11 Zarpando a Tróade
navegamos derechos a Samotracia. Al día siguiente salimos para Neápolis
12 y de allí para la
ciudad de Filipos, la principal colonia romana del distrito de Macedonia. En
esta ciudad nos detuvimos unos días.
13 El sábado salimos
a las afueras y fuimos bordeando el río hasta donde pensábamos que había un
lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a hablar a las mujeres que se
habían reunido.
14 Cierta mujer de
nombre Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que era adicta al
judaísmo, estaba escuchando, y el Señor le abrió el corazón para que hiciera
caso de lo que Pablo hablaba.
15 Cuando se bautizó
con su familia, nos suplicó:
- Si estáis convencidos de que soy
fiel al Señor, venid a hospedaros en mi casa.
Y nos obligó a aceptar.
EXPLICACIÓN.
11 - 15. El
Espíritu los ha llevado derechos a Filipos, ciudad enteramente pagana, donde ni
siquiera hay sinagoga (11s); los aparta del ambiente judío y de su
nacionalismo. Pero Pablo no ha perdido la esperanza de encontrarse con sus
connacionales: por eso elige el sábado para reunirse en un lugar de oración
apartado (13a). La rec. occ. ., al utilizar una construcción impersonal
("donde parecía") no atribuye intencionalidad al grupo anónimo en la
búsqueda de ese lugar de oración.
Mientras esta comunidad ideal se dedica a enseñar a un corro de mujeres
paganas (13b), Pablo tiene como oyente asidua a otra mujer, Lidia, que no es
natural de la ciudad y que encarna ("cierta mujer") a los paganos que
simpatizan con la religión judía (14a); gracias a la intervención directa del
Señor, ésta hace caso de las enseñanzas de Pablo (14b), se convierte y se
bautiza (15a).
Se
observa cierto paralelo entre esta escena y la de Emaús: los discípulos de
Emaús obligaron a Jesús a quedarse con ellos, y éste les abrió los ojos para
que comprendieran el sentido de las Escrituras sobre su mesianismo (Lc
24,29.31); el Señor abre ahora el corazón de Lidia para que comprenda el
mensaje contenido en la predicación de Pablo, y ésta obliga al grupo ideal a
quedarse en su casa para que confirme a la nueva comunidad creyente (15b). Las
sucesivas intervenciones del Señor (recuérdese 5,19s; 8,26; 10,13ss; 11,7ss;
12,7ss; 11.17) tratan de salvar a Pablo de un fracaso rotundo, dada su buena
fe.
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