8 Residía en Listra cierto individuo inválido de las piernas, lisiado de nacimiento, que nunca había podido andar.
9 Éste había escuchado las palabras de Pablo; Pablo se le quedó mirando y viendo que tenía una fe capaz de curarlo,
10 le dijo en voz alta:
-¡Levántate en pie, derecho!
Dio un salto y echó a andar.
11 Las multitudes, al ver lo que Pablo había hecho, exclamaron en la lengua de Licaonia:
-¡Los dioses en figura de hombres han bajado hasta nosotros!
12 A Bernabé lo llamaban Zeus, a Pablo Hermes, porque él era el portavoz del mensaje.
13 El sacerdote del templo de Zeus, que estaba a la entrada de la ciudad, hizo llevar a las puertas toros y guirnaldas, y con el gentío quería ofrecerles un sacrificio.
14 Al enterarse los apóstoles, Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto y rompieron por medio de la multitud,
15 gritando:
-¿Qué vais a hacer? Nosotros somos hombres mortales igual que vosotros, y la buena noticia que os anunciamos es que dejéis esos falsos dioses y os convirtáis al Dos vivo, que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen.
16 En las edades pasadas, él dejó que cada nación siguiera su camino;
17 aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandándoos desde el cielo estaciones fértiles, lluvias y cosechas, dándoos comida y gozo en abundancia.
18 Con estas palabras disuadieron a las multitudes, aunque a duras penas, de que les ofrecieran sacrificio.
19 Pero se presentaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron el gentío; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo ya por muerto.
20a Pero, cuando lo rodearon los discípulos, él se levantó y entró en la ciudad.
EXPLICACIÓN.
8-20a La rec. occ. conserva la introducción a la nueva escena: "Pablo y Bernabé permanecieron en Listra". El inválido de Listra, descrito con rasgos que subrayan la absoluta carencia de libertad de movimientos y de iniciativa, es figura ("cierto individuo") del paganismo (8; cf. 3,2: el inválido figura del judaísmo), inmovilizado por los cultos/religión paganos (como lo estaba aquél por el culto/religión judíos).
Ha llegado la hora de su liberación (9). Adquiere la plena condición humana; la rec. occ. conserva toda la solemnidad de la orden de Pablo: "A ti te digo, en nombre del Señor Jesús Mesías, ponte en pie, derecho, y echa a andar", y subraya la inmediatez de la curación: "Y, en seguida se puso en pie al instante de un salto y echó a andar" (10).
Las multitudes identifican con sus dioses a Bernabé y a Pablo (11). Aparece la relación entre ambos: Bernabé, aunque nunca toma la iniciativa, es considerado como la figura principal (cf. 13,2); Pablo es su intérprete (12). Se ve que la predicación de Pablo (v.9) no ha exigido a los oyentes una verdadera ruptura con el pasado (13).
Los apóstoles tratan de hacer desistir a la gente de su culto idolátrico (14). La comunidad misionera proclama un cambio radical de valores, pero en la línea de la catequesis judía (cf. Éx 20,11 y Sal 146,5) para los paganos (15-17). Apenas si logran disuadirlos (18).
Continúa la persecución implacable por parte de los judíos (19a). La lapidación de Pablo recuerda la de Esteban (cf. 7,58), pero con los términos invertidos: primero apedrean a Pablo y luego lo sacan de la ciudad dándolo por muerto (19b). Los judíos no le perdonan que no haya impuesto a los paganos la circuncisión y la observancia de la Ley. El judaísmo ha roto con Pablo (19c: "dándolo ya por muerto"). Éste revive en la comunidad de origen pagano (20a).
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