viernes, 11 de febrero de 2011

RECONOCIMIENTO OFICIAL DE LA COMUNIDAD. Hch 5,17-42.

       17 Entonces el sumo sacerdote y todos los de su partido -la secta de los saduceos- se llenaron de coraje,
18 mandaron echar mano a los apóstoles y, a la vista de todos, meterlos en prisión.
19 Pero por la noche el ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
                  20 - Id, plantaos en el templo y explicadle al pueblo íntegramente este modo de vida.
                  21 Obedecieron, entraron al alba en el templo y se pusieron a enseñar.
                  Cuando se presentó el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Consejo, a saber, el pleno del Senado israelita, y mandaron traer a los presos del calabozo.
22 Se presentaron los guardias, pero no los encontraron en la cárcel y volvieron a dar parte:
                 23 - Hemos encontrado el calabozo cerrado, todo al seguro, y a los centinelas de puesto en las puertas; pero al abrir no encontramos a nadie dentro.
                24 Al oír esto, el comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué podría haber pasado con ellos.
25 Se presentó uno para informarles:
                - Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están plantados en el templo y siguen enseñando al pueblo.
                26 Salió entonces el comisario con los guardias y se los llevó sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
27 Los condujeron a presencia del Consejo, y el sumo sacerdote los interrogó:
                28 - ¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar sobre esa persona? En cambio, habéis llenado Jerusalén de vuestra enseñanza y pretendéis hacernos responsables de la sangre de este hombre.
               29 Replicó Pedro junto con los apóstoles:
               - Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros asesinasteis colgándolo de un madero.
31 La diestra de Dios lo exaltó constituyéndolo Jefe y Salvador, para otorgar a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados.
32 Testigos de estos hechos somos nosotros, y también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen.
                33 Exasperados por esta respuesta, querían darles muerte.
34 Pero se levantó en el Consejo cierto fariseo, de nombre Gamaliel, doctor de la Ley respetado por todo el pueblo; mandó que los sacaran fuera un momento
35 y les dijo:
                - Israelitas, cuidado con lo que vais a hacer con esos hombres.
36 Porque no hace mucho que surgió un tal Teudas dándoselas de ser un personaje, y se le juntó un grupo de hombres en número de cuatrocientos. Los ejecutaron, se desbandaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
37 Más tarde, cuando el censo, surgió Judas el Galileo arrastrando tras de sí gente del pueblo. También éste pereció, y se dispersaron todos sus secuaces.
38 En el caso presente mi consejo es éste: no os metáis con esos hombres, dejadlos. Si su plan o actividad es cosa humana, fracasarán;
39 pero si es cosa de Dios, no lograréis hacerlos fracasar y os expondríais a luchar contra Dios.
                 Le hicieron caso;
40 llamaron a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar de la persona de Jesús y los soltaron.
                 41 Los apóstoles salieron del Consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por la causa de Jesús.
42 Ni un sólo día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, dando la buena noticia de que Jesús es el Mesías.

EXPLICACIÓN.

17-42. Nueva reacción de los dirigentes, esta vez oficial y pública, ante la reincidencia de los apóstoles (17s). Intervención divina contra las medidas tomadas por las autoridades, con un colorido particular que evoca los relatos del éxodo (Éx 12,21.22.23.29.36.51); deben seguir enseñando al pueblo en el templo, al igual que hizo Jesús 8cf. Lc 19,47; 20,1; 21,27S) (19-21A). Comparecencia y discurso de los apóstoles ante el Consejo: la salvación de Israel no pasa a través de las autoridades (27-29).

                   Los apóstoles se declaran los posesores de la verdadera tradición israelita (30: "nuestros padres") en oposición a los dirigentes ("vosotros"). Resuena de nuevo la temática de la salvación/liberación de Israel gracias al arrepentimiento que lleva al perdón de los pecados (31), característica de la misión precursora del Bautista (cf. 2,33.36.38; 3,15,19.26 y Lc 1,16.71.77; 3,3).  Su testimonio y el que ha dado el Espíritu Santo en su segunda efusión (4,31) confirman, según ellos, que Jesús es el verdadero Jefe y Liberador de Israel (31s). No se aprecia apertura alguna a los paganos.

                  El jurista Gamaliel, en representación de la facción farisea ("cierto fariseo"), asume la defensa del grupo apostólico frente a los saduceos, que quieren acabar con ellos (33-40). Compromiso histórico: en adelante los apóstoles y, por ende, el grupo de habla aramea, ya no serán molestados. Alegría de los perseguidos; continúa la enseñanza y el anuncio de la buena noticia de Jesús como Mesías (41s). Hasta ese momento, a pesar del encargo recibido de Jesús, los apóstoles no se han movido de Jerusalén.           

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