miércoles, 9 de febrero de 2011

PROMESA DEL ESPÍRITU, ENCARGO DE LA MISIÓN Y ASCENSIÓN. Hch 1,3-14.

3 Fue a ellos a quienes se presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, dejándose ver de ellos durante cuarenta días, les habló acerca del reino de Dios.
4 Mientras comía con ellos les mandó:
- No os alejéis de la ciudad de Jerusalén; al contrario, aguardad a que se cumpla la Promesa del Padre, de la que yo os he hablado;
5 porque Juan bautizó con agua; vosotros, en cambio, de aquí a pocos días seréis bautizados con Espíritu Santo.
6 Ellos, por su parte, se reunieron para preguntarle:
- Señor, ¿es en esta ocasión cuando vas a restaurar el reino para Israel?
7 Pero él les repuso:
- No es cosa vuestra conocer ocasiones o momentos que el Padre ha reservado a su propia autoridad;
8 al contrario, recibiréis fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y así seréis testigos míos en Jerusalén y también en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.
9 Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos.
10 Mientras miraban fijos al cielo cuando se marchaba, dos hombres vestidos de blanco que se habían presentado a su lado
11 les dijeron:
- Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que se han llevado a lo alto de entre vosotros vendrá tal como lo habéis visto marcharse al cielo.

VUELTA A JERUSALÉN: LOS ONCE Y LOS PARIENTES DE JESÚS.

12 Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cercano a Jerusalén, a la distancia que se permite caminar un día de sábado.
13 Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran: Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago.
14 Todos ellos se perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres, además de María, la madre de Jesús, y sus parientes.

EXPLICACIÓN.

Perícopa puente (3-14): A modo de bisagra entre el primero y el segundo libro, Lc repite unos mismos temas al final del Ev. (24,36-53) y al principio de Hch. "Cuarenta días" en Lc 24,1.13.29.33.36 se habla de un único día que engloba las apariciones y la ascensión. Se trata de un período simbólico. Alude a la prueba de Israel en el desierto y al tiempo de las tentaciones de Jesús (Lc 4,1-13); en paralelo con este último caso (cf. Lc 22,28), representa todo el tiempo de la actividad de los discípulos, en que se va a poner a prueba su fidelidad al encargo de Jesús (3).

Recomendación de permanecer en "la ciudad de Jerusalén" (gr. Hierosolyma, en sentido meramente geográfico; el simple "Jerusalén", gr. Ierousalêm, tiene sentido teológico, designando la institución judía) hasta que reciban el Espíritu, personificación de la Promesa hecha por Dios a los padres (4, cf. Lc 24,49a). El tiempo de espera e inactividad será muy breve: de ahí la insistencia en que no emprendan acción alguna (cf. Lc 24,49b: lit. "quedaos sentados") (5).

Los discípulos, sin embargo, no han renunciado a los ideales de grandeza de Israel (6). En su respuesta, Jesús distingue dos aspectos: 1) preguntado por su intención, se remite al designio del Padre, pasando del horizonte inmediato ("ahora") al del futuro ilimitado: cuándo y cómo va a intervenir Dios en la historia, es cosa suya, nadie puede manipular sus planes; y él respeta y secunda la libertad de los hombres (7);    2) les expone la misión de Israel en el mundo, que no es la restauración de la gloria nacional, sino el servicio a la humanidad; son los hombres los que han de hacer la historia, y en ella se insertará la acción de Dios. Les promete el Espíritu, que les dará fuerzas para realizar su encargo: la misión universal a partir de "Jerusalén" (la institución judía), pasando por Judea y Samaría (los dos reinos de Israel), hasta alcanzar los confines de la tierra (simbolizados por Roma, al final de Hch) (8).

Ascensión (cf. Lc 24,50s). "Dos hombres" (10), cf. Lc 9,30s (Moisés y Elías) y 24,4. La vuelta de Jesús, como la ascensión, se verificará sin manifestación de gloria ni poder (11), y se realizará en la efusión del Espíritu.

Para el "regreso a Jerusalén" (12), cf. Lc 24,52. La alusión al precepto "sabático" y la segunda mención de "Jerusalén" revelan el apego de los discípulos a la institución judía. La lista de los Once no se corresponde exactamente a la de los Doce en Lc 6,14-16, además de no contener, obviamente, la mención de Judas Iscariote; el significado de esta figura ("Judas/judaísmo") se traslada ahora a Judas el de Santiago (13).


La estancia en la "sala de arriba" (13) y la perseverancia en "la oración" (14), sin calificativo alguno, describen la misma actitud favorable al judaísmo que habían definido en el Ev. con la frase conclusiva: "Y estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios" (Lc 24,53). La mención de los parientes de Jesús se revelará intencionada.

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