martes, 15 de marzo de 2011

EL ESPÍRITU ADIVINO DEL PAGANISMO. Hch 16,16-24.

                    16 Sucedió que cuando íbamos nosotros al lugar de oración, nos salió al encuentro cierta esclava que tenía espíritu de adivinación y procuraba grandes ganancias a sus señores prediciendo el porvenir.
17 Ésta echó detrás de Pablo y de nosotros y se puso a gritar:
                    - Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y nos anuncian un camino de liberación.
                    18 Hizo lo mismo muchos días, hasta que Pablo, fastidiado, se volvió y le dijo al espíritu:
                    - En nombre de Jesús Mesías te mando que salgas de ella.
                    Y al instante salió.
                    19 Los señores, al ver que se les iba toda esperanza de ganar dinero, agarraron a Pablo y a Silas, los arrastraron a la plaza ante las autoridades
20 y los presentaron a los magistrados diciendo:
                    - Estos hombres, siendo judíos, están alborotando nuestra ciudad,
21 pues proponen costumbres que nosotros, romanos como somos, no podemos aceptar ni practicar.
                    22 La multitud se amotinó contra ellos y los magistrados dieron orden de que les quitaran la ropa y los apalearan;
23 después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, mandando al carcelero que los pusiera a buen recaudo.
24 Él, recibida esta orden, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies al cepo.

EXPLICACIÓN.

16 - 24.        La esclava que posee un espíritu adivino representa ("cierta esclava") la clase de los esclavos dominados y explotados por sus dueños (16). Durante el camino se produce un incidente: la esclava, que distingue muy bien entre Pablo y los "nosotros" (cf. 16,10), invita a Pablo a llevar la salvación a los paganos oprimidos que ella representa; lo hace señalándole que es el grupo ideal (los "nosotros") el que está realmente al servicio de Dios y de su designio (17: "Estos hombres son..."). El incidente se repite varias veces (18a, cf. 10,16; 11,10). Esto irrita a Pablo, pues él sigue dando preferencia a los judíos (18b).

                  Al expulsar el espíritu desaparece de escena el grupo ideal (reaparecerá más tarde, de nuevo en Filipos, cf. 20,6). Los dueños de la esclava acusan a Pablo y a Silas ante los magistrados de ser judíos que obligan a seguir costumbres inadmisibles para un ciudadano romano (19-21: "Estos hombres..., proponen"; se trata, sin duda, de las prescripciones conciliares, cf. 15,20.29; 16,4).

                 La multitud se solidariza con la acusación de los dueños; la actitud judaizante de Pablo exaspera a los paganos; castigo y prisión (22-24). La "mazmorra" (lit. "la prisión más interior/profunda") simboliza la mentalidad projudía que atenaza a los misioneros (24b, cf. 12,4.6).

                 La escena ha sido construida en paralelo con la del endemoniado de Gergesa (Lc 8,26-39), a fin de contrastar el comportamiento de Jesús hacia el hombre esclavizado por la sociedad pagana con el de Pablo hacia la mujer explotada por sus dueños: 1) ambos se hallan en territorio pagano; 2) en ambas escenas sale al encuentro un personaje simbólico masculino/femenino poseído por un espíritu demoníaco/adivino; 3) ambos conminan al espíritu a salir del hombre/de la esclava; 4) el espíritu demoníaco se resistió, molesto por la injerencia de Jesús, y gritó/Pablo, irritado por el grito revelador de la esclava clarividente, lo expulsó, y éste salió al instante.

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