martes, 15 de marzo de 2011

CONVERSIÓN DEL CARCELERO PAGANO. Hch 16,25-40.

                    25 A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos escuchaban.
26 De repente se produjo un temblor de tierra tan violento que sacudió los cimientos de la prisión; se abrieron de golpe todas las puertas y a todos se les soltaron las cadenas.
27 El carcelero se despertó, y al ver las puertas de la cárcel abiertas de par en par, tiró de machete para suicidarse, pensando que los presos se habían fugado.
28 Pablo le dijo a voz en grito:
                   - No te hagas ningún daño, que estamos todos aquí.
                  29 Pidió una lámpara, saltó dentro y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas,
30 los sacó fuera y les preguntó:
                  - Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?
                 31 Le contestaron:
                 - Cree en el Señor Jesús y os salvaréis tú y tu familia.
                 32 Y le expusieron el mensaje del Señor, a él y a todos los de su casa.
33 El carcelero se los llevó consigo a aquellas horas de la noche, les lavó las heridas y se bautizó sin tardar con todos los suyos;
34 luego los subió a su casa, preparó la mesa y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
                35 Al hacerse de día, los magistrados enviaron a los alguaciles con este recado:
                - Pon en libertad a esos hombres.
               36 El carcelero le comunicó a Pablo estas palabras diciéndole:
               - Los magistrados mandan a decir que se os ponga en libertad; ahora, por tanto, salid y marchaos en paz.
               37 Pero Pablo les replicó:
              - ¡Cómo! Nos azotan en público sin previa sentencia, a nosotros que somos ciudadanos romanos, nos meten en la cárcel ¿y ahora pretenden echarnos a escondidas? ¡Ni hablar! Que vengan ellos en persona a sacarnos.
               38 Los alguaciles comunicaron la respuesta a los magistrados. Al oír que eran ciudadanos romanos, les entró miedo
39 y fueron a excusarse; los sacaron fuera y les rogaron que se marcharan de la ciudad.
               40 Al salir de la cárcel, fueron a casa de Lidia y, después de ver a los hermanos y de alentarlos, se marcharon.

EXPLICACIÓN.

25 - 40.      La escena de la cárcel constituye un paréntesis literario (25-34) y está centrada en la conversión del carcelero pagano. La liberación interior de Pablo y Silas tiene su origen en la actitud abierta, de "oración y alabanza", del grupo misionero (25): Pablo, renunciando momentáneamente a sus principios, deja de ofrecer resistencia al designio divino (26a, cf. 2,2; 4,31), y una vez liberado (26b, cf. 12,7-10), accede a la petición formulada por el carcelero (30), no imponiéndole más condición para ser cristiano que la fe en Jesús como Señor (31). Se crea así en Filipos una comunidad de origen pagano: bautismo y eucaristía (32-34).

                 El paréntesis ha servido para mostrar a Pablo y a Silas que su campo de misión estaba entre los paganos (37: "somo ciudadanos romanos"; cf. v.21). Forzados por los acontecimientos, van dejando de lado su visión particularista ("judíos", v.20), reconociendo la misión universal ("romanos") que les ha sido encomendada. Pero su liberación (35s) es sólo momentánea; vuelven a la comunidad judaizante (40). Cuentan allí, según la rec. occ. "lo que el Señor ha hecho por ellos" (cf. 14,27; 15,4b), siguiendo el paralelo con el gergeseno (Lc 8,39).

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