viernes, 15 de abril de 2011

EPÍLOGO. Hch 28,30-30S.

                   30 Permaneció allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían a él, 
31 predicando el reinado de Dios y enseñando lo concerniente al Señor Jesús con toda valentía, sin impedimentos.

EXPLICACIÓN.

28,30S.       La tercera vez que Pablo afirma solemnemente que desde ahora se dirige a los paganos 8cf. 13,46; 18,6; 28,28) lo cumple a la letra (30). La frase decisiva es la que cierra el libro: "con toda libertad/valentía", efecto del Espíritu (cf. 4,29), "sin impedimento" (31), por haber renunciado a su nacionalismo judío, el máximo obstáculo que se había interpuesto constantemente en su labor misionera. Ahora alcanza toda su talla de apóstol.

                   Una vez que los personajes más representativos de las principales tendencias han alcanzado el ápice de su liberación personal, poniendo todas sus facultades y actividad al servicio del mensaje universalista de Jesús, Lc deja de hablar de ellos. (Así, Felipe, portavoz del grupo helenista, desaparece de escena en 8,40, reapareciendo en 21,8s a la cabeza de la comunidad paganocristiana de Cesarea; Pedro, portavoz del grupo hebreo/apostólico, sale de escena en 12,17, reapareciendo en 15,7-11 para defender la causa de los paganos.) Por eso, una vez que Pablo ha alcanzado su plena madurez de apóstol, Lc puede concluir el segundo libro. Ya no hace falta hablar más de él, pues está perfectamente en línea con el mensaje de Jesús (primer libro).

PABLO RECONOCE QUE EL ESPÍRITU LO HABÍA ENVIADO A LOS PAGANOS. Hch 28,23-28.

  23 Fijaron con él un día y fueron a verlo a su alojamiento bastante más. En su exposición Pablo les dio testimonio del reino de Dios y trataba de convencerlos de quién era Jesús alegando lo mismo la Ley de Moisés que los Profetas, y esto desde la mañana hasta el anochecer.
                   24 Mientras unos se dejaban convencer por lo que decía, otros se mostraban incrédulos.
25 Mientras se despedían sin estar de acuerdo entre ellos, Pablo añadió una sola cosa:
                  - Con razón dijo el Espíritu Santo a vuestros padres por medio del profeta Isaías:
                   26 Ve a ese pueblo y dile:
                   Por mucho que oigáis no entenderéis,
                   por mucho que miréis no veréis,
                   27 porque está embotada la mente de este pueblo,
                   son duros de oído,
                   han cerrado los ojos:
                   para no ver con los ojos,
                   ni oír con los oídos,
                   ni entender con la mente,
                   ni convertirse para que yo les cure (Is 6,9s).
                   28 Por tanto, enteraos bien de que esta salvación de Dios se ha destinado a los paganos; ellos si escucharán.

EXPLICACIÓN.

23 - 28. Las condiciones parecen óptimas para que Pablo pueda exponerles el mensaje de Jesús (23). Con todo, sus esfuerzos por ponerlos de acuerdo se revelan una vez más estériles (24). Para Pablo, que pretendía una conversión masiva y espectacular del judaísmo en algún lugar determinado para que esto incitara a los demás judíos a reconocer a Jesús como Mesías, la despedida sin ponerse de acuerdo equivale a un rechazo del evangelio (25a).

             Ante esta actitud obstinada, Pablo reconoce finalmente la obcecación del judaísmo, que se cierra en banda al plan salvífico de Dios  (cf.13,46; 18,6). Por eso, a su instrucción anterior añade unas palabras: da finalmente la razón al Espíritu Santo y echa en cara a los judíos el pasaje de Is 6,9s (25b); Pablo se distancia definitivamente del pueblo infiel (cf. 7,51s, en boca de esteban; vse. también 11,12, en boca de Pedro ).

              Recuérdese que no se ha mencionado el Espíritu Santo de3sde que Pablo puso pie en Jerusalén (última mención en 21,11). Lc ha reservado la cita extensa del oráculo de Isaías para el final de su doble obra (26s: comp. lc 8,10 con Mc 4,12).

               Después de constatar el endurecimiento y consiguiente reprobación de Israel, Pablo afirma que la salvación se destina a los paganos, convencido de que ellos harán caso del evangelio (28). Ha dado remate al largo proceso de su conversión al reconocer que su espíritu nacionalista, que había polarizado sus esfuerzos en la conversión de Israel, era un impedimento que lo desviaba de la misión que tan claramente le había confiado Jesús en el momento inicial de su conversión. (Palo lo ha ido explicitando a medida que tomaba conciencia de su verdadera misión: comp. 22,21; 26,17s con 9,5s). La rec. occ. añade el v.29: "Cuando hubo dicho esto, los judíos se marcharon, discutiendo vivamente entre sí".                 

ÚLTIMO INTENTO DE PABLO DE GANARSE A LOS JUDÍOS. Hch 28,17-22.

17 Tres días después invitó él a los judíos principales a un encuentro; cuando se reunieron les dijo:
                   - Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo o las tradiciones de nuestros padres, estoy preso desde que en la ciudad de Jerusalén me entregaron a los romanos.
18 Éstos me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque respecto a mí no existía ningún cargo que mereciera la muerte;
19 pero como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César, aunque sin intención alguna de acusar a mi nación.
20 Éste es el motivo por el que os rogué poder veros y hablar con vosotros, pues precisamente por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.
                   21 Ellos le contestaron:
                   - Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea acerca de ti ni ha llegado ningún hermano con manos informes o hablando mal de ti.
22 Sin embargo, nos gustaría saber lo que piensas, pues estamos enterados de que esta secta encuentra oposición en todas partes.

EXPLICACIÓN.

17 -22.          Sin embargo, ni siquiera llegado a Roma renuncia Pablo a su proyecto de convertir a una comunidad judía representativa. Invita a los judíos principales de la capital y les expone su caso. Justifica el hecho de haber sido entregado a los paganos -el máximo oprobio para un judío (cf. 21,11)- por la oposición sistemática de los judíos a que lo pusieran en libertad siendo inocente. Subraya, sin embargo, que con su apelación al Emperador no ha querido desacreditar a su pueblo. La única causa de su condena es la esperanza de Israel.

                    Ante los judíos de Roma Pablo hace la mejor presentación de sí mismo (17-20). Ellos, por su parte, no tienen prejuicio alguno contra Pablo; no han recibido malos informes sobre él (21). Conocen sólo vagamente la existencia de los cristianos, a quienes consideran como una secta judía más, y están enterados de la oposición que éstos encuentran por doquier (22).                   

ROMA. LA ACOGIDA DE LOS HERMANOS. Hch 28,11-16.

                   11 Al cabo de tres meses zarpamos en una nave de Alejandría que había invernado en la isla y llevaba por mascarón a los Dióscoros.
12 Tocamos en Siracusa y nos detuvimos tres días;
13 desde allí, costeando, arribamos a Regio. Al día siguiente se levantó viento sur, y llegamos a Pozuelos en dos días.
14 Encontramos allí hermanos y fuimos invitados a pasar siete días con ellos, y finalmente llegamos a Roma.
15 También allí los hermanos, que tenían noticia de nuestras peripecias salieron a recibirnos al Foro Apio y las Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró bríos.
16 Una vez entrados en Roma, le permitieron a Pablo tener su propio domicilio con un soldado que lo vigilase.

EXPLICACIÓN.

11 - 16.      Salida para Italia. Llegada a Pozuelos (Pozzuoli), estancia con la comunidad cristiana allí existente y arribo a Roma (11-14), donde son bien acogidos por la comunidad local (15). Prisión atenuada de Pablo y desaparición definitiva del "nosotros" (16).

                  Éstos aparecieron por primera vez cuando se anunció la travesía hacia Europa (16,10). (En la rec. occ. se anticipa su presentación en 11,28.). A partir del momento en que Pablo se ha visto privado de la presencia profética de Bernabé y no obstante el gran rodeo que ha hecho dar a la misión, por haber resuelto enfrentarse con la institución judía de Jerusalén 8cf. 19,21b) contra el parecer del Espíritu Santo  (cf. 19,21c; 20,3 var.; 20,23; 21,4.10-12), el grupo del "nosotros" se ha mantenido a su lado o al margen marcando con su presencia o ausencia si el camino elegido por él era recto o equivocado.

                 Ahora, una vez que Pablo ha alcanzado Roma, objetivo que le había fijado el designio divino (cf. 19,21c; 23,11), el grupo del Espíritu se separa de él definitivamente, a la manera como el ángel liberador se aparta de los personajes a quienes ayuda a liberarse (cf. 12,7-19). Dicho objetivo, Roma, viene expresado también mediante circunlocuciones tales como el "César" (27,24), "el tribunal del César" (25,10), "la apelación al César" (25,11.12.21.25; 26,32; 28,19) o la declaración por parte de Pablo de su verdadera identidad "romana" (16,37.38; 22,25.26.27.29; 23,27); todos estos términos designan al mundo pagano, campo de misión que había sido asignado a Pablo (cf. 13,47; 22,21; 26,17s) y que debía haber sido el suyo desde un principio.

MALTA. LA "SALVACIÓN" DE PABLO Y DE SUS COMPAÑEROS DE VIAJE. Hch 27,39-28,10.

  39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero divisaron una ensenada con su playa, y se propusieron varar la nave allí, si les resultaba posible.
40 Soltaron las anclas de ambos lados dejándolas caer al mar, al tiempo que soltaban las correas de los timones, izaron la vela de popa y a favor de la brisa se fueron acercando a la playa.
41 Pero toparon con un bajío y encallaron; la proa se hincó y quedó inmóvil, mientras la popa se deshacía por la violencia de las olas.
42 Los soldados resolvieron matar a los presos, para que ninguno se escapase nadando;
43 pero el centurión, decidió a salvar a Pablo, les impidió realizar su propósito; a los que sabían nadar les mando echarse al agua los primeros y salir a tierra,
44 a los demás les dijo que se valiesen de tablas o de restos de la nave. Así todos alcanzaron la tierra sanos y salvos.
28          1 Una vez a salvo, supimos entonces que la isla se llamaba Malta;
2 los indígenas nos trataron con una humanidad poco común: como estaba lloviendo y hacía frío encendieron una hoguera y nos acogieron a todos.
3 Pablo recogió una brazada de ramas secas y la echó en la hoguera, y una víbora, huyendo del fuego, se le enganchó en la mano.
4 Los indígenas, al ver al animal colgándole de la mano, comentaban:
                  - Seguro que este hombre es un asesino; se ha salvado del mar, pero la diosa Justicia no le consiente vivir.
                  5 Pablo, por su parte, sacudió al animal en el fuego y no sufrió ningún daño.
6 Los otros esperaban que de un momento a otro se hincharía o caería muerto de repente; aguardaron un buen rato y, viendo que no le pasaba nada anormal, cambiaron de parecer y empezaron a decir que era un dios.
                 7 En los alrededores de aquel lugar tenía unos campos el principal de la isla, de nombre Publio; nos recibió y nos hospedó tres días amigablemente.
8 Coincidió que el padre de Publio guardaba cama aquejado de fiebre y disentería; Pablo entró a verlo, oró, le aplicó las manos y lo curó.
9 Como consecuencia de esto los demás enfermos de la isla fueron acudiendo y se curaban.
10 Ellos a su vez nos colmaron de atenciones, y al hacernos a la mar nos proveyeron de todo lo necesario.

EXPLICACIÓN.

27,39-28,10.   Naufragio. El centurión (cf. Lc 23,47) salva a Pablo de una muerte segura (42s) Llegada "a la tierra", salvación para todos (44). Reconocimiento de la isla (28,1): "la tierra" (con art.) es figura de la nueva tierra prometida, tierra de bárbaros (2,4), representada aquí por la isla de Malta 81). También Pablo, como en otro tiempo el pueblo de Israel, "ha escapado del mar" (4b).

                       Juicio contra Pablo, al verlo mordido por una víbora (3s). Prodigiosamente no sufre daño alguno (5). El Dios de Pablo está por encima de todo lo que los paganos conocen. Entonces lo consideran un dios (5s, cf. 14,11). No se comprueba resistencia alguna de Pablo ni se habla de que les expusiera el mensaje (cf., en cambio, 14,11-18).

                      Pablo cura al padre de Publio, jefe de la isla, aquejado de fiebre (7s, cf. Lc 4,38s). Acuden los demás enfermos, y Pablo los cura (9, cf. Lc 4,40s). Pablo realiza curaciones sólo cuando ejerce la misión entre los paganos (cf. 14,3-10; 15,12; 19,11s). Los paganos los colman de bienes (10).                

LA NOCHE DE "PASCUA". Hch 27,27-38.

  27 A las catorce noches íbamos todavía a la deriva por el Adriático; hacia medianoche barruntaron los marineros que se acercaban a tierra.
28 Echaron la sonda y marcaba veinte brazas; poco más adelante volvieron a echarla, y marcaba quince.
29 Temiendo que fuéramos a dar contra unos escollos, echaron cuatro anclas a popa, implorando que se hiciera de día.
30 Como los marineros trataban de escapar de la nave y se habían puesto a arriar el bote al agua con pretexto de echar unas anclar a proa,
31 dijo Pablo al centurión y a los soldados:
                 - Si ésos no se quedan en la nave, vosotros no podréis salvaros.
                 32 Entonces cortaron los soldados las amarras del bote y lo dejaron caer.
                 33 Pablo les insistía a todos ellos en que, mientras no despuntaba el día, tomaran alimento, diciéndoles:
                 - Con hoy lleváis catorce días en vilo y en ayunas, sin probar bocado.
34 Por eso insisto en que toméis alimento, pues de ello depende vuestra salvación: y ninguno de vosotros perderá ni un pelo de la cabeza.
                 35 Dicho esto, cogió un pan, dio gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer.
36 Todos cobraron ánimos y comieron también.
37 Éramos en total a bordo doscientas setenta y seis personas.
38 Una vez satisfechos, aligeraron la nave, arrojando el trigo al mar.

EXPLICACIÓN.

27 - 38.        La noche décimo-cuarta es una alusión probable al 14 de Nissan, la noche de pascua (27, cf. Lc 23,54; Jn 19,31); lo confirmará más adelante la referencia al día décimo-cuarto (33). Cercanía de tierra (27-29). Intento de fuga de los marineros; Pablo les avisa que no se pueden salvar aisladamente; los soldados cortan toda posibilidad de huida (30-32, cf. Jn 19,32).

                   Pablo exhorta a todos a tomar alimento para recobrar las fuerzas, asegurándoles de nuevo que saldrán de esta situación (33s). Los términos en que se describe la comida recuerdan los de la Eucaristía (Lc 22,19), celebrada por Jesús "el día de los ázimos" (Lc 22,7) y por Pablo "a los catorce días" (33). Todos siguen su ejemplo (36).                

CUARTA FASE DE LA MISIÓN: ROMA. EL "CALVARIO" DE PABLO. Hch 27,1-26.

27            1 Cuando se decidió que zarpásemos para Italia, entregaron a Pablo y a varios otros presos a cierto centurión de la cohorte Augusta, de nombre Julio.
2 Embarcamos en una nave con matrícula de Adrumeto que salía para los puertos de Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica.
3 Al día siguiente tocamos en Sidón, y Julio, portándose humanamente con Pablo, le permitió visitar a los amigos para que lo atendiesen.
4 De allí nos hicimos a la mar y navegamos al abrigo de Chipre, porque los vientos eran contrarios;
5 luego atravesamos por alta mar frente a Cilicia y Panfilia y llegamos a Mira de Licia.
6 El centurión encontró allí una nave de Alejandría que se dirigía a Italia, y nos hizo embarcar.
7 Durante bastantes días la navegación fue lenta y a duras penas llegamos a la altura de Cnido; como el viento no nos era favorable, navegamos al abrigo de Creta, por bajo del cabo Salmón;
8 después de costear a duras penas la isla, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.
                     9 Se había perdido un tiempo considerable; la navegación era ya peligrosa, porque ya había pasado el ayuno de septiembre. Pablo se lo avisó
10 diciéndoles:
                    - Amigos, preveo que la travesía va a ser desastrosa con gran perjuicio no sólo para la carga y la nave, sino también para nuestras vidas.
                    11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave que a las palabras de Pablo.
12 Como además el puerto no era adecuado para invernar, los más se pronunciaron para zarpar de allí, a ver si podían alcanzar Fénix, puerto de Creta orientado al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.
                    13 Al levantarse brisa del sur, se figuraron poder realizar su proyecto; levaron anclas y fueron costeando Creta.
14 Pero de allí a poco se desató un viento huracanado, el llamado Euraquilón, procedente de la isla;
15 como la nave, arrastrada por el viento, no podía hacerle frente, nos dejamos llevar a la deriva.
16 Al pasar al abrigo de un islote llamado Cauda, a duras penas pudimos recobrar el control del bote.
17 Lo izaron a borde y reforzaron el casco de la nave ciñéndolo con cables. Temiendo ir a dar contra los bajíos de la Sirte, soltaron el flotador y siguieron así a la deriva.
18 Al día siguiente, como el temporal seguía zarandeándonos con violencia, aligeraron la carga.
19 Al tercer día arrojaron al mar con sus propias manos el aparejo de la nave.
20 Como por muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas y persistía tamaño temporal, se iba disipando toda esperanza de salvarnos.
                  21 Como llevaban mucho tiempo sin comer, Pablo se puso en pie en medio de ellos y les dijo:
                  - Amigos, debíais haberme hecho caso y no zarpar de Creta; os habríais ahorrado este desastre y este perjuicio.
22 De todos modos, ahora os recomiendo que cobréis ánimos, pues ninguna de vuestras vidas se perderá, sólo se perderá la nave;
23 porque esta noche se me ha presentado un mensajero del Dios a quien pertenezco y doy culto,
24 y me ha dicho: "No temas, Pablo, tienes que comparecer ante el César; mira, Dios te ha concedido la vida de todos tus compañeros de navegación".
25 Por eso, ánimos, amigos; yo me fio de Dios y sé que sucederá exactamente como se me ha dicho;
26 tenemos que ir a dar en una isla.

EXPLICACIÓN.

Cuarta fase de la misión: Roma (27,1-28,31): La última y definitiva fase de la misión comprende el "calvario" de Pablo (27,1-26), la noche de "pascua" (27,27-38), la "salvación" de Pablo y compañeros de misión en Malta (27,39-28,10), la travesía de Malta a Roma con la acogida de los hermanos (28,17-22), el momento en que Pablo reconoce que el Espíritu lo ha enviado a los paganos (28,23-28) y un epílogo (28,30s).

1 - 26.          Ejecución de la sentencia, en paralelo con el veredicto de Pilato (1: "Cuando se decidió... entregaron a Pablo...", cf. Lc 23,24s: "Pilato decidió... y a Jesús se lo entregó a su arbitrio"). Reaparecen los "nosotros" en el preciso momento de zarpar hacia Italia ("que zarpásemos"), itinerario señalado por Jesús 8cf. 23,11); habían desaparecido desde la entrevista de Pablo con Santiago (21,18).

                    Lc no se preocupa de indicar el modo como ese grupo ha llegado a Cesarea, pero obliga al lector a preguntarse por los motivos de su reaparición. Desde ahora su presencia será constante en toda la travesía marítima y en el viaje por tierra hasta su llegada a Roma. Todo indica que Pablo vuelve a estar en el buen camino. Durante la prolongada estancia de Pablo en Jerusalén y Cesarea sólo se mencionaron sus allegados (21,29; 23,16; 24,23).

                   Pablo va acompañado de otros presos (cf. Lc 23,32). Salida de Cesarea. La mención de Aristarco, macedonio (cf. 19,29; 20,4), recuerda la entrada de Pablo en Europa por Macedonia (16,9), que habría debido ser el primer paso hacia Roma 8cf. 20,3 y la var. occ.) (2). Deferencia hacia Pablo del centurión romano: en Sidón hay también una comunidad cristiana (3; se inspira en Lc 23,26).

                   Viaje hasta Mira: "los vientos contrarios", primera mención de las fuerzas enemigas del plan de Dios (4s). Cambio de nave; dificultad y lentitud de la travesía: el viento sigue sin serles "favorable" (6s). Escala en Buenos Puertos, en paralelo antitético con el Calvario (8: "llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos", comp. con Lc 23,33: "cuando llegaron al lugar llamado La Calavera").

                   "El ayuno de septiembre" (lit. "El ayuno") hace referencia al Yôm Qippûr (el día de la expiación), equinocio de otoño (9). Aviso de Pablo sobre el peligro de proseguir la navegación 810); a pesar de eso, el centurión decide zarpar de nuevo hacia otro puerto más seguro de Creta, al cual no llegaran (11s).

                   Salida de Buenos Puertos. "Un viento huracanado, el llamado Euraquilón",  se desencadena contra la nave (14), al igual que se desencadenaron contra Jesús las fuerzas adversarias (cf. Lc 23,35-39). La situación se va agravando hasta hacerse desesperada (15-20). El Euraquilón, viento del nordeste, procedente de Europa, podría muy bien representar las fuerzas contrarias del paganismo que se siente amenazado por el rumbo que toma la nave.


                   Pablo asegura a todos la incolumidad personal (21s). Nueva visión de Pablo, también "de noche" (cf. 23,11): el Señor le recuerda que es designio de Dios (gr. dei) que comparezca ante el César 8cf. 19,21; 23,11; 25,10) y le asegura que la vida de sus compañeros de navegación no corre peligro (23s, cf. Lc 23,43), contradiciendo sus propias previsiones (cf. 27,10). Dios lo va llevando a su destino, a pesar de la oposición de los elementos. Confianza de Pablo (25). Nueva alusión al designio divino (gr. dei): la "isla" (lit. "cierta isla") será la nueva tierra prometida.