miércoles, 13 de abril de 2011

TERCERA APOLOGÍA DE PABLO, ANTE EL REY JUDÍO AGRIPA. Hch 25,13-27.

 13 Transcurridos unos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo;
14 como se entretuvieron allí varios días, Festo puso al rey en antecedentes del caso de Pablo, diciéndole:
                   - Tengo aquí cierto individuo que Félix ha dejado preso;
15 cuando estuve en la ciudad de Jerusalén, los sumos sacerdotes y los senadores judíos presentaron querella contra él, exigiendo su condena.
16 Les respondí que no es costumbre romana ceder a un individuo sin más ni más; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para tener ocasión de defenderse de lo que se le inculpa.
17 Cuando se reunieron aquí, yo, sin dilación alguna, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a ese hombre.
18 Pero, cuando los acusadores lo rodearon, no aducían ningún cargo grave de los que yo suponía:
19 se trataba de ciertas controversias con él acerca de su propia religión y, en particular, acerca de un tal Jesús, que había muerto, pero que Pablo sostenía que estaba vivo.
20 Yo, no sabiendo a qué atenerme en los asuntos que se discutían, le propuse si quería ir a la ciudad de Jerusalén y ser juzgado allí sobre aquello.
21 Pero como Pablo ha apelado, pidiendo seguir en la cárcel hasta que decida el Augusto, he dado orden de dejarlo preso hasta que pueda remitirlo al César.
                   22 Agripa le dijo a Festo:
                   - Me gustaría a mí también oír a ese individuo.
                   Festo contestó:
                   - Mañana lo oirás.
                   23 Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron con gran pompa y entraron en la sala de audiencias acompañados de jefes militares y de las personalidades de más relieve de la ciudad. A una orden de Festo llevaron a Pablo.
24 Festo declaró:
                   - Rey Agripa y señores todos aquí presentes: ¿veis a este hombre? Pues la población judía toda entera ha acudido a mí, tanto en la ciudad de Jerusalén como en ésta, clamando que no debe vivir un día más.
25 Yo, por mi parte, he comprendido que no ha cometido nada que merezca la muerte, pero, como él personalmente ha apelado al Augusto, he resuelto enviárselo.
26 Sin embargo, no tengo nada preciso que escribir al soberano acerca de él: por eso lo he hecho comparecer ante vosotros y especialmente ante ti, rey Agripa, para, una vez celebrada esta audiencia, tener materia para mi informe;
27 pues me parece absurdo enviar un preso sin especificar al mismo tiempo los cargos que se le hacen.

EXPLICACIÓN.

13 - 27.         Visita a Cesarea de Agripa II, biznieto de Herodes el Grande (Lc 1,5), acompañado de su hermana Berenice (13). Agripa tiene por "mujer" a su hermana, mientras que Herodes Antipas había tomado la mujer de Filipo (Lc 3,1-19).

                     Al igual que había hecho el comandante romano en su informe a Félix (23,26-30), también Festo deforma los hechos para quedar bien (comp. v. 16 con v.11). Repite, prácticamente en los mismos términos lo ocurrido en la sesión anterior. Lc pretende subrayar el alcance de la apelación de Pablo al César, que motiva su viaje a Roma, meta señalada por el Señor (23,11; cf. 19,21) (14-21). Curiosidad de Agripa (22, cf. Lc 23,8).

                  Sesión solemnísima (23). Festo notifica a su ilustre auditorio que el pueblo judío en su totalidad considera a Pablo como su máximo enemigo y exige su muerte inmediata (24). Lc ha ido construyendo una gradación creciente de odio judío hacia Pablo para llegar a esta afirmación hiperbólica. que  muestra el fracaso total de Pablo ante sus connacionales, tal como el Señor le había anunciado poco después de su conversión (cf. 22,18). También Festo afirma la inocencia de Pablo (cf. 23,29: comp. con Lc 23,4); por eso recurre a Agripa, para recabar los informes imprescindibles que deben acompañar al acusado (25-27, cf. Lc 23,7-15).                  

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