miércoles, 9 de marzo de 2011

LA ASAMBLEA DE JERUSALÉN: EL DILEMA JUDAÍSMO-CRISTIANISMO. Conflicto sobre la validez de la Ley. Hch 15,1-5.

15                1 Unos que habían bajado de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos:
                        - Si no os circuncidáis conforme a la tradición de Moisés, no podéis salvaros.
                        2 Se produjo un altercado y una seria discusión con Pablo y con Bernabé, y determinaron que Pablo y Bernabé, con algunos más de ellos, subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y responsables sobre aquella cuestión.
                        3 Así pues, la comunidad los proveyó para el viaje, atravesaron Fenicia y Samaría refiriendo la conversión de los paganos y causando gran alegría en todos los hermanos.
4 Llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad de los apóstoles y los responsables y les contaron lo que Dios había hecho con ellos.
5 Pero algunos de la facción farisea, que se habían hecho creyentes, se levantaron para decir:
                      - Hay que circuncidarlos y mandarles que observen la Ley de Moisés.

EXPLICACIÓN.

                           La asamblea de Jerusalén (15,1-4): Comprende cinco momentos, dispuestos en forma concéntrica por contribuir a la vez un paréntesis en la misión y ser su punto crucial: conflicto en Antioquía (1s), intermedio (3-5), asamblea propiamente dicha (6-29), intermedio (30-35), nuevo conflicto en Antioquía (36-41).

                         1s. Ofensiva de los judeocreyentes contra la apertura a los paganos de la comunidad antioquena: No es posible la salvación sin hacerse antes judío; la rec. occ. distingue muy bien la doble condición que tratan de imponerles: "si no os circuncidáis y no observáis la tradición de Moisés" (1, cf. 21,21).

                        Pablo y Bernabé defienden su postura; gran tensión en la comunidad; decisión de enviar una representación a Jerusalén para aclarar de una vez la cuestión (2). La rec. occ. en lugar de "y determinaron...", precisa: "Pablo, en efecto, sostenía vigorosamente que debían permanecer como estaban cuando habían creído (cf. 11,23); pero los que habían venido de Jerusalén les ordenaron -a Pablo y Bernabé y algunos otros- que subieran para comparecer en Jerusalén ante los apóstoles y responsables, a fin de que fueran juzgados por ellos sobre aquella cuestión".

3 - 5.               De camino, ante las comunidades cristianas de origen pagano o samaritano, cuentan la conversión de los paganos, provocando en todas ellas gran alegría (3). En Jerusalén, en cambio, ante los apóstoles y los responsables de la comunidad judeocreyente, sólo hacen referencia a los beneficios que Dios les ha hecho a ellos personalmente (cf. 14,27); no se constata alegría alguna (4).

                      Intervienen entonces los elementos más conservadores de la comunidad jerosolimitana, de procedencia farisea, los mismos que habían provocado el conflicto en Antioquía, como muy bien especifica la rec. occ.: "Pero los que les habían ordenado que subieran para comparecer ante los responsables intervinieron diciendo -algunos de la facción farisea que se habían hecho creyentes-: Hay que etc.'" (Un paréntesis análogo, entre el verbo "decir" y el contenido del discurso o dicho, en 1,15.) (5a). La circuncisión es obligatoria y comporta, además, la observancia de la Ley de Moisés (5b, cf. Gál 5,3).

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