miércoles, 16 de marzo de 2011

CORINTO. EL SEÑOR ALIENTA A PABLO. Hch 18,1-17.

18                1 Después de aquello, abandonó Atenas y fue a Corinto.
2 Encontró a cierto judío de nombre Áquila, natural de Ponto, que había llegado hacía poco de Italia con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos abandonasen Roma, y se juntó con ellos.
3 Como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa. (Eran tejedores de lona).
                       4 Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y a griegos.
5 Pero cuando bajaron de Macedonia tanto Silas como Timoteo, se consagró por entero a la predicación, sosteniendo ante los judíos que Jesús era el Mesías.
6 Como éstos se cerraban en banda y lo insultaban, Pablo se sacudió la ropa y les dijo:
                     - Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los paganos.
                     7 Se marchó de allí y fue a casa de un tal Ticio Justo, adicto al judaísmo, cuya casa estaba al lado de la sinagoga.
8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban, creían y se bautizaban.
                    9 De noche, dijo el Señor a Pablo en una visión:
                   - No temas; al contrario, sigue hablando y no te calles,
10 que yo estoy contigo, y nadie que te ataque podrá hacerte daño, pues tengo un pueblo numeroso en esta ciudad.
                    11 Se quedó allí año y medio enseñando entre ellos y el mensaje de Dios.
                    12 Siendo Galión procónsul de Grecia, los judíos arremetieron a una contra Pablo, lo condujeron al tribunal
13 y lo acusaron:
                    - Éste persuade a la gente a dar a Dios un culto ilegal.
                   14 Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos:
                   - Judíos, si se tratara de un crimen o de una fechoría grave, sería razón aceptar la querella;
15 pero si son cuestiones de doctrina, de títulos y de esa Ley vuestra, vosotros veréis. Yo no quiero ser juez en esos asuntos.
                   16 Y ordenó despejar el tribunal.
17 Entonces agarraron todos a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal.  Galión no se dio por aludido.

EXPLICACIÓN.

1 - 17.            Tras el fracaso en Atenas Pablo se marcha a Corinto (1). Deseoso de subsanar a su modo las deficiencias que habían hecho fracasar su misión, se junta a una comunidad judía, representada por el matrimonio judío (no se dice que sean creyentes) formado por Áquila ("cierto judío") y Priscila, que habían abandonado a su vez, si bien forzados, la capital del imperio (2); se queda a trabajar en casa de ellos (3).

                    Sigue discutiendo en la sinagoga con judíos y simpatizantes (4). La rec. occ. deja entrever la doble táctica empleada: "Acudía a la sinagoga todos los sábados para discutir, a la par que establecía que Jesús es el Señor, tratando así de convencer no sólo a los judíos sino también a los griegos".

                   La presencia del grupo judaizante constituido por Silas y Timoteo lo mueve a consagrarse exclusivamente a los judíos (5). A pesar de "la profusión de razones y pruebas escriturísticas", según reza la rec. occ. lo rechazan de plano; esto lleva a Pablo a romper con ellos y a proclamar de nuevo (cf. 13,46) que de ahora en adelante se va con los paganos, después de rechazar toda responsabilidad en las consecuencias que podrían derivarse de este hecho para el pueblo judío (6).

                 Sin embargo, no va muy lejos en su propósito: encuentra eco en los paganos simpatizantes con el judaísmo y sus instituciones (7). Fruto de esa predicación ambigua son la conversión del jefe de la sinagoga, por un lado, y de muchos corintios, por otro (8). Lc precisa también aquí que "se bautizaban", como en otras ocasiones de esta segunda fase de la misión (cf. 16,15.33).

                Durante la "noche" de Pablo, el Señor lo anima a permanecer en Corinto, puesto que los paganos son tan "pueblo" suyo los judíos (9s), a diferencia de la tesis de Santiago, según la cual los paganos debían asimilarse al pueblo judío (cf. 15,14). Larga permanencia de Pablo en Corinto (11).


               Se recrudece la ofensiva de los judíos (cf. 14,19). El proselitismo de Pablo es contrario a las leyes y no está, por tanto, amparado por el privilegio de que gozaba la religión judía (12s). Galión se inhibe en el asunto por considerarlo una cuestión puramente religiosa (14-16). Las represalias de los paganos ("todos" sólo puede referirse obviamente a "los griegos", como muy bien precisa la rec. occ.) contra el máximo representante judío, el nuevo jefe de la sinagoga tras la conversión de Crispo, no lograrán hacer cambiar de opinión a Galión (17). Pablo y la comunidad cristiana han salido indemnes del episodio, como le había prometido el Señor (v.10).

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