martes, 22 de febrero de 2011

SAULO. CRISIS DE SAULO, EL PERSEGUIDOR POR ANTONOMASIA. Hch 9,1-30.

9                  1 Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote
2 y le pidió credenciales para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a llevarse presos a Jerusalén a los que encontrase que seguían aquel Camino, lo mismo hombres que mujeres.
                     3 En el viaje, al acercarse a Damasco, de repente una luz celeste lo envolvió con claridad;
4 cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
                    - ¡Saúl, Saúl!, ¿por qué me persigues?
                     5 Preguntó él:
                    - ¿Quién eres, Señor?
                    Respondió éste:
                    - Yo soy Jesús, a quién tu persigues.
6 Anda, levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer.
                   7 Sus compañeros de viaje se habían detenido mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie.
8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. De la mano lo llevaron hasta Damasco.
9 Estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.

  SAULO RECOBRA LA VISTA GRACIAS A ANANÍAS.

                 10 Había en Damasco cierto discípulo de nombre Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
                 - ¡Ananías!
                 Respondió él:
                 - Aquí estoy, Señor.
                11 El Señor le dijo:
                - Ve en seguida a la calle que llaman Derecha y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Ahora está orando
12 y ha tenido una visión: que un individuo llamado Ananías entraba y le aplicaba las manos para que recobrase la vista.
                13 Ananías replicó:
                - Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus consagrados en Jerusalén;
14 y aquí tiene poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.
               15 El Señor le repuso:
               - Anda, ve, que ese hombre es un instrumento elegido por mí par que lleve mi nombre delante de los paganos y de sus reyes, así como de los israelitas.
16 Yo le mostraré cuánto tiene que padecer por ese nombre mío.
               17 Partió Ananías y entró en aquella casa, le aplicó las manos y le dijo:
               - Hermano Saúl, el Señor me ha enviado, Jesús, el que se te apareció cuando venías por el camino, para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo.
               18 Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron.
19 Luego tomó alimento y le volvieron las fuerzas.

     SAULO PROCLAMA QUE JESÚS ES EL MESÍAS.

                Pasó unos días con los discípulos de Damasco,
20 y muy pronto se puso a predicar en las sinagogas sobre Jesús, afirmando que éste es el Hijo de Dios.
21 Todos los oyentes quedaban pasmados y comentaban:
                - ¿No es éste el que se ensañaba en Jerusalén contra los que invocan ese nombre?, y ¿no había venido aquí precisamente para llevarlos presos a los sumos sacerdotes?
               22 Pero Saulo se crecía y confutaba a los judíos que residían en Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.
               23 Pasados bastantes días, los judíos se concertaron para darle muerte,
24 pero Saulo tuvo noticia de su conjura. Como día y noche custodiaban las puertas de la ciudad para matarlo,
25 sus discípulos lo cogieron de noche y lo descolgaron muro abajo en un cesto.
              26 Llegado a Jerusalén, trataba de juntarse a los discípulos; pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera discípulo.
             27 Entonces Bernabé lo acogió, lo presentó a los apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino y que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con valentía sobre la persona de Jesús.
            28 Saulo iba y venía con ellos en Jerusalén predicando con valentía sobre la persona de Jesús.
29 Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron darle muerte.
30 Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.

EXPLICACIÓN.

1-30.             La conversión de Saulo ocupa el centro del tríptico. También esta secuencia consta de tres cuadros. El primer cuadro enlaza con el intento de Saulo de suprimir a la iglesia helenista (8,3), ampliando su radio de acción a las sinagogas de la diáspora (1s).

                    La primera fase de la conversión de Saulo tiene lugar en el camino de Damasco: primero ve una luz cegadora, experiencia visual (2, cf. 22,6; 26,13); luego escucha la voz de Jesús, 
experiencia auditiva, que lo llama en arameo por su nombre ("Saúl" persigue a "Jesús", su hermano, que se identifica con los perseguidos) y lo invita a levantarse de su postración (la "caída" de Saulo manifiesta externamente el derrumbamiento que se ha producido en su interior) y a ponerse en contacto con la comunidad de Damasco (4-6, cf. 22,7s.10; 26,14-16a).

                   Los acompañantes oyen ruido de voces, pero no perciben diálogo alguno ni distinguen a nadie (7, cf. 22,9; 26,13). Saulo, por su parte, ha quedado "cegado" por la revelación que le ha hecho el Señor (8a, cf. 22,11a), de cuyo contenido sólo se enterará el lector cuando Pablo tome conciencia plena de su misión (comp. 26,16-18; 22,17-21 con el enunciado escueto del v.6); al resistirle a aceptarla, la luz celeste lo ha dejado ciego; no así a sus acompañantes, quienes, según la versión dada más tarde por Pablo mismo, vieron la luz (cf. 22,9) lo mismo que él (26,13) y lo han de llevar de la mano hasta Damasco (8b, cf. 22,11b). Los "tres días" sin comer ni beber simbolizan el estado de muerte en que se encuentra (9).

                   Segundo cuadro: Da comienzo con la presentación de un personaje que representa a los discípulos helenistas de la diáspora (10a). Ananías tiene una visión del Señor, invitándolo a ponerse en contacto con Saulo, pues lo está aguardando (10b-12). El breve forcejeo con el Señor sirve para subrayar el fanatismo a ultranza del perseguidor (13s) y la calidad del futuro apóstol (15s).

                  La misión de Ananías es doble: vencer la resistencia de Saulo a aceptar a Jesús como el Mesías fracasado ante los judíos y que ha inaugurado el reinado universal de Dios ("para que recobres la vista") y bautizarlo con Espíritu Santo ("para que te llenes de Espíritu Santo") (17).

                 Saulo recobra la vista y es bautizado con agua (18; cf.22, 13-16). No se dice que haya recibido la fuerza del Espíritu, pero sí que va recobrando fuerzas (19a). La clave para entender este principio de conversión de Saulo (la conversión plena y definitiva tendrá lugar, como se verá, al final de Hch) reside en el tema "no ver/recobrar la vista", tema que ha aflorado ya en Lc 7,22; 18,31-34 y que reaparecerá en Hch 13,11, donde se podrá apreciar una serie de referencias a la presente escena.

                 Tercer cuadro: En Damasco, Saulo se dedica a predicar a los judíos que Jesús es el Hijo de Dios (20), el Mesías (22). Extrañeza de los oyentes (21). Saulo sigue fortaleciéndose (22). Primera conjura de los judíos contra él (23, cf. v.29 y 23,12-15). Saulo tiene conocimiento de ello (24, cf. 23,16). Los discípulos burlan la vigilancia y lo hacen salir de noche (25).


                Desconfianza de la iglesia aramea que sigue instalada en "Jerusalén" (sentido sacral) (26). Bernabé se encarga de presentarlo a los apóstoles (27). Goza de libertad de movimientos en el seno de la iglesia de "Jerusalén" (28). Entra en polémica con los judíos helenistas, y éstos deciden eliminarlo (29). La persecución implacable de los judíos lo obliga a retirarse a Tarso (30).

No hay comentarios:

Publicar un comentario