viernes, 8 de abril de 2011

ANTE EL CONSEJO: PABLO SE ALINEA CON LOS FARISEOS. Hch 22,30-23,11.

30 Al día siguiente, queriendo sacar en limpio de qué lo acusaban los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Consejo en pleno, hizo bajar a Pablo y lo presentó ante ellos.
23          1 Pablo, mirando fijamente al Consejo, dijo:
                   - Hermanos, yo hasta el día presente he procedido con Dios con la mejor conciencia.
                   2 A esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a sus ayudantes que le dieran un golpe en la boca.
3 Pablo replicó:
                   - Dios golpeará a ti, muro encalado; estás ahí sentado para juzgarme conforme a la Ley y ¿violas la Ley mandando que me peguen?
                   4 Los presentes dijeron:
                   - ¿Insultas al sumo sacerdote de Dios?
                   5 Respondió Pablo:
                   - No sabía, hermanos, que fuese sumo sacerdote. Si, la Escritura dice: "No maldecirás al jefe de tu pueblo" (Ex 22,27).
                   6 Sabiendo Pablo que una parte de ellos eran saduceos y otra fariseos, gritó en medio del Consejo:
                   - Hermanos, yo soy fariseo, discípulo de fariseos. Me juzgan por la esperanza en la resurrección de los muertos.
                   7 Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida.
8 ( Es que los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras los fariseos admiten todo eso.)
                   9 Se armó un griterío enorme, y algunos letrados del partido fariseo se pusieron en pie protestando enérgicamente:
                   - No encontramos nada de malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?
                   10 Como el altercado arreciaba, el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó que bajara la tropa para arrebatárselo y llevárselo al cuartel.
                   11 La noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo:
                   - ¡Ánimo!, porque lo mismo que has declarado públicamente en Jerusalén el mandato que te di, tienes que dar testimonio también en Roma.

EXPLICACIÓN.

22,30-23,11.    El comandante  sigue sin conocer los motivos de la hostilidad contra Pablo; para averiguarlos lo hace comparecer ante el Consejo judío (22,30). Pablo, sin haber sido interpelado, toma la palabra y afirma su sinceridad (23,1, cf. Jn 18,20).

                       El sumo sacerdote lo hace enmudecer (21; cf. Jn 18,22): Pablo había apelado a él y al Consejo como testigos de su conducta de perseguidor (22,5); su actual proceder debía parecerles una traición imperdonable, y su pretensión de sinceridad les resulta intolerable.

                      Pablo, en estilo profético, acusa al sumo sacerdote de haber violado la Ley (cf. Lv 19,15), haciéndolo golpear antes de haber pronunciado veredicto alguno (3, cf. Jn 18,23). En su disculpa reconoce que el sumo sacerdote es el "jefe del pueblo" (Éx 22,27), pueblo al cual él se siente muy vinculado (cf. 21,39; 22,3) (4s).

                      Mediante una sutil maniobra, Pablo no sólo se zafa del interrogatorio, sino que obliga a los fariseos a ponerse de su parte: conocedor de la secular enemistad entre los saduceos y los fariseos (6a), proclama a voz en grito su filiación farisea (6b: "Yo soy fariseo, hijo/discípulo de fariseos"). Es la tercera vez que confiesa su identidad, "judío y fariseo" (cf. Lc 22,60), mostrando que no ha roto con su pasado.

                    Para ahondar aún más las divisiones, afirma que la causa de su proceso es la esperanza mesiánica cifrada en la resurrección de los muertos (6c). De este modo se enemista a los saduceos y se alía con los fariseos (7-9; cf. 5,34-39).

                   Ante el tribunal, Pablo no ha dado testimonio de Jesús; pretende sólo salir de la situación en que se ha metido; no está dispuesto a morir por Jesús en Jerusalén, en contra de lo que había proclamado (cf. 21,13).

                    En la cuestión sobre la resurrección, la escena tiene un claro paralelo en el Ev.: compárese la glosa lucana sobre las creencias de los saduceos y de los fariseos (8) con una glosa similar relativa a los saduceos (Lc 20,27). Asimismo, mientras los letrados del partido fariseo (cf. Lc 5,30) afirman que Jesús ha respondido correctamente a los saduceos (Lc 20,39), también ahora "algunos letrados del partido fariseo" se ponen abiertamente del lado de Pablo protestando enérgicamente (9). Pero, al contrario que Pablo, Jesús los desenmascaró inmediatamente (cf. Lc 20,46).

                   La escena de la triple negación de Pedro finalizaba con signo optimista y reconfortante (cf. Lc 22,61s), también la escena en que Pablo ha confesado por tercera vez su identidad judía/farisea concluye de forma optimista: el Señor se le presenta durante "la noche" (11a); lo anima (11b) a proseguir el testimonio que ha dado en Jerusalén de palabra (significado del gr. diamarturomai) sobre el encargo que le había confiado de dirigirse a los paganos (11c, cf. 22,18.21) confirmándolo en Roma con su vida y actividad misionera (gr. martureô): tal es el designio divino (gr. dei, impersonal divino, cf. 19,21c), que se dedique en Roma a la misión entre los paganos (11d).                  

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