viernes, 25 de febrero de 2011

ÉXODO DE PEDRO FUERA DE LA INSTITUCIÓN JUDÍA Hch 12,5-17.

         5 Mientras Pedro era custodiado en la cárcel, la comunidad oraba a Dios insistentemente por él.
6 Cuando Herodes iba a hacerlo comparecer, aquella noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y centinelas hacían guardia a la guerra de la cárcel.
                  7 En esto se presentó el ángel del Señor, y una luz brilló en la celda. Golpeándolo en el costado, despertó a Pedro y le dijo:
                  - Date prisa, levántate.
                  Se le cayeron las cadenas de las manos,
8 y el ángel añadió:
                  - Ponte el cinturón y cálzate las sandalias.
                  Así lo hizo, y el ángel le dijo:
                  - Échate el manto y sígueme.
                  9 Salió y se puso a seguirlo, sin saber si lo que hacía el ángel era real; más bien creía ver una visión.
10 Atravesaron la primera y la segunda guardia y llegaron al portón de hierro que daba salida a la ciudad, y se les abrió por sí solo. Salieron y, en cuanto llegaron al final de la calle, el ángel se separó de él.
                   11 Al tomar conciencia de lo sucedido, dijo Pedro:
                    - Ahora sé realmente que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío.
                   12 Una vez que cayó en la cuenta fue a la casa de María, la madre de Juan, el llamado Marcos, donde había buen número de personas orando.
13 Llamó a la puerta de la calle y una sirvienta de nombre Rosa fue a ver quién era;
14 al reconocer la voz de Pedro, le dio tanta alegría que, en vez de abrir, corrió dentro anunciando que Pedro estaba en la puerta.
15 Pero ellos le dijeron:
                   - Estás loca.
                   Ella se empeñaba en que sí. Los otros decían:
                   - Será su ángel.
                   16 Pedro seguía llamando. Abrieron y, al verl, se quedaron de una pieza.
17 Hizo señas con la mano para que se callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel y concluyó:
                   - Informad de esto a Santiago y a los hermanos.
                   A continuación salió y se marchó a otro lugar.

EXPLICACIÓN.

                       5 - 17. La liberación de Pedro de la prisión equivale a su éxodo personal, según se desprende de los números paralelos con el relato del Éxodo (Éx 12): "aquella noche" (6) o noche de Pascua (4), el ángel del Señor (7, cf. Éx 23,20), los ázimos (3), el ponerse el cinturón y las sandalias (8), la salida precipitada (9s). Se distinguen tres etapas: liberación sin que Pedro tenga conciencia de ello (7-9); cuádruple travesía (primera, segunda guardia, puerta de hierro, primera calle) de la mano del ángel (19); toma de conciencia de Pedro una vez que éste se ha apartado de él (10d-11).

                       Pedro se da cuenta de que el Señor Jesús no sólo lo ha liberado de las manos de Herodes (figura del Faraón), sino también de "toda la expectación del pueblo de los judíos" (11). El sentido de la frase no se limita a la circunstancia histórica; la "expectación"  no es solamente la de su muerte, sino principalmente la expectación mesiánica de Israel, de la que él había participado hasta ese momento (cf. 3,20s); la expresión "pueblo de los judíos" (11), insólita en boca de Pedro, marca una distancia; Pedro ya no se considera miembro de ese pueblo. Se ha completado su conversión (cf. Lc 22,32), ha renunciado a los ideales mesiánicos nacionalistas que le impedían comprender el mensaje universal de Jesús.

                       En lugar de dirigirse a la iglesia oficial, de la que había sido hasta entonces líder indiscutible y que preside ahora Santiago (cf v. 17a; 15,13; 21,18), Pedro, al "caer en la cuenta" de la profunda liberación que se ha producido en su interior, expresada figuradamente como la liberación de la prisión de seguridad (v.10), opta por ir "a la casa de ((la)) María (doble artículo), la madre de Juan, el llamado Marcos" (12a).

                      La casa representa una comunidad (12b: "reunidos orando") no mencionada hasta ahora por este nombre, presidida por una María que tampoco conocíamos, precedidas ambas de artículo referencial: no puede tratarse de otra comunidad que de la residente en la "ciudad de Jerusalén" (gr. Hierosoluma: cf. 8,1b.25; 11,2 rec. occ; 11,27), distinta de la establecida en "Jerusalén" (gr. Ierousalêm: 8,1c.14, según la rec. occ.; 9,26.28; 11,22).

                     Juan Marcos volverá a aparecer en 12,25; 13,5.13; 15,37.39; tres veces es designado con el doble nombre (12,12.25; 15,37); la última vez simplemente como "Marcos" (15,39): se trata del evangelista Marcos y, por tanto, del garante (cf. 13,5) del mensaje auténtico de Jesús.

                    Como de costumbre (cf. 4,35-5,11; 9,33-43), sirviéndose de tres personajes calificados Lc traza los rasgos característicos de la comunidad modelo: María representa el amor maternal, Juan el mensaje evangélico, Rosa el servicio (12s).

                    La escena contiene una serie de marcas que la relaciona con la de la triple negación de Pedro (Lc 23,54-62): la casa, el seguimiento, el reconocimiento de algo/alguien, la sirvienta, la identificación exacta, la salida o éxodo. El total escepticismo de los reunidos ante el anuncio de la sirvienta (15b: "Estás loca"; 15e: "Será su ángel";  16: "Se quedaron fuera de sí") contrasta con la triple identificación de Pedro en la escena de las negaciones.

                   Pedro cuenta a la comunidad el modo cómo el Señor Jesús lo ha liberado de su prisión interior (17b, cf. v.11). Seguidamente se distancia de la iglesia oficial presidida por Santiago (17c), para iniciar su definitivo éxodo (17e). Pedro ha dado remate así a la conversión que inició cuando "salió fuera" y lloró amargamente (Lc 22,62). El "otro lugar", en oposición al "lugar" por excelencia, el templo, es el terreno de la misión.          

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