste lo había introducido en el Templo.
                 30 El revuelo cundió por la entera ciudad y hubo una avalancha del pueblo; agarraron a Pablo, lo arrastraron fuera del templo e inmediatamente se cerraron las puertas.
31 Intentaban matarlo, cuando llegó la noticia al comandante de la guarnición de que toda Jerusalén andaba revuelta
32 y, al instante, cogió soldados y centuriones y bajó corriendo; ellos, al ver al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
33 Entonces se acercó el comandante, arrestó a Pablo y dio orden de que lo ataran con dos cadenas; luego intentó averiguar quién era y qué había hecho,
34 pero en la multitud cada uno gritaba una cosa. No pudiendo sacar nada en limpio por el barullo, ordenó que lo condujeran al cuartel;
35 al llegar a las gradas, era tal la violencia de la multitud que Pablo tuvo que ser llevado en volandas por los soldados,
36 pues el pueblo en masa seguía detrás gritando:
                - ¡Quítalo de en medio!

EXPLICACIÓN.

Proceso de Pablo: De Jerusalén a Cesarea (21,27-26,32). La primera parte se desarrolla en Jerusalén: Comprende el arresto de Pablo (21,27-36), su primera apología con el testimonio dado ante el pueblo de Israel (21,37-22,21) y su claudicación ante la flagelación (22,22-29); sigue la comparecencia ante el Consejo judío (22,30-23,11), la conjura tramada contra él y su salida para Cesarea (23,12-35). La segunda parte se desarrolla en Cesarea: Comprende la acusación de Tértulo (24,1-9) y la segunda apología de Pablo, esta vez ante el gobernador Félix (24,10-27); sigue la apelación de Pablo al César ante el gobernador Festo, sucesor de Félix (25,1-12); termina con la comparecencia de Pablo ante el rey judío Agripa (25,13-17), donde pronuncia su tercera apología (26,1-23), y el desenlace del proceso (26,24-32).

27 - 36.       Los judíos de la diáspora, presentados anteriormente como amigos de Pablo (cf. 19,33), amotinan a la multitud y le echan mano (27). Los cargos de que lo acusan son los mismos que hicieron a Esteban (6,13), añadiendo que va contra el pueblo, es decir, que invalida los privilegios de Israel (28a). Pretenden que Pablo ha profanado el templo introduciendo en él a un pagano (28b): Trófimo es uno de los acompañantes de Pablo (cf. 20,4), probables porteadores de la gran colecta (29).

                 De las expresiones hiperbólicas usadas por Lc (30: "la entera ciudad"; 31: "toda Jerusalén") parece deducirse que también la numerosísima comunidad judeocreyente (cf. 21,20), presidida por Santiago y los responsables (20,18), se halla entre la masa judía. Es sintomático que nadie salga en defensa de Pablo. El comandante romano evita su linchamiento (31s), y lo interroga (33). Confusión entre el populacho (34). Los soldados lo libran de una muerte segura (35). La multitud pide a gritos su muerte (36).

               El contraste entre el arresto de Jesús y el de Pablo es muy acusado:

               1) Jesús fue arrestado en el Monte de los Olivos, pues sus adversarios no se habían atrevido a echarle mano mientras enseñaba a diario en el templo (Lc 22,53, cf. 19,47) / a Pablo le echaron mano en el templo cuando estaban para cumplirse los siete días de su purificación (27, cf. v.26).

               2) A Jesús lo traición Judas (gr. Ioudas) uno de los Doce, acercándosele para besarlo, pero al darse cuenta los que estaban con él trataron de defenderlo golpeando con el machete (Lc 22,47b.49) / a Pablo lo traicionan los judíos (gr. Ioudaioi) de Asia (27b), quienes al darse cuenta de la presencia del comandante romano dejan de golpearlo (32b); el comandante se acercó para evitar su linchamiento (33).

              3) A Jesús lo seguía Pedro desde lejos (Lc 22,54b) / a Pablo lo seguía el pueblo en masa gritando (36).

              4) A Jesús lo condujeron y lo introdujeron en la casa del sumo sacerdote (Lc 22,54a) / a Pablo el comandante romano ordenó que lo condujeran para introducirlo en el cuartel (34b.37a) La correspondencia Judas/Judíos, así como Pedro/el pueblo es intencionada: el judaísmo traiciona y reniega de los suyos.                 

JERUSALÉN. PABLO VISITA A SANTIAGO Y SE PURIFICA EN EL TEMPLO. Hch 21,15-26.

     15 Pasados aquellos días y acabados los preparativos, emprendimos la subida a la ciudad de Jerusalén.
16 Vinieron también con nosotros algunos discípulos de Cesarea para conducirnos a casa de un tal Mnasón, natural de Chipre, discípulo de la primera época, donde íbamos a alojarnos.
17 Cuando llegamos a la ciudad de Jerusalén, los hermanos nos recibieron gustosos.
                18 Al día siguiente, Pablo, con nosotros, entró en casa de Santiago, donde estaban también todos los responsables.
19 Los saludó y se puso a contarles punto por punto lo que Dios había hecho entre los paganos a través de su labor.
20 Al oírlo, alababan a Dios, al tiempo que le decían:
              - Ya ves, hermano, cuántos millares y millares de creyentes hay entre los judíos, pero todos siguen siendo fervientes partidarios de la Ley.
21 Por otra parte, han sido informados acerca de ti de que a todos los judíos que viven entre paganos les enseñas a renegar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones.
22 ¿Qué hacemos, pues? En todo caso, se van a enterar de que has llegado.
23 Por eso, sigue nuestro consejo, tenemos aquí cuatro hombres que se han comprometido a cumplir un voto;
24 llévatelos contigo, purifícate con ellos y costéales tú el afeitado de cabeza; así sabrán todos que los informes acerca de ti no tienen fundamento, sino que también tú te comportas rectamente observando la Ley.
25 Por lo que toca a los paganos que se han hecho creyentes, nosotros les comunicamos por escrito lo que habíamos decidido: que se guarden de comer la carne sacrificada a los ídolos, así como sangre o animales estrangulados y de contraer uniones ilegales.
                26 Entonces Pablo se llevó a aquellos hombres y al día siguiente entró en el templo para purificarse con ellos, avisando cuándo se terminaban los días de la purificación y tocaba ofrecer la oblación por cada uno.

EXPLICACIÓN.

15 - 26.    Subida de Pablo, acompañado de los "nosotros", a la ciudad de Jerusalén (en sentido neutro: el grupo ideal no tiene propósito definido) (15) y de algunos discípulos de Cesarea (16a); en paralelo con la de Jesús (cf. Lc 18,31.39a.43a; 19,28). Etapa intermedia en casa de Mnasón, representante de las comunidades de la primera época (16b; cf. Lc 19,2.6, donde Jesús interrumpe la subida a Jerusalén para detenerse en casa de Zaqueo).

              Acogida en Jerusalén por parte de la comunidad de hermanos (17), en paralelo también con la acogida que le tributaron a Jesús los discípulos (cf. Lc 19,37s). En el preciso momento en que Pablo entra, acompañado de los "nosotros", a visitar a Santiago, y con él a los responsables, representantes de la comunidad oficial (cf. 12,17), los "nosotros" abandonan la escena (18); no volverán a presentarse hasta que Pablo no se embarque para ir a Roma (27,1). Durante todas las peripecias en Jerusalén y Cesarea, Pablo estará solo; no se hará tampoco mención alguna del Espíritu Santo; sólo en el momento decisivo se le aparecerá el Señor (23,11).

            Pablo cuenta a la iglesia oficial lo que Dios ha hecho por su labor entre los paganos (19, cf. 15,12). La reacción es ambivalente: alaban a Dios (20a, cf. 11,18), sin convicción alguna, al tiempo que le dan un segundo aviso (20b). Una vez más, Lc ha redactado en forma de estructura concéntrica la recriminación y los consejos de los responsables de la iglesia de Jerusalén: en el centro dejará entrever la grave amenaza que se cierne sobre Pablo (v.22b).

            Abre y cierra la estructura una alusión a los creyentes; a los que proceden del judaísmo (20c) / a los que han venido del paganismo, asimilados por resolución del concilio de Jerusalén al pueblo de Israel (25, cf. 15.20). Siguen, a un lado y otro, la constatación de que todos los judeocreyentes son fanáticos observantes de la Ley (20d / la previsible exculpación de Pablo, si se demuestra que también él es fiel observante de la Ley (24c).

           La constatación obedece a los rumores que circulaban sobre la enseñanza de Pablo a los judíos de la diáspora, invitándolos a renegar de Moisés (21a) / la exculpación haría desvanecer los rumores (24b). Dos son los cargos de que se le acusa: no hace circuncidar a los hijos ni observar las tradiciones patrias (21b) / en descargo suyo lo invitan a purificarse en el templo y a sufragar con fondos de la colecta el costoso ritual de purificación de los cuatro miembros de la comunidad que han hecho voto de Nazireato (24a).

          Inmediatamente antes de la amenaza central (22b) se formula una deliberación (22a: "¿Qué hacemos, pues?"); después de ella, una resolución (23a: "Sigue, pues, nuestro consejo"). La amenaza central es muy ladina: "En todo caso, tendrá que reunirse la asamblea, todavía en la rec. occ.: "En todo caso, tendrá que reunirse la asamblea, pues se van, etc." Si Pablo hace caso omiso de la recriminación y de sus consejos tendrá que vérselas con sus connacionales fanáticos, o peor todavía, deberá someterse a un nuevo concilio, sin poder contar ya con la presencia de los apóstoles ni de Pedro, pues ahora "todos son fervientes partidarios de la Ley" (20, en contraste con 15,10).

          Le piden que renuncie a su convicción sobre la inutilidad e impotencia de la Ley (cf. 13,38s), que Pedro hizo suya en el concilio de Jerusalén (15,10s), y que demuestra su estricta observancia como buen judío. Para ellos la cuestión de los paganos ya quedó zanjada con lo acordado en el concilio (cf. 15,19.28s). Siguen convencidos de la primacía de Israel sobre los demás pueblos.

         Con una afirmación sobre la Ley (20: "cuántos millares y millares de creyentes... fervientes partidarios de la Ley") y con la mención de un hecho simbólico (23b: "tenemos aquí cuatro hombres que se han comprometido a cumplir un voto"), Lc establece un neto contraste entre la comunidad judeocreyente de Jerusalén, presidida por Santiago, y la comunidad paganocristiana de Cesarea, reunida en torno al evangelista Felipe, descrita ésta con la mención de otro hecho simbólico ("tenía cuatro hijas vírgenes") y con una afirmación sobre el Espíritu ("con el don de profecía").

         Ley y profecía son incompatibles: la totalidad (cuatro) de los miembros de la iglesia oficial de Jerusalén es intransigente respecto a las tradiciones patrias; la totalidad (cuatro) de los de la comunidad de Cesarea es fiel al Espíritu Santo. No se debe identificar a esta iglesia de Jerusalén con la comunidad de hermanos que recibieron gustosos a Pablo y los "nosotros" al llegar a "la ciudad de Jerusalén" (17: gr. Hierosoluma: comp. 12,12 con 12,17).

        Por la forma como ha sido construida la recriminación, con la contraposición entre los judeocreyentes y los paganocreyentes al principio y al final del discurso, aparece claramente que lo que aquí se ventila no es la causa de los paganos creyentes, cuya mención constituye un mero apéndice al cuerpo de la recriminación (25: "Por lo que toca a los paganos que se han hecho creyentes, nosotros les comunicamos por escrito..."; la rec. occ. lo dice sin ambages: "Por lo que toca a los paganos que se han hecho creyentes no tienen nada que decirte, pues nosotros, etc."), sino la tesis de los judíos creyentes: que todos los judíos sin excepción -creyentes o no- están obligados a observar la Ley de Moisés.

        Pablo se somete sin más (26). No se ha valorado suficientemente el alcance de la claudicación de Pablo ante la presión de que ha sido objeto por parte de los dirigentes de la iglesia de Jerusalén. En descargo de Pablo podría aducirse el célebre principio paulino de la condescendencia (1 Cor 9,19-23). Con el fin de ganarse a los judíos para la causa del Mesías, Pablo condesciende una vez más a someterse a las prácticas rituales de la Ley, aunque sin atribuirles valor salvífico. Los resultados dirán si esta táctica era o no equivocada.

         De momento, el fanatismo de la iglesia de Jerusalén, lejos de desvanecerse, ha alcanzado su cenit; Pablo ha intervenido parte de la colecta de los paganocristianos para costear ritos vacíos de sentido de los judeocreyentes. La celebración de la fiesta de Pentecostés, con la entrega de la colecta, que tanto él deseaba (cf. 20,16), se ha convertido en una prolongada y costosísima observancia cultual en el templo.             

CESAREA. TERCERA Y DEFINITIVA ADVERTENCIA DEL ESPÍRITU. Hch 21,7-14.

 7 Nosotros, terminado el viaje por mar, llegamos desde Tiro a Tolemaida, saludamos a los hermanos y pasamos un día con ellos.
8 Salimos al día siguiente y llegamos a Cesarea; fuimos a casa de Felipe, el predicador de la buena noticia, uno de aquello Siete, y nos hospedamos allí.
9 Felipe tenía cuatro hijas vírgenes con el don de profecía.
                   10 Cuando llevábamos allí varios días, bajó de Judea cierto profeta, de nombre Ágabo;
11 vino a vernos, cogió la faja de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo:
                   - Esto dice el Espíritu Santo: "Al dueño de esta faja lo atarán así los judíos en Jerusalén y lo entregarán en manos de los paganos".
                   12 Al oír aquello, nos pusimos a exhortar a Pablo, tanto nosotros como los del lugar, a que no subiera a Jerusalén.
13 Entonces replicó Pablo:
                   - ¿A qué viene ese llanto?, ¿queréis descorazonarme? Pues bien, yo estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino incluso a morir en Jerusalén por la causa del Señor Jesús.
                  14 Como no se dejaba convencer, desistimos diciendo:
                  - Que se realice el designio del Señor.

EXPLICACIÓN.

7 - 14.            En la comunidad de Tolemaida no se registra incidente alguno (7). Pablo y el grupo ideal llegan a Cesarea y van "a casa de Felipe" (cf. 8,40), caracterizado como "uno de los Siete" (cf. 6,3.5) y como "el evangelista", el que proclama la buena noticia; se hospedan en la comunidad cristiana de Cesarea (8).

                     Se trata de una comunidad de origen exclusivamente pagano, fundada sobre el evangelio anunciado por Felipe. Bajo la imagen de "las cuatro hijas" indica Lc la comunidad en toda su extensión (los cuatro puntos cardinales, cf. 10,11; 11,5) y su fidelidad al designio divino ("vírgenes"); se precisa también que transmiten los mensajes del Espíritu (9).

                    Vuelve a presentarse el profeta Ágabo (cf. 11,28); ahora llega solo y no de la ciudad de Jerusalén, sino más en general del país judío: conoce la situación de las comunidades judías y, por su don profético, penetra en el plan de Dios (10). Con su gesto, al estilo de los Profetas del AT (cf. Is 20,2; Jr 13,1ss), y con el contenido de la profecía, que traduce en palabras el símbolo precedente, revela solemnemente a Pablo, de parte del Espíritu Santo, lo que le espera en Jerusalén (en sentido sacral): no va a conseguirse nada, sus proyectos son ilusorios (11).

                 "Jerusalén" connota la institución judía: después de fracasar con los judíos de la diáspora, Pablo había decidido enfrentarse, cual otro Jesús (Lc 9,51), con el centro mismo de la resistencia judía, para convencerla de que Jesús es el Mesías universal.

                Los dos grupos, la comunidad cristiana de Cesarea y el grupo ideal ("nosotros"), le piden repetidamente a Pablo que renuncie a su propósito (12). Es la tercera advertencia del Espíritu (cf. Lc 18,31-33). Pablo se cierra a todo aviso (13a, cf. Lc 18,34): su respuesta es arrogante como la de Pedro (Lc 22,33), cuando éste no dio fe al anuncio de Jesús sobre su futura defección (Lc 22,31s.34), que terminó en una triple negación (Lc 22,54b-61). Se aclara ahora el sentido del apodo de Barjesús, "el dispuesto a todo" (vse. 13,8): también Pablo pronuncia la fatídica frase "estoy dispuesto" (13b); el paralelo con Lc 22,33 salta a la vista.

              La comunidad, en la que se incluyen los "nosotros", renuncia a querer convencer a Pablo, con una fórmula (14: "Que se realice el designio del Señor") similar a la usada por Jesús en Getsemaní (Lc 22,42).                  
               

martes, 22 de marzo de 2011

TIRO. SEGUNDA ADVERTENCIA DEL ESPÍRITU. Hch 21, 1-6.

21               1 Cuando llegó el momento de embarcarnos, nos separamos de ellos y navegando derechos llegamos a Cos; al día siguiente, a Rodas y de allí a Pátara.
2 Encontrando una nave que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y zarpamos.
3 Después de avistar Chipre y dejarla a babor, seguimos rumbo a Siria y llegamos a Tiro, donde la nave tenía que alijar la carga.
                      4 Dimos con los discípulos y pasamos allí siete días. Ellos, movidos por el Espíritu, instaron a Pablo a que no pusiera pie en la ciudad de Jerusalén.
5 Al cabo de aquellos días, salimos para continuar el viaje; todos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Luego nos pusimos a orar de rodillas en la playa, 
6 nos despedimos unos de otros y nos embarcamos. Ellos se volvieron a sus casas.

EXPLICACIÓN.

1 - 6.          En el preciso momento de embarcarse reaparece el grupo ideal ("nosotros") distanciado de los responsables (1a). Su ausencia durante el discurso de adiós parece indicar que el Espíritu Santo no apoya la estrategia de Pablo. Como la primera vez que aparecieron (cf. 16,11), van derechos hacia el objetivo, Tiro (1b-3a). Allí se interrumpe la travesía, pero no por voluntad de Pablo, como en Mileto (20,16), sino por exigencias del cargamento de la nave (3b). (El Espíritu se vale de todos los medios.)

                 La comunidad transmite reiteradamente a Pablo un mensaje del Espíritu: que no vaya a Jerusalén (lit. "que no ponga pie en la ciudad de Jerusalén", en sentido profano), es decir, que desista sin más de su propósito (4). Es la segunda advertencia del Espíritu (cf. Lc 9,44). Pablo hace caso omiso (cf. Lc 9,45). El grupo de los "nosotros" no permanece ajeno a lo que está ocurriendo (5s).

MILETO. PRIMERA ADVERTENCIA DEL ESPÍRITU. Hch 20,14-38.

14 Cuando nos alcanzó en Aso, subió a bordo con nosotros y llegamos a Mitilene.
15 Zarpamos de allí y al día siguiente llegamos a la altura de Quíos; al otro, costeamos en dirección a Samos y un día después llegamos a Mileto,
16 pues Pablo había resuelto pasar de largo Éfeso, no fuera a perder tiempo en la provincia de Asia; se daba prisa a ver si lograba estar en la ciudad de Jerusalén para el día de Pentecostés.
                   17  Desde Mileto mandó recado a Éfeso y llamó a los responsables de la comunidad.
18 Cuando se presentaron, les dijo:
                   - Vosotros sabéis cómo me he portado con vosotros todo este tiempo, desde el día que por primera vez puse el pie en Asia:
19 he servido al Señor con toda humildad entre las penas y pruebas que me han procurado las conjuras de los judíos.
20 Sabéis que en nada que fuera útil me he retraído de predicaros y enseñaros en público y en privado,
21 instando lo mismo a judíos que a griegos al arrepentimiento que lleva a Dios y a dar la adhesión a nuestro Señor Jesús.
                  22 Y ahora, mirad, atado yo por mi propia decisión voy camino de Jerusalén, sin saber lo que allí me espera.
23 Sólo que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me declara que me aguardan prisiones y conflictos.
24 Pero la vida para mí no cuenta, al lado de dar remate a mi carrera y al servicio que me confío el Señor Jesús: dar testimonio de la buena noticia del favor de Dios.
                 25 Y ahora, mirad, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino, volverá a verme.
26 Por eso os declaro en el día de hoy que no soy responsable de la suerte de nadie,
27 porque no me he retraído de anunciaros enteramente el plan de Dios.
28 Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes, para que veléis como pastores por la comunidad del Señor, que él adquirió con su propia sangre.
29 Ya sé que, cuando os dejé, se meterán entre vosotros lobos feroces que no perdonarán al rebaño,
30 e incluso de entre vosotros mismos saldrán algunos que propondrán doctrinas perversas para arrastrar tras ellos a los discípulos a seguirlos.
31 Por eso, estad alerta: recordad que durante tres años, día y noche, no he cesado de amonestar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular.
                 32 Ahora os dejo en manos de Dios y del mensaje de su gracia, que tiene fuerza para construir y para daros la herencia con todos los consagrados.
33 No he deseado plata, oro ni ropa de nadie;
34 sabéis por experiencia que estas manos han atendido a mis necesidades y a las de mis compañeros.
35 Os hice ver en todo que hay que trabajar así para socorrer a los necesitados, acordándoos de aquellas palabras del Señor Jesús cuando dijo: "Hay más dicha en dar que en recibir".
                36 Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas con todos ellos y oró.
37 Todos rompieron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban,
38 apenados sobre todo por lo que había dicho de que no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta la nave.

EXPLICACIÓN.

14 - 38.        El grupo ideal ("nosotros") acompaña a Pablo desde Asos hasta Mileto, desapareciendo nuevamente de escena en todo el episodio siguiente (14s); reaparecerán, sin embargo, en el momento de zarpar (21,1).

                    Pablo evita el contacto con la comunidad de Éfeso, teniendo que ésta lo retenga y lo haga desistir de sus planes; tiene prisa en llegar a Jerusalén, probablemente para entregar la colecta en Pentecostés (cf. Rom 15,25-27) (16).

                    El discurso de Pablo, restringido a los responsables de la comunidad efesina que ha mandado llamar a Mileto (17), tiene cuatro partes. En la primera (18-21) describe su labor en la provincia de Asia, abierta a judíos y paganos (cf. 19,9-10).

                   En la segunda parte (22-24) pasa del memorial a la parénesis con la descripción de la nueva situación que se ha creado: les revela que va a Jerusalén (en sentido sacral) "atado yo por mi propia decisión" (21, lit. "por el espíritu"=, remitiendo a la decisión tomada en 19,21; ese "espíritu" no calificado es el de Pablo, por eso no sabe lo que le espera (22), y se contrapone al "Espíritu Santo", que aparece inmediatamente después y que lo informa repetidamente de las consecuencias del viaje (23): es la primera advertencia del Espíritu (cf. Lc 9,22). Pablo, sin embargo, no renuncia a su propósito. Quiere cumplir el encargo de Jesús, difundiendo la buena noticia; ahora bien, según el mismo encargo, habría de anunciarla en Roma, representación del paganismo (cf. 19,21), y hasta el confín del mundo (13,47, cf. 1,8), abandonando la idea de ir a Jerusalén (24).

                 En la tercera parte (25-31) predice que ésta será su última visita a Asia (25). Proclama su inocencia (26s). Siguen una serie de recomendaciones y advertencias a los responsables (28-31).

                 En la cuarta y última (32-35) los encomienda a Dios (32). Refuta la acusación de haberse aprovechado personalmente del producto de la colecta, citando un dicho de Jesús no registrado en los evangelios (33-35).

                 Despedida efusiva (36-38). Al contrario de lo que le va a ocurrir en las comunidades que visitará a continuación, los responsables de Éfeso no han reaccionado al mencionar Pablo su propósito de subir a Jerusalén. Ésta puede ser la razón por la que Pablo ha evitado el contacto con la comunidad misma; ésta, sin duda, se habría opuesto al viaje.                  

TRÓADE. AMORTECIMIENTO Y REANIMACIÓN DE LA COMUNIDAD. Hch 20,7-13.

                   7 El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan, Pablo, que iba a salir al día siguiente, se puso a argumentar ante ellos y alargó el discurso hasta la media noche. 
8 (Había buen número de lámparas en la sala de arriba donde estábamos reunidos.)
9 Cierto joven, de nombre Buenaventura, estaba sentado a la ventana. Mientras Pablo argumentaba y argumentaba, le iba entrando cada vez más sueño; vencido por el sueño, se cayó abajo desde el tercer piso, y lo levantaron muerto.
10 Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo:
                 - No os alarméis, que tiene vida.
                 11 Subió de nuevo, partió el pan y comió. Estuvo conversando largo hasta el alba y se marchó sin más.
12 Trajeron vivo al muchacho con gran alivio de todos.
13 Nosotros fuimos con antelación a la nave y nos embarcamos rumo a Aso, donde íbamos a recoger a Pablo, pues así lo había dispuesto él, que haría el viaje por tierra.

EXPLICACIÓN.

7 - 13.          El domingo, mientras la comunidad cristiana ("nosotros") se había reunido para celebrar la Eucaristía (7a), Pablo retrasa la celebración dedicándose a exponer a sus siete acompañantes (cf. 7,4s) la argumentación que solía emplear con los judíos sobre la calidad mesiánica de Jesús (gr. dielegeto, cf. 17,2s.17; 18,4; 19,8.9); ésta se alarga indefinidamente (7b).

                   "La sala de arriba" (cf. 1,13; 9,37.39) está iluminada festivamente (8). Un personaje representativo ("cierto joven"), de nombre Eutiquio ("Buenaventura), en representación de las jóvenes comunidades cuyos delegados acompañan a Pablo (la rec. occ. es más explícita al leer Eutiquio en vez de Fortunato en el v.4), está sentado junto a la ventana; su sueño, provocado por la interminable argumentación de Pablo, indica el cansancio que ésta causa en los oyentes y que puede poner en peligro la vida de las comunidades (9).

                  Al interrumpir Pablo su discusión y expresar su vivo interés por el muerto/las comunidades, éstas reviven (10). Pablo celebra la Eucaristía y cambia de estilo: en vez de argumentar, entabla una conversación que se prolonga también (11). Sólo una vez que se ha marchado traen al joven a la sala, es decir, entonces el joven/las comunidades recuperan toda su vitalidad (12). Vuelve a la escena el grupo de los "nosotros", que precede a Pablo por mar hasta Aso (13).

                 Muchos comentaristas hacen notar las semejanzas entre la forma como Elías y Eliseo resucitaron al hijo de la viuda y de la sunamita respectivamente (3 Re 17,17ss y 4 Re 4,34ss LXX) y la forma como Pablo se puso encima del muchacho y lo abrazó, diciéndoles que se dejasen de llantos pues la vida del muchacho estaba en él (v.10); una construcción parecida se ha presentado en la resurrección de Tabita por parte de Pedro (9,40s), llena de reminiscencias de la resurrección de la hija de Jairo por parte de Jesús (Lc 8,52b.54; Mc 5,39.41s).

viernes, 18 de marzo de 2011

REGRESO DE PABLO A MACEDONIA Hch 20,2-6.

                   2 Después de recorrer aquella región alentando a los discípulos con largas conversaciones, llegó a Grecia.
3 A los tres meses de estar allí, como los judíos habían tramado una conjura contra él para el momento de embarcarse para Siria, tomo la determinación de regresar por Macedonia.
4 Lo acompañaron Sópatros el de Pirro de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe y Timoteo, Fortunato y Trófimo, naturales de Asia.
5 Éstos se adelantaron y nos esperaron en Tróade.
6 Nosotros, en cambio, pasados los días de los Ázimos, zarpamos de Filipos y, al cabo de cinco días, los alcanzamos en Tróade, donde nos detuvimos siete días.

EXPLICACIÓN.

2 - 6.            La travesía a Macedonia y la estancia de tres meses en Grecia (2-3a), en lugar de dirigirse a Jerusalén por la ruta más corta a partir de Éfeso, responden al propósito de Pablo de realizar una gran colecta entre las comunidades cristianas de Macedonia y Grecia a favor de los consagrados de Jerusalén; Lc, sin embargo, lo ha silenciado. Según la rec. ord., Pablo regresa a Macedonia, en vez de embarcarse directamente hacia Siria, a causa de una conjura de los judíos (3b); la rec. occ., en cambio atribuye el cambio de rumbo a una advertencia del espíritu: "Como los judíos habían tramado una conjura contra él, quiso zarpar para Siria, pero el Espíritu le dijo que regresará por Macedonia".

                   Según esto, el Espíritu Santo, al igual que lo había hecho al principio de cada una de las tres fases anteriores (13,2-4; 16,6s; 19,1 var.), indicó a Pablo el camino a seguir, Macedonia, en dirección hacia Roma (la Via Egnatia atravesaba Macedonia); Pablo seguirá el camino opuesto.

                   Lo acompañan los siete representantes de las comunidades fundadas por él, llevando probablemente el producto de la gran colecta (cf. 21,24; 24,17.26) (4s). Reaparece en Filipos (cf. 16,17) el grupo de los "nosotros", que se reúne con Pablo en Tróade (6).

ÉFESO. LA APOLOGÉTICA JUDÍA IRRITA A LOS PAGANOS. Hch 19,23-20,1.

 23 Fue en aquella ocasión cuando se produjo un grave alboroto a propósito del Camino.
24 Cierto individuo de nombre Demetrio, platero de oficio, que labraba en plata reproducciones del templo de Artemis, proporcionando no poca ganancia a los artesanos,
25 reunió a éstos con los otros obreros del ramo y les dijo:
                  - Amigos, sabéis que de esta ganancia depende nuestro bienestar;
26 pues bien, estáis viendo y oyendo decir que ese Pablo ha persuadido a buen número de gente a cambiar de idea, no sólo en Éfeso, sino prácticamente en toda la provincia de Asia, diciéndoles que no son dioses los que se fabrican con las manos.
27 No sólo hay peligro de que nuestro oficio se desacredite, sino también de que se desprestigie el templo de la gran Artemis y se derrumbe su majestad de la diosa venerada en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.
                 28 Al oír aquello, se pusieron a gritar enfurecidos:
                 - ¡Arriba la Artemis de los efesios!
                 29 La ciudad se llenó de confusión y la gente se precipitó en masa hacia el teatro arrastrando a dos macedonios, Gayo y Aristarco, compañeros de viaje de Pablo.
30 Pablo quería entrar en la asamblea del pueblo, pero no se lo permitían los discípulos.
31 También algunos senadores amigos suyos le mandaron recado aconsejándole que no se arriesgara a ir al teatro.
                 32 Mientras cada uno gritaba una cosa, porque la asamblea estaba hecha un lío y la mayoría ni sabía para qué se habían congregado,
33 algunos de la multitud aleccionaron a  Alejandro, a quien los judíos habían empujado adelante. Alejandro reclamó atención con la mano, pues quería presentar una defensa ante la asamblea.
34 Pero en cuanto cayeron en la cuenta de que era judío, estuvieron gritando todos a coro por espacio de dos horas:
                - ¡Arriba la Artemis de los efesios!
                35 Después de calmar a la multitud, dijo el canciller:
               - Efesios, ¿quién hay en el mundo que no sepa que la ciudad de Éfeso es la guardiana del templo de la gran Artemis y de su estatua caída del cielo?
36 Esto es indiscutible; por tanto, es menester que conservéis la calma y no obréis precipitadamente,
37 porque estos hombres que habéis traído no son ni sacrílegos ni blasfemos contra nuestra diosa.
38 Así pues, si Demetrio y los artesanos sus compañeros tienen querella contra alguno, ahí están las audiencias públicas y los procónsules; que unos y otros presenten allí sus querellas.
39 Y si tenéis alguna otra demanda, se proveerá en la asamblea legal.
40 De hecho corremos riesgo de ser acusados de motín por lo de hoy, pues no podemos alegar ningún motivo que justifique este disturbio.
                Y dicho esto disolvió la asamblea.
20            1 Cuando se apaciguó el tumulto, Pablo mandó llamar a los discípulos para alentarlos; luego se despidió y salió para Macedonia.

EXPLICACIÓN.

19,23-20,1        El paréntesis creado por el motín de Éfeso (nótese la inclusión que lo enmarca: 19,23/20,1) sirve para poner en evidencia los serios reparos que suscita en el paganismo asiático la difusión del mensaje (cf. 19,10.20) y sobre todo la forma polémica (cf. 19,8.9: "discutiendo") como lo presenta Pablo (23).

                        El culto de la diosa Artemis, típicamente asiático, encarnaba los valores religiosos y políticos de aquella sociedad, en contraposición a los de la cultura romana, encarnados en el culto imperial, y a los de la religión judía (24-28).

                       La ciudad se llena de confusión (29). Los hermanos impiden que Pablo entre en la asamblea popular (30). La amistad con los asiarcas, representantes del culto imperial (31), compromete la figura de Pablo y exaspera al público pagano (32). Los judíos intentan asumir la defensa, pues combaten, como Pablo (v.26), la idolatría, el enemigo común (33), exasperando aún más a la asamblea (34).

                      Discurso de descargo del canciller a favor de Gayo y Aristarco (35-37); remite la querella de Demetrio y sus compañeros artesanos a los procónsules y a la audiencia pública y disuelve la asamblea (38-40).

                      Lc, maestro en el arte de la composición, ha construido esta escena en forma de una perfecta estructura concéntrica. Al situar en el centro de la estructura la total confusión reinante en la asamblea (v.32) y deslindar el conato de Pablo frustrado por los suyos (discípulos y asiarcas) (vv. 30s) del conato de Alejandro instigado por sus compatriotas judíos (v.33). Lc deja bien claro que la confusión que se ha producido en Éfeso tras la prolongada polémica entablada por Pablo en la sinagoga, primero, y en la escuela de Tirano, después, es debida en última instancia a la presentación apologética del Camino -con ribetes marcadamente judíos- por parte de Pablo. El alboroto/tumulto no ha resuelto nada; la cuestión sigue en pie. Pablo sale para Macedonia (20,1).                 

DILACIÓN DE LA MISIÓN: SUBIDA DE PABLO A JERUSALÉN. PABLO DECIDE IR A JERUSALÉN. Hch 19,21-22.

                   21 Cuando se cumplió todo esto, Pablo tomó la decisión de ir a la ciudad de Jerusalén, pasando por Macedonia y Grecia, y añadió:
                   - Después de haber estado allí, tengo que visitar también Roma.
                   22 Envió a Macedonia dos auxiliares suyos, Timoteo y Erasto, mientras él se detenía algún tiempo en la provincia de Asia.

EXPLICACIÓN.

                      Dilación de la misión: Pablo decide subir a Jerusalén (19,21-21,26): La misión se interrumpe con la decisión tomada por Pablo de ir a Jerusalén (19,21s), a la que sigue el motín de Éfeso (19,23-20,1) y el regreso de Pablo por Macedonia (20,2-6); las sucesivas estaciones serán: Tróade (20,7-13), Mileto (20,14-38), tiro (21,1-6), Cesarea (21,7-14) y la llegada a Jerusalén con la visita a Santiago y la entrada en el templo (21,15-26). Pablo sigue, a grandes líneas, un recorrido paralelo al de Jesús (Lc 9,51-19,46), pero de diverso signo y resultados.

                      21s. El encabezamiento, "Cuando se cumplió todo esto" (mejor que el simple "Entonces" de la rec. occ), revela que durante los dos años (cf. 19,10) en que Pablo permaneció en la provincia de Asia y, en concreto, en su capital Éfeso, se cumplieron los planes que Dios le había manifestado en el momento en que había pretendido dirigirse a la ciudad de Jerusalén (19,1 var. occ). Pablo, que ya no se siente ligado por el designio divino, toma ahora la decisión irrevocable (21: lit. "puso en su espíritu") de llevar a cabo su propósito aplazado atravesando Macedonia y Grecia, si bien le constaba que su nuevo objetivo debía ser Roma (gr. dei, impersonal manifestativo del plan de Dios).

                     Tanto la decisión de Pablo como el envío por delante de sus colaboradores (22) están en paralelo con lo que hizo Jesús (Lc 9,51s), sin prejuzgar con ello si fue o no correcta la decisión.

COLOFÓN. Hch 19,20.

                   20 Así, con vigor, el mensaje del Señor iba cundiendo y se fortalecía.

EXPLICACIÓN.

20.              La fundación de la tercera gran iglesia, la de Éfeso, finaliza con un colofón análogo al de las dos primeras iglesias, la de Jerusalén (6,7) y la de Antioquía (12,24). Una vez más la rec. occ. conserva un texto más congruente: "Así, con vigor, se robusteció también la fe en Dios, iba cundiendo y se propagaba".

miércoles, 16 de marzo de 2011

COMPENDIO: IMPOTENCIA Y PELIGROS DE LA APOLOGÉTICA. Hch 19,11-19.

                  11 Dios hacia milagros nada comunes por mano de Pablo,
12 hasta el punto que bastaba aplicar a los enfermos pañuelos o prendas que él había llevado, para ahuyentar las enfermedades y expulsar los espíritus malos.
                 13 Ciertos exorcistas judíos ambulantes probaron también a invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían los espíritus malos, diciéndoles:
                 - Os conjuro por ese Jesús que Pablo predica.
                 14 (Los que esto hacían eran siete hijos de un tal Escevas, sumo sacerdote judíos.)
                 15 Pero el espíritu malo les replicó:
                 - A Jesús lo conozco y de Pablo tengo noticia, pero vosotros, ¿quiénes sois?
                 16 El hombre poseído por el espíritu malo se abalanzó de un salto sobre ellos, les pudo y los dominó a unos y otros, de modo que huyeron de la casa aquella desnudos y malheridos.
                 17 El hecho fue notorio a todos los habitantes de Éfeso, lo  mismo judíos que griegos; los invadió a todos el temor, y empezó a proclamarse la grandeza del nombre del Señor Jesús.
                 18 Por su parte, muchos de los que ya creían iban a confesar públicamente sus malas artes,
19 y buen número de los que habían practicado la magia amontonaron los libros y les prendieron fuego delante de todos. Calculado el precio, resultó ser cincuenta mil monedas de plata.

EXPLICACIÓN.

11 -19.          Lc cierra esta descripción de la actividad incesante de Pablo como un tercer sumario, redactado al igual que el segundo (cf. 4,32-5,16) en forma de tríptico (11s; 13-17; 18s). El sumario propiamente dicho lo constituyen las dos breves hojas laterales, mientras que en el centro se presenta una original perícopa.

                    La primera hoja del sumario (11s) describe la actividad taumatúrgica de Pablo con una serie de rasgos que recuerdan la de Pedro el segundo sumario (cf. 5,12-16). Sorprende que no se hable aquí, a diferencia del sumario apostólico, de "señales y prodigios" -en confirmación de las diversas facetas positivas de la misión-. sino simplemente de "milagros no comunes" (11), litotes característica de Lc, obrados por Pablo, bien sea personalmente (lit. "por las manos de P."), bien por contacto con prendas de su uso (12a); por lo que hace a las liberaciones de malos espíritus (12b), a diferencia de las curaciones, no se precisa el modo (conjuro) como se han llevado a cabo.

                   La perícopa central toma pie de las liberaciones reseñadas en el último inciso. Las dificultades de interpretación se ven acrecentadas por las notables diferencias que existen entre una y otra rec. Según la ord., siete exorcistas judíos ambulantes, de casta sacerdotal, intentaron realizar un conjuro al modo de Pablo (13s). Pero el mal espíritu se les resistió (15) y, en vez de salir él, los expulsó a ellos de la casa (16). La noticia se divulgó en toda la ciudad y el temor los invadió a todos, a la par que se reconocía la grandeza del Señor (17). No se explica el empleo del número "siete", de alcance universal, referido a unos judíos que habrían intentado hacer proselitismo; por lo que hace al conjuro, más bien debería haber dado resultado, según el dicho de Jesús de Lc 9,49s; no se explica la frase literal del v.16, "los dominó a ambos", dificultad que se ha intentado soslayar en la traducción.

                   La rec. occ., en cambio, ofrece perfecto sentido al distinguir dos sucesivos intentos de exorcismo sobre algunos demonios que, por lo visto, Pablo no había expulsado: "Algunos de los exorcistas judíos ambulantes probaron a nombrar sobre los que tenían espíritus malos el nombre del Señor Jesús, diciéndoles: 'Os conjuro por eso Jesús que Pablo predica ' . En esto, también los (siete) hijos de un tal Escevas, sacerdote, quisieron hacer lo mismo. (Estos tenían la costumbre de exorcizar.) Se acercaron al endemoniado y se pusieron a invocar ese nombre diciendo: 'Por ese Jesús que Pablo predica, te conminamos a que salgas'".

                  El primer grupo es judío, constituido por exorcistas de oficio; el segundo es pagano, formado por individuos de casta sacerdotal, que además solían exorcizar. El fracaso de unos y otros se debe a la fórmula de exorcismo: "Por ese Jesús que Pablo predica". Ni Pablo con su predicación, ni el judaísmo de la diáspora con sus exorcismos, ni los círculos sacerdotales del paganismo con los suyos, han sido capaces de liberar al hombre (16, cf. Lc 9,40). Lc insinúa así una crítica del contenido polémico de la predicación de Pablo ya sea en la sinagoga, ya sea en la escuela de Tirano. Por eso la notoriedad del hecho alcanza a judíos y a paganos (17).

                  La escena del endemoniado de Éfeso contiene una serie de paralelos con la del endemoniado de Gergesa: 1) en ambas escenas se habla de un mal espíritu uno y múltiple (Lc 8,27.29.30.33 Hch 19,13.14 var.15.16); 2) en ambos casos el endemoniado se resiste, aunque por diversos motivos (Lc 8,29/Hch 19,15); 3) el conjuro del endemoniado es prácticamente el mismo que el de los exorcistas judíos (Mc 5,7/Hch 19,13); la fórmula usada por Jesús es muy parecida a la usada por los exorcistas paganos (Lc 8,29/Hch 19,14 var.), etc. El hombre sólo puede ser liberado de los múltiples falsos valores de la sociedad pagana cuando la predicación, como en el caso de Jesús, va al fondo del problema. Esto, de momento, no ha ocurrido en Éfeso.

                 La tercera hoja del tríptico pone de manifiesto la falta de ruptura de la comunidad de Éfeso con su pasado; el rotundo fracaso con el endemoniado lleva a la clarificación de los creyentes (18s).

FUNDACIÓN DE LA IGLESIA DE ASIA. Hch 19,8-10.

                  8 Pablo fue a la sinagoga y, durante tres meses, habló con valentía, discutiendo sobre el reino de Dios e intentando persuadirlos.
9 Como algunos se obstinaban en no dejarse persuadir y desacreditaban el Camino aquel delante de la muchedumbre, se separó de ellos y formó grupo aparte con los discípulos, discutiendo a diario en la escuela de Tirano.
10 Esto duró dos años, y así todos los habitantes de la provincia de Asia, lo mismo judíos que griegos, pudieron escuchar el mensaje del Señor.

EXPLICACIÓN.

8 - 10.        Pablo sigue sin dirigirse directamente a los paganos; al igual que Apolo (18,26), "habla con valentía" discutiendo con los judíos e intentando persuadirlos sobre la llegada del reinado de Dios (8). Al no conseguir que haya unanimidad entre ellos (Pablo pretende conseguir en cada ciudad importante una conversión masiva de la comunidad judía), se separa con los discípulos de la sinagoga y se establece en una escuela pagana; se insiste en la porfía de Pablo en "discutir a diario", "de once a cuatro" (según la rec. occ.), "por espacio de dos años" (9-10a). Expansión del mensaje en toda la provincia de Asia, tanto entre los judíos como entre los paganos (10b).

                Esta secuencia tiene numerosos puntos de contacto con la de Samaría: 1) predicación de Felipe en Samaría sobre el Mesías y sobre la persona de Jesús (8,5.12) / enseñanza de Apolo en Alejandría y en Corinto sobre la persona de Jesús y sobre el Mesías (18,25.26.28); 2) los samaritanos solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús Mesías (8,16) / los efesios han sido bautizados únicamente con el bautismo de Juan (19, 2s); 3) los apóstoles Pedro y Juan suplieron las deficiencias de la predicación de Felipe (8,17) / Pablo suple lo que no había podido dar Apolo (19,5s); 4) la recepción del Espíritu estuvo acompañada de signos externos (8,18s) / los efesios empezaron a hablar en lenguas y a profetizar (19,6); 5) Pedro y Juan completan la misión por las aldeas de Samaría (8,25) / Pablo la completa en toda la provincia de Asia (19,10).

CONSTITUCIÓN DE LA COMUNIDAD SOBRE UNA BASE JUDAIZANTE. Hch 19,1-7.

19               1 Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, después de atravesar la meseta interior, llegó a Éfeso; dio con algunos discípulos
2 y les preguntó:
                       - ¿Recibisteis Espíritu Santo cuando creísteis?
                      Contestaron:
                      - Ni siquiera nos hemos enterado de que se dé Espíritu Santo.
                     3 Él volvió a preguntarles:
                     - Entonces, ¿qué clase de bautismo habéis recibido?
                     Respondieron:
                     - El bautismo de Juan.
                     4 Pablo les dijo:
                     - El bautismo de Juan era un bautismo en señal de enmienda, pero diciendo al pueblo que diesen su adhesión al que llegaba detrás de él, es decir, a Jesús.
                     5 Al oír esto, se bautizaron, vinculándose al Señor Jesús,
6 y al imponerles Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas y a profetizar.
7 Eran en total como doce hombres.

EXPLICACIÓN.

1 - 7.              Llegada de Pablo a Éfeso (1). La variante occ. es digna de ser tenida en cuenta: "Queriendo Pablo por propia iniciativa ir a la ciudad de Jerusalén, le dijo el Espíritu que volviera a la provincia de Asia; después de atravesar la meseta interior etc.". La misión de Pablo en Asia, desaconsejada hasta ahora (cf. 16,6; 18,20s), obedecería según esta recensión a la iniciativa tomada por el Espíritu Santo.

                    Como era de esperar, tras el paso de Áquila y Priscila y de Apolo (cf. 18,19a.24-26), los discípulos que Pablo encuentran en Éfeso son simplemente discípulos del Bautista, sin que hayan oído hablar siquiera, como aclara la rec. occ. "de que algunos reciban Espiritu Santo" (2-4, cf. 1,5). Bautismo, don del Espíritu y manifestación (5s). La mención del número "doce" (7: "como/en cuanto doce hombres", cf. 2,15: "como/en cuanto ciento veinte"), típico de Israel, insinúa que la nueva comunidad está fundada sobre una base judaizante.

TERCERA FASE DE LA MISIÓN: ASIA. ORÍGENES DE LA IGLESIA DE ÉFESO: APOLO. Hch 18,24-48.

                   24 Llegó a Éfeso cierto judío, de nombre Apolo, natural de Alejandría; era hombre elocuente y muy versado en la Escritura.
25 Éste había sido instruido en el Camino del Señor, hablaba con mucho entusiasmo y enseñaba con exactitud lo relativo a Jesús, aunque no conocía más bautismo que el de Juan.
26 Apolo se puso a hablar con valentía en la sinagoga; cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más exactitud el Camino de Dios.
27 Teniendo él intención de pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Su presencia, con el favor de Dios, contribuyó mucho al proyecto de los creyentes, 
28 pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que el Mesías es Jesús.

EXPLICACIÓN.

                   Tercera fase de la misión: Asia (18,24-19,20): Comprende los orígenes de la iglesia de Éfeso (18,24-28), su constitución (19,1-7) y su expansión por la provincia de Asia (19,8-10); termina con un epílogo sobre la impotencia de la apologética judía (19, 11-19), seguido de una colofón (19,20).

24 - 28.       La tercera fase empieza con la presentación de un nuevo personaje representativo (24: "Cierto judío"), de nombre Apolo, según la rec. ord. / Apolonio, según la rec. occ. (Apeles, según la egipcia): se trata de un judío alejandrino, muy versado en la Escritura (AT) y conocedor de la figura histórica de Jesús, conocimientos éstos que, según la rec. occ. había recibido en su patria, Alejandría, centro del pensamiento judío helenístico (24s).

                 Nótese que las tres fases de la misión dan comienzo con la presentación de un personaje representativo: Barjesús, la primera, en representación de los judeocreyentes que se oponen a la entrada de los paganos (13,6); Timoteo, la segunda, encarnación de los cristianos que vuelven, a los usos judíos (16,1); Apolo, la tercera, en representación de los discípulos de Juan conocedores de la figura de Jesús.

               La pareja judía, constituida por Priscila y Áquila, de los que no se han dicho que fuesen creyentes (cf. 18,2.18b.19a), lo instruye en la calidad mesiánica de Jesús, sin que tampoco de él se diga en lo sucesivo que se haya hecho creyente (26-28). La descripción de este personaje y de su actividad en Éfeso y en Corinto sirve de elemento de contraste para enjuiciar tanto la actividad precedente de Pablo en Grecia como la subsiguiente en Asia. Se puede hablar de Jesús y de su mesianismo sin necesidad de hacerse cristiano.

EPÍLOGO DE LA SEGUNDA FASE DE LA MISIÓN. Hch 18,18-23.

                  18 Pablo se quedó todavía en Corinto bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, acompañado de Priscila y Áquila, después de afeitarse la cabeza en Cencreas, porque había hecho un voto.
19 Cuando llegó a Éfeso, los dejó y fue a la sinagoga, donde se puso a discutir con los judíos.
20 Éstos le rogaron que se quedara por más tiempo, pero no accedió
21 y se despidió diciendo:
               - Ya volveré por aquí, si Dios quiere.
               Zarpó de Éfeso,
22 desembarcó en Cesarea, subió a saludar a la comunidad, y luego bajó a Antioquía.
23 Pasado algún tiempo, salió de allí y fue recorriendo por etapas la región de Galacia y Frigia, afianzando a todos los discípulos.

EXPLICACIÓN.

18 - 23.      Pablo se lleva consigo a la pareja judía (18,2), sin que se mencione la pareja judeocreyente compuesta por Timoteo (reaparecerá en 19,22; 20,4) y Silas. Voto a la manera judía (cf. 21,23) (18). Pablo sigue apegado al judaísmo.

                  Primera vez que pasa por Éfeso; antes el Espíritu le había impedido evangelizar la provincia de Asia (cf. 16,6). Sigue dirigiéndose a los solos judíos y polemiza con ellos (19). Sabe muy bien, sin embargo, que no entra en los planes de Dios que funde allí ahora una comunidad (20-21a).

                 La rec. occ. conserva la primera de las motivaciones aducidas por Pablo: "Tengo que (gr. dei, impersonal divino) celebrar la próxima fiesta en la ciudad de Jerusalén". Probablemente se trata de la fiesta de la pascua, pero de la pascua cristiana (gr. eis Hierosoluma, sentido profano, propio de los escritores no judíos). La segunda motivación se refiere a lo mismo: Pablo sigue a la espera de que Dios le muestre el momento propicio para abrir un nuevo campo de misión en Asia.

                Abandona Éfeso (21b). De vuelta a Antioquía, sube desde Cesarea a la ciudad de Jerusalén para saludar a la iglesia local (22). La segunda fase termina enumerando a la inversa las regiones que conformaban el nuevo ámbito de la misión (23, comp. con 16,5s).

CORINTO. EL SEÑOR ALIENTA A PABLO. Hch 18,1-17.

18                1 Después de aquello, abandonó Atenas y fue a Corinto.
2 Encontró a cierto judío de nombre Áquila, natural de Ponto, que había llegado hacía poco de Italia con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos abandonasen Roma, y se juntó con ellos.
3 Como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa. (Eran tejedores de lona).
                       4 Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y a griegos.
5 Pero cuando bajaron de Macedonia tanto Silas como Timoteo, se consagró por entero a la predicación, sosteniendo ante los judíos que Jesús era el Mesías.
6 Como éstos se cerraban en banda y lo insultaban, Pablo se sacudió la ropa y les dijo:
                     - Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los paganos.
                     7 Se marchó de allí y fue a casa de un tal Ticio Justo, adicto al judaísmo, cuya casa estaba al lado de la sinagoga.
8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban, creían y se bautizaban.
                    9 De noche, dijo el Señor a Pablo en una visión:
                   - No temas; al contrario, sigue hablando y no te calles,
10 que yo estoy contigo, y nadie que te ataque podrá hacerte daño, pues tengo un pueblo numeroso en esta ciudad.
                    11 Se quedó allí año y medio enseñando entre ellos y el mensaje de Dios.
                    12 Siendo Galión procónsul de Grecia, los judíos arremetieron a una contra Pablo, lo condujeron al tribunal
13 y lo acusaron:
                    - Éste persuade a la gente a dar a Dios un culto ilegal.
                   14 Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos:
                   - Judíos, si se tratara de un crimen o de una fechoría grave, sería razón aceptar la querella;
15 pero si son cuestiones de doctrina, de títulos y de esa Ley vuestra, vosotros veréis. Yo no quiero ser juez en esos asuntos.
                   16 Y ordenó despejar el tribunal.
17 Entonces agarraron todos a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal.  Galión no se dio por aludido.

EXPLICACIÓN.

1 - 17.            Tras el fracaso en Atenas Pablo se marcha a Corinto (1). Deseoso de subsanar a su modo las deficiencias que habían hecho fracasar su misión, se junta a una comunidad judía, representada por el matrimonio judío (no se dice que sean creyentes) formado por Áquila ("cierto judío") y Priscila, que habían abandonado a su vez, si bien forzados, la capital del imperio (2); se queda a trabajar en casa de ellos (3).

                    Sigue discutiendo en la sinagoga con judíos y simpatizantes (4). La rec. occ. deja entrever la doble táctica empleada: "Acudía a la sinagoga todos los sábados para discutir, a la par que establecía que Jesús es el Señor, tratando así de convencer no sólo a los judíos sino también a los griegos".

                   La presencia del grupo judaizante constituido por Silas y Timoteo lo mueve a consagrarse exclusivamente a los judíos (5). A pesar de "la profusión de razones y pruebas escriturísticas", según reza la rec. occ. lo rechazan de plano; esto lleva a Pablo a romper con ellos y a proclamar de nuevo (cf. 13,46) que de ahora en adelante se va con los paganos, después de rechazar toda responsabilidad en las consecuencias que podrían derivarse de este hecho para el pueblo judío (6).

                 Sin embargo, no va muy lejos en su propósito: encuentra eco en los paganos simpatizantes con el judaísmo y sus instituciones (7). Fruto de esa predicación ambigua son la conversión del jefe de la sinagoga, por un lado, y de muchos corintios, por otro (8). Lc precisa también aquí que "se bautizaban", como en otras ocasiones de esta segunda fase de la misión (cf. 16,15.33).

                Durante la "noche" de Pablo, el Señor lo anima a permanecer en Corinto, puesto que los paganos son tan "pueblo" suyo los judíos (9s), a diferencia de la tesis de Santiago, según la cual los paganos debían asimilarse al pueblo judío (cf. 15,14). Larga permanencia de Pablo en Corinto (11).


               Se recrudece la ofensiva de los judíos (cf. 14,19). El proselitismo de Pablo es contrario a las leyes y no está, por tanto, amparado por el privilegio de que gozaba la religión judía (12s). Galión se inhibe en el asunto por considerarlo una cuestión puramente religiosa (14-16). Las represalias de los paganos ("todos" sólo puede referirse obviamente a "los griegos", como muy bien precisa la rec. occ.) contra el máximo representante judío, el nuevo jefe de la sinagoga tras la conversión de Crispo, no lograrán hacer cambiar de opinión a Galión (17). Pablo y la comunidad cristiana han salido indemnes del episodio, como le había prometido el Señor (v.10).

ATENAS. FRACASO DE PABLO EN EL AREÓPAGO. Hch 17,16-34.

 16 Mientras Pablo los aguardaba en Atenas, se le exasperaba el ánimo al ver la ciudad poblada de ídolos.
17 Así que se puso a discutir en la sinagoga con los judíos y los adictos y, a diario, en la plaza mayor con los que aceptaban a pasar.
18 Incluso algunos filósofos epicúreos y estoicos se pusieron a debatir con él. Unos se preguntaban:
                   - ¿Qué pretenderá decir ese charlatán?
                   Otros, en cambio:
                   - Parece ser un propagandista de dioses extranjeros.
                   (Decían esto porque anunciaba la buena noticia de Jesús y de la resurrección.)
19 Lo cogieron, lo llevaron al Areópago y le preguntaron:
                  - ¿Se puede saber qué es esa nueva doctrina que tú propones?
20 Porque estás introduciendo categorías que nos suenan extrañas y queremos saber qué significan.
                  21 (Es que los atenienses todos y los extranjeros de paso no gastaban su tiempo en otra cosa que en contar o escuchar la última novedad.)
                  22 Entonces, Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
                  - Atenienses, en cada detalle observo que sois extremadamente religiosos.
23 Porque paseándome y fijándome en vuestros monumentos sagrados encontré incluso un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido".
                 Pues eso que veneráis sin conocerlo es precisamente lo que yo os anuncio:
24 el Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene, ese que es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por mano de hombre,
25 ni le sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento y todo.
26 De un solo hombre sacó a todas las naciones para que habitaran la faz de la tierra, determinando las etapas de su historia y los límites de su territorio;
27 quería que buscasen a Dios, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; después de todo, no está lejos de ninguno de nosotros,
28 pues en él vivimos, nos movemos y existimos. Así lo dicen algunos de vuestros poetas:
                   Porque somos también estirpe suya (Arato, Fenómenos 5).
                    29 Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a oro, plata o piedra, a lo esculpido por la destreza y la fantasía de un hombre.
                   30 Pues bien, Dios, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, manda ahora a todos los hombres, en todas partes, que se enmienden;
31 porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia por medio de un hombre designado por él, y ha dado a todos garantía de esto resucitándolo de la muerte.
                  32 Al oír "resurrección de muertos", unos lo tomaban a broma; otros dijeron:
                  - De eso te oiremos hablar en otra ocasión.
                  33 Sin más, Pablo se salió del corro.
34 Algunos hombres, sin embargo, se le habían juntado y habían creído, entre ellos Dionisio el Areopagita, además de una mujer de nombre Dámaris y algunos otros.

EXPLICACIÓN.

16 - 34.         Pablo, que se encuentra muy solo, se exaspera (lit. "su espíritu se exasperaba en él") al ver la ciudad poblada de ídolos (16). En Atenas modifica su táctica: prosigue el debate en la sinagoga con los judíos y simpatizantes e inicia un debate con los paganos en el ágora (17). Se produce la tercera reacción del paganismo: la primera tuvo lugar en Listra, inspirada por la religiosidad popular, sin animosidad alguna, sino con actitud de suma veneración (14,11-18); la segunda se ha producido en Filipos por introducir costumbres ajenas al mundo romano (16,19-21); la tercera tendrá que ver con la enseñanza (18). Los filósofos epicúreos y estoicos, en representación de la filosofía pagana, lo conducen al Areópago y le hacen preguntas sobre la nueva doctrina (19s). Se describe a los atenienses con una serie de rasgos negativos (21).

                   En su discurso en el Areópago, Pablo sigue la pauta usada por los apologetas judíos para proponer su religión a los paganos cultos (22): la mayor parte de sus afirmaciones eran temas comunes, con diferencia de matiz, a la religión judía y a la filosofía estoica: la unicidad de Dios creador (24),  la autonomía divina (25), la procedencia de todos los hombres de un mismo linaje (26a) y el gobierno del mundo y de la historia (26b); los apologetas judíos admitían incluso que los pensadores griegos habían tenido atisbos del verdadero Dios (27s).

                 En el paréntesis Pablo toma pie del conocido teologúmeno estoico de que "todos somos estirpe de Dios" (el poeta citado es Arato, s. II a.C., pero la frase parece hacer sido ampliamente usada), para invitarlos a la enmienda, al estilo de los predicadores judíos, presentando un Dios indulgente (29s, cf., en cambio, Rom 1,18ss). Pero, al igual que Pedro con Cornelio (cf. 10,42), funda su exhortación en la amenaza del juicio ejercido por un hombre designado por Dios y acreditado por él (31). El tema de la resurrección provoca el escepticismo de los oyentes (32). Queda constancia de una pequeña comunidad pagana (34).

               En Atenas la misión de Pablo ha tocado fondo: por vez primera se encuentra completamente solo; su nueva estrategia no ha dado fruto: no hay siquiera reacción por parte de los judíos; el discurso pronunciado en el Areópago no ha dado mejores resultados que el de Listra (cf. 14,18), aunque también aquí (cf. 14,20) ha quedado un núcleo comunitario, muy culto. Pablo abandona espontáneamente Atenas (18,1), algo inusitado en él, que tan sólo ha cedido ante la persecución de los judíos o las presiones de los paganos (cf. 13,50s; 14,6.19s; 17,5-10.13s).