23 Fijaron con él un
día y fueron a verlo a su alojamiento bastante más. En su exposición Pablo les
dio testimonio del reino de Dios y trataba de convencerlos de quién era Jesús
alegando lo mismo la Ley de Moisés que los Profetas, y esto desde la mañana
hasta el anochecer.
24 Mientras unos se dejaban
convencer por lo que decía, otros se mostraban incrédulos.
25 Mientras se
despedían sin estar de acuerdo entre ellos, Pablo añadió una sola cosa:
- Con razón dijo el Espíritu
Santo a vuestros padres por medio del profeta Isaías:
26 Ve a ese pueblo y dile:
Por mucho que oigáis no
entenderéis,
por mucho que miréis no
veréis,
27 porque está embotada la
mente de este pueblo,
son duros de oído,
han cerrado los ojos:
para no ver con los ojos,
ni oír con los oídos,
ni entender con la mente,
ni convertirse para que yo
les cure (Is 6,9s).
28 Por tanto, enteraos bien de que esta
salvación de Dios se ha destinado a los paganos; ellos si escucharán.
EXPLICACIÓN.
23 - 28. Las condiciones parecen óptimas para que Pablo
pueda exponerles el mensaje de Jesús (23). Con todo, sus esfuerzos por ponerlos
de acuerdo se revelan una vez más estériles (24). Para Pablo, que pretendía una
conversión masiva y espectacular del judaísmo en algún lugar determinado para
que esto incitara a los demás judíos a reconocer a Jesús como Mesías, la
despedida sin ponerse de acuerdo equivale a un rechazo del evangelio (25a).
Ante esta
actitud obstinada, Pablo reconoce finalmente la obcecación del judaísmo, que se
cierra en banda al plan salvífico de Dios
(cf.13,46; 18,6). Por eso, a su instrucción anterior añade unas palabras:
da finalmente la razón al Espíritu Santo y echa en cara a los judíos el pasaje
de Is 6,9s (25b); Pablo se distancia definitivamente del pueblo infiel (cf.
7,51s, en boca de esteban; vse. también 11,12, en boca de Pedro ).
Recuérdese que no se ha mencionado el
Espíritu Santo de3sde que Pablo puso pie en Jerusalén (última mención en
21,11). Lc ha reservado la cita extensa del oráculo de Isaías para el final de
su doble obra (26s: comp. lc 8,10 con Mc 4,12).
Después de constatar el endurecimiento y
consiguiente reprobación de Israel, Pablo afirma que la salvación se destina a
los paganos, convencido de que ellos harán caso del evangelio (28). Ha dado
remate al largo proceso de su conversión al reconocer que su espíritu
nacionalista, que había polarizado sus esfuerzos en la conversión de Israel,
era un impedimento que lo desviaba de la misión que tan claramente le había
confiado Jesús en el momento inicial de su conversión. (Palo lo ha ido
explicitando a medida que tomaba conciencia de su verdadera misión: comp.
22,21; 26,17s con 9,5s). La rec. occ. añade el v.29: "Cuando hubo dicho
esto, los judíos se marcharon, discutiendo vivamente entre sí".
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